orígenes de la marina de Guerra

Monteagudo dijo años después que la acción de Montevideo y la campaña del ejército de los Andes eran los hechos de mayor trascendencia hasta allí de la historia patria. Casi se había olvidado la experiencia hecha con la primera escuadra patriota, capturada en San Nicolás por Jacinto Romarate,

El recuerdo de San Nicolás

Casi se había olvidado la experiencia hecha con la primera escuadra patriota, capturada en San Nicolás por Jacinto Romarate, pero la guerra continuaba y las escuadrillas realistas seguían siendo un punto de apoyo vital para Montevideo, varias veces sitiado por tierra, y se llegó a la idea de obstruir de algún modo la libertad de movimiento en los ríos y en las costas. Alvear explica en sus memorias cómo concibió y se afirmó en él y en Juan Larrea la idea de una escuadra propia en noviembre de 1813.

Las dificultades de formación de la escuadra

La formación de una escuadra capaz de medirse con la realista chocaba con dificultades enormes, en un país que no tenía artilleros, ni marinos, ni tradición naval y que tampoco disponía de armamento ni de recursos económicos para adquirirlos en la proporción que imponía la guerra.

Guillermo Pío White y Juan Larrea

En 1814 habiendo caído Napoleón había regresado al trono Fernando VII  y se preparaba una gran expedición cuyo destino manifiesto era el Río de la Plata. Las Provincias Unidas dispusieron crear una pequeña escuadra que al impulso de Juan Larrea y al  comerciante norteamericano Guillermo Pío White estuvo operativa con rapidez

El director supremo Gervasio A. Posadas acogió la idea con entusiasmo.
Llama la atención que estando en el gobierno, encargado de la secretaría de guerra y marina, Francisco Javier de Viana, antiguo capitán de fragata de la armada real, que hizo en 1789-1794 la campaña de las corbetas de Malaspina y que secundó en 1809 a Liniers, haya sido el secretario de hacienda Juan Larrea el encargado de dar impulso a la adquisición y formación de la nueva escuadra. 

Comienza la creación de la escuadra

Se recurrió al apoyo financiero de Guillermo Pío White, comerciante norteamericano, que pudo haber tenido en vista ventajas especiales en las operaciones consiguientes, pero el resultado fue que, aunque haya intervenido en algunos un deseo de lucro, la escuadra fue formada y rindió frutos decisivos. 

En la labor de orden práctico desempeñaron el primer lugar Juan Larrea y Guillermo P. White, adquirieron los buques y encontraron los medios para hacerlo; el reclutamiento de las dotaciones a cargo del capitán Ricardo Baxter ofreció no pocas dificultades, pues no existían marinos criollos; se contrató a los marineros de los buques mercantes a quienes el bloqueo realista había paralizado; se les completó con hijos del país dedicados a la artillería; pelotones de infantería de marina fueron repartidos en diversas naves. 

Guillermo Brown

Guillermo Brown, era irlandés en 1809 llegó al Río de la Plata, se radicó un tiempo en Montevideo y adquirió una embarcación de cabotaje para dedicarse al comercio, nave que le fue capturada por no tener la documentación en regla, esto causo resentimiento contra el gobierno español. 

Después de los encuentros de Martín García y de Montevideo, Brown reforzó las dotaciones con tropas de infantería del ejército. Los capitanes y oficiales fueron tomados de los barcos mercantes adquiridos; algunos de ellos habían servido ya en la escuadrilla de Azopardo. Entre los criollos se hallaban Francisco Seguí, Santiago Hernández y Pablo Zufriategui; también figuraban marinos en servicio desde 1811, Ángel Hubac y el griego Spiro; en cambio no llamó a los oficiales franceses de la escuadra de 1811, a Morlotte, por ejemplo.

Alguien ha debido informar a San Martín sobre los aprestos navales, interpretándolos en el sentido de que de ese modo se quería atraer la atención sobre ese plan para no enviar refuerzos al ejército del Norte, lo cual habría sido una de las causas de su renuncia al cargo de comandante en jefe y de su retiro a Córdoba alegando motivos de salud. 

Alvear asegura en sus memorias que trató de disuadirle y de prometerle que, una vez resuelto el problema de Montevideo, podría contar con todos los recursos disponibles para operar en el norte. También le escribió Posadas pidiéndole que no renunciase; pero San Martín tenía motivos para sentirse decepcionado y para temer que el proyecto marítimo encubriese una maniobra política más de Alvear, propia de su genio.

Todo el proyecto pudo haber quedado frustrado en sus comienzos. En un momento dado, el 17 de febrero de 1814, la escuadrilla realista al mando de Romarate, que salió de Montevideo y a la que se agregaron cuatro embarcaciones de Colonia, dio la impresión de querer llegar a Buenos Aires y se temió que atacase las naves en preparación antes de hallarse equipadas para defenderse; pero, juzgando que estaban ya artilladas, los realistas desistieron del ataque y tomaron rumbo a Martín García.

La inminencia del ataque obligó a recurrir al embarque de tropas de línea y se hizo zarpar los buques para librar batalla en el caso de ser atacados. Las tropas, que as jamás habían subido a un barco, se sintieron incómodas y se rebelaron exigiendo el desembarque inmediato; en algunos barcos los insurrectos ultrajaron a los capitanes, que se vieron compelidos a abandonar su puesto.

Teniendo presente esos acontecimientos, Posadas estuvo a punto de disponer que se desistiese de la empresa, pues la opinión general veía el asunto. como un desatino. Fue Alvear el que se encargó de persuadir al director supremo de la conveniencia de persistir en el plan trazado. Los sublevados fueron sometidos y sus cabecillas ejecutados para escarmiento. Sin embargo, los criollos no veían con buenos ojos la lucha en el mar; estaba fuera de sus hábitos y de su tradición.

Designación de Brown

El 1 de marzo fue designado Guillermo Brown jefe de la escuadra con el grado de teniente coronel, funciones que desempeñaba ya sin nombramiento especial. Brown izó su insignia en la nave Hércules y apresuró la salida de los buques preparados en busca del enemigo. Impuso en sus naves una disciplina firme y la tropa embarcada a sus órdenes colaboró activamente, como artilleros o como infantes de marina; entre ellos figuraban Marti de Jaumé, Santiago Kearny, Francisco Solano Arias, José María Mora, Francisco Lynch, Luis Perichon, Rosendo Rivero y Miguel del Cerro.


Primera Flota

La flota estaba compuesta de los buques principales:

  • N°1 fragata Hércules, de 36 cañones, se incorporó a la escuadra el 4 de enero de 1814
  • N°2 corbeta Zephyr (Céfiro), de 18 cañones, se incorporó a la escuadra el 1 de enero de 1814
  • N°3 corbeta Belfast por 22.000 pesos, de 22 cañones, se incorporó a la escuadra el 21 de febrero de 1814
  • N°4 corbeta Agreeable (Agradable) por 25.000 pesos, de 22 cañones, se incorporó a la escuadra el 15 de marzo de 1814
  • N°7 bergantín Nancy, de 15 cañones, se incorporó a la escuadra el 6 de enero de 1814
  • N°8 goleta Juliet, de 17 cañones, se incorporó a la escuadra el 3 de febrero de 1814
  • N°13 goleta Fortuna, de 15 cañones, se incorporó a la escuadra el 15 de enero de 1814