La crisis
económica mundial que estalló en 1929 tuvo serias repercusiones en Argentina.
El desempleo y otras dificultades provocaron una profunda inquietud social y
política. En 1930, después de una segunda presidencia de Yrigoyen, los
conservadores -apoyados por el Ejército dirigido por Uriburu- dieron un golpe
militar filofascista que interrumpió, por primera vez desde 1853, la
continuidad constitucional y un ciclo de progreso. Tras dos años en el poder,
comenzaría un periodo denominado la 'Década Infame', caracterizado por el
fraude electoral y la corrupción. Las condiciones económicas mejoraron
sensiblemente durante el mandato del general Agustín Justo, aunque se
intensificó la agitación política, que culminó con fallidas rebeliones del
Partido Radical en 1933 y 1934. En el periodo anterior a las elecciones
presidenciales de 1937, las organizaciones fascistas incrementaron sus
actividades. En mayo de 1936 se produjeron los comicios de renovación
presidencial. El gobierno auspició a los candidatos de la Concordancia: el
ex-ministro Roberto M. Ortiz para presidente, y Ramón S. Castillo para
vicepresidente. La unión Cívica Radical proclamó las candidaturas de
Alvear-Mosca, y el socialismo la de Respetto-Orgaz. Verificadas las
elecciones, el triunfo correspondió a los candidatos oficialistas mediante el
fraude electoral. No obstante, contrariamente a las expectativas y exigencias
de sus seguidores, Ortiz tomó decididas medidas para fortalecer la
democracia: se reprimieron las actividades subversivas de los agentes
alemanes, que se habían incrementado tras la victoria del nacionalsocialismo
en Alemania, y la corrupta maquinaria electoral del país fue desarticulada.
Al estallar la IIGuerra Mundial, Ortiz proclamó la neutralidad de Argentina,
aunque posteriormente colaboró estrechamente con las demás repúblicas
americanas en asuntos propios de la defensa del hemisferio. |
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