Leyenda

Cuando el dios Elel hizo el río Futaleufú

Hace muchas lunas, tantas corno copos de nieve arroja el invierno sobre las cumbres del Anhelo Pan, una hermosa joven tehuelche, llamada Aoni, recogía las flechas de sol que llegaban a través del follaje. Una tras otra, las arrojaba hacía lo alto para recibir un dorado baño de luz, hasta que ya no quedaron flechas de sol en el bosque. Había llegado la noche. Y tanto había ido de aquí para allá, disfrutando del juego, que de pronto se encontró perdida. Decidió entonces subir a las cumbres para desde allí ver los fogones de su campamento pero fue inútil. La oscuridad era impenetrable. Hasta que, repentinamente, un helado resplandor iluminó el lugar y una voz áspera preguntó.

---- -----¿Qué buscas en este lugar, Aoni?

La joven india, paralizada ante la terrible figura de Atzkanakatz, el espíritu del mal, exclamó:

-----Me he extraviado, poderoso señor. Te suplico que no me hagas daño. El malvado espíritu, cautivado por la belleza de Aoni, aulló:

-----Te devolveré a los tuyos esta noche, pero mañana cuando el sol comience a salir, iré a buscarte y -vendrás conmigo. Aoni no Supo cómo sucedió, pero en ,un instante se encontró en medio de su campamento.

Y poco después, entre sollozos, relataba a los suyos la promesa de Atzkanakatz. Orkey, un joven y valiente cazador que amaba en secreto Aoni, se puso de pie con sus armas de guerra y juró salvarla de las garras del espíritu del mal. Tornó la mano de la chica y en medio del silencio y la sorpresa general, desapareció con ella en las sombras de la noche. Si me salvas seré tu esposa -gritó ella-. Si no lo consigues, prefiero morir... Atzkanakatz se presentó en el campamento al amanecer y, lleno de furia por no encontrar a Aoni, Comenzó a mover montañas, buscándola. Como no la encontraba, derritió la nieve de los picos más altos para que el valle se convirtiera en un imponente lago. Orkey y Aoni, fatigados de tanto correr, se vieron de pronto rodeados por aguas que crecían y amenazaban cubrirlos muy pronto. Pero entonces apareció Elel, el espíritu del bien, quien con su gigantesca hacha de piedra abrió en una de las paredes del lago una profunda hendidura, por donde las aguas se escurrieron rápidamente. Y fue aquél el nacimiento de un río, que llamaron Futaleufú, el día que un dios bueno salvó el amor de Orkey y Aoni.

Leyenda tehuelche