Caracteristicas

Desde 1940 el presidente Roberto M. Ortiz había delegado el mando en el vicepresidente Ramón S. Castillo por razones de salud. Este ejerció la presidencia en forma provisional hasta 1942. Ese año Ortiz renunció a su cargo y R. S. Castillo asumió la presidencia de la Nación.



Obra de Gobierno

Durante el gobierno de Ramón S. Castillo se creó la Flota Mercante Nacional, se nacionalizó el puerto de Rosario y el ferrocarril del Estado (hoy Gral. Belgrano), se construyerón la Avenida Gral. Paz y Fabricaciones militares.

La guerra europea agravó los problemas económicos de nuestro país. A pesar de las presiones diplomáticas de los EUA el presidente Castillo mantuvo la neutralidad argentina en el conflicto.

Si bien en el aspecto internacional sostuvo la misma actitud que su antecesor, el nuevo presidente no estaba interesado como Ortiz en las reformas de la vida política nacional. En esta etapa se sucedieron las denuncias sobre corrupción que involucraban a ministros de la Nación y a otros funcionarios y que determinaron, incluso, la disolución del Consejo Deliberante de la Ciudad de Bs. As.

Frente a la revolución presidencial, el oficialismo apoyó la candidatura del conservador Robustiano Patrón Costas. Este era un poderoso terrateniente del interior del país y dueño de una de las más grandes industrias azucareras argentinas. Se decía que sus trabajadores vivían en un régimen de semi-esclavitud.

La oposición, integrada por radicales, socialistas, demócratas progresistas y comunistas, intentaban una coalición para evitar el regreso de los conservadores al poder. Las muertes de Alvear, en 1942, y de Justo, en enero de 1943, habían dejado un vacío político que el oficialismo pretendía aprovechar.

La Convención de la Concordancia conservadora-antipersonalista que lanzaría la candidatura de Robustiano Patrón Costas debían reunirse el 04 de junio de 1943, fecha en que estalló la revolución encabezada por el general Arturo Rawson.

La Revolución del 4 de Junio de 1943

La candidatura de R. Patrón Costas, cuya figura representaba el fraude y la corrupción de los años '30, desencadenó la intervención del Ejército el 4 de junio de 1943. El derrocamiento de Castillo contó también con el apoyo de los radicales y de los Estados Unidos que presionaban para que la Argentina adoptaran una postura más clara con respecto a la guerra.

Durante 1942 Estados Unidos había lanzado una campaña que calificaba al gobierno argentino de fascista y favorable al Eje. La acusaciones se basaban en los subsidios que la embajada alemana otorgara a sectores de la prensa argentina y los tratos del gobierno con algunas firmas alemanas. En aquel año circularon en Bs. As. rumores de una inminente invasión desde Brasil, lo mismo que de un proyecto de ocupación de Comodoro Rivadavia por marines norteamericanos.

En un primer momento los objetivos del golpe resultaron confusos y cada sector político pensó que la revolución lo beneficiaría. Las tropas avanzaron desde campo de Mayo hacia la capital sin encontrar resistencia. Sólo se registró un pequeño incidente frente a la Escuela de Mecánica de la Armada donde resultaron muertos dos militares y hubo civiles heridos.

El Ejército, si bien convencido de la necesidad del golpe, estaba dividido acerca de que actitud tomar después. Una facción, la de más importancia en número y jerarquía, se inclinaba por un gobierno de coalición de tendencia liberal como el de Ortiz y un acercamiento a los norteamericanos. Otra facción, integrada por nacionalistas, optaban por resistir la presión norteamericana, conservar la neutralidad, armar a la Nación. Dentro de este grupo operaba el GOU (Grupo de Oficiales Unidos), logia o grupo de presión compuesto por oficiales relativamente jóvenes en la mitad de la jerarquía castrense. Este organismo, constituído en marzo de 1943, desarrollaba sus reuniones en secreto y sus verdaderos objetivos nunca fueron claramente dilucidados. Sus ideas predominantes eran: el anticomunismo y la soberanía económica. Formaban el grupo tres coroneles en actividad: Miguel A. Montes, Juan D. Perón y Emilio Ramírez; unos trece Tenientes Coroneles, dos o tres mayores y un capitán.

La división del Ejército era evidente y sólo el prestigio del Gral. Arturo Rawson logró unir a los sectores del mismo con los de la Marina para derrocar a Castillo.

Al asumir el poder Rawson formó un gabinete heterogéneo y en su mayoría civil que no conformó a nadie. A los tres días del golpe Rawson fue depuesto. El Gral. Pedro Ramírez, ministro de guerra de Castillo, asumió el mando. Su nombramiento fue bien recibido en Washington mientras aumentaba la inquietud en la embajada alemana en Buenos Aires. Sin embargo la política seguida por Ramírez contradijo esas expectativas.