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Mientras
tanto, como se había pactado en San Nicolás, Urquiza era el jefe del gobierno
provisional hasta la aprobación de la nueva Constitución. Desde Buenos Aires,
Bartolomé Mitre rechazó la incorporación de esta ciudad a la federación; la
cámara legislativa lo escuchó y no aceptó la nueva Constitución. Al renunciar
López y Planes -gobernador de Buenos Aires-, Urquiza dio un golpe de Estado.
La provincia fue recuperada por los porteños en la revolución de 1882; así se
formó la Confederación Argentina -con capital en Paraná y con Urquiza como
Presidente- por un lado, y el Estado de Buenos Aires -que no proclamaba su
independencia ni se unía a la Confederación- por otro. Esta situación ambigua
de Buenos Aires se prolongó durante diez años.
En 1858 se
produjo la batalla de Cepeda, en la que Urquiza venció. A pesar de ello, no
quiso entrar en la ciudad y pidió que se restituyera al Gobernador, que era
ultra porteñista, para llegar al Acuerdo de San José de Flores, por el que
Buenos Aires se comprometía a formar parte de la Confederación. El problema
de la capital suscitó nuevos conflictos: Buenos Aires no deseaba entregar la
ciudad para su federalización y en 1861 se produjo la batalla de Pavón, entre
Buenos Aires y la Confederación, en la que no hubo un vencedor definido.
Urquiza retrocedió hasta Entre Ríos y Mitre -al mando del ejército de Buenos
Aires- y cruzó hasta el Rosario. En 1862 se realizaron las elecciones y Mitre
fue elegido presidente de la nación; durante este tiempo se declaró que
Buenos Aires sería la ciudad huésped del gobierno nacional, sólo de forma
provisional.
En 1866, el
litigio entre Paraguay y Uruguay hizo que el primero entrara en territorio
argentino; así se produjo la sangrienta guerra de la Triple Alianza (Brasil,
Argentina y Uruguay). Entre 1866 y 1870, los ejércitos de los tres países
invadieron Paraguay y mataron a las tres cuartas partes de la población
paraguaya (90% de la población masculina).
Entre 1862 y
1880 se sucedieron los gobiernos de Mitre, Sarmiento y Avellaneda, gobiernos
que pusieron los cimientos para la construcción de la Argentina moderna;
durante los mismos, las actuaciones prioritarias se centraron en la
educación, la inmigración y la libertad económica, aunque no se deben olvidar
otros hechos que disminuyeron el prestigio de estos gobiernos, tales como la
campaña del Desierto (1879-1880).
El país,
aunque con algunos conflictos, estaba pacificado y organizado
institucionalmente. Durante el gobierno de Avellaneda se decidió incorporar
el norte de la Patagonia al país, empresa llevada a cabo por un ejército al
mando de Julio Argentino Roca; los malones indígenas eran una amenaza en la
frontera. Hoy se sabe que hubiera sido mejor una alianza con los indígenas
que, seguramente, hubieran aceptado integrarse al país, pero se eligió el
argumento de las armas. Durante este gobierno Buenos Aires fue proclamada la
capital federal (luego el distrito se extendió hasta lo que es en la
actualidad). Dardo Rocha (gobernador de la provincia de Buenos Aires) fundó
la ciudad de La Plata, que se convirtió en la capital de la citada provincia.
Al regresar
victorioso, Roca fue elegido presidente en 1880. A partir de este momento
Argentina logró un gran progreso económico, institucional y educacional; se
integró al comercio mundial, convirtiéndose en una de las principales
naciones exportadoras de materia prima del mundo. Entre 1880 y 1882 no
faltaron problemas limítrofes con Chile y con otros países, si bien se llegó
a un acuerdo con Chile donde se establecieron como límites "las más
altas cumbres divisorias de aguas".
A pesar de
los adelantos de Argentina, la clase media y los grupos populares habían
quedado postergados; además, al no haber sufragio universal, las elecciones eran
un fraude, pues quien gobernaba el país era un sector elitista. En 1912,
Roque Sáenz Peña promulgó una ley por la cual el voto debería ser secreto y
obligatorio para la población masculina. En 1916, dentro del marco de la
nueva ley, se eligió a Hipólito Yrigoyen -político perteneciente a la Unión
Cívica Radical- presidente del gobierno, donde se mantuvo hasta 1930.
Durante los
gobiernos de Marcelo Torcuato de Alvear e Yrigoyen, Argentina se vio
beneficiada por la actitud neutral que el país mantuvo durante la Primer
Guerra
Mundial, por lo que se convirtió en una de las naciones más ricas del mundo.
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Juan
Manuel de Rosas |
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Soldado
Federal |
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Sello
federal |
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Justo
José de Urquiza |
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