Conferencia panamericana

A  principios de enero de 1936, el presidente Roosevelt escribió una carta personal a su colega Justo, proponiéndole la reunión de una conferencia interamericana extraordinaria, con el objetivo de tratar los problemas del hemisferio, y sugiriendo que Buenos Aires fuera la sede de dicha reunión. Con esta iniciativa, el mandatario norteamericano procuraba convertir a América en un bloque cerrado, protegido de la agresiva Italia de Mussolini y la recuperada Alemania nazi, países cuya situación contrastaba con la inestabilidad política de Francia e Inglaterra.

Conferencia panamericana en Buenos Aires

En noviembre de 1936 se reunió en Buenos Aires una conferencia panamericana para la consolidación de la paz y el mantenimiento de la paz en América; a ella concurrió el propio presidente Roosevelt. La delegación de los Estados Unidos era presidida por Cordell Hull; Summer Welles era también miembro de la misma; la delegación argentina era presidida por Saavedra Lamas e integrada por Roberto M. Ortiz, Miguel Angel Cárcano, José María Cantilo y Leopoldo Melo. El general Justo inauguró la conferencia:

"No parece necesario —dijo insistir que en la realización de estos nobles propósitos en modo alguno se ha pensado en crear agrupaciones continentales antagónicas. Sólo se anhela encontrar fórmulas más perfectas para la solución pacífica de los conflictos internacionales que puedan merecer la adhesión de todos los países". Se refirió también a los principios de la Sociedad de naciones. Por su parte Roosevelt quería que las repúblicas de este hemisferio se uniesen "plenamente dispuestas a consultarse en pro de su seguridad y de su bienestar".

Cordell Hull alentaba un plan para panamericanizar la legislación sobre la neutralidad de los Estados Unidos y para su aplicación por medio de una comisión diplomática interamericana. En cambio Saavedra Lamas sostenía un proyecto de colaboración voluntaria con las medidas y sanciones de la Sociedad de naciones por los Estados firmantes del pacto Kellog-Briand de París y el de Saavedra Lamas, o ambos.
Aparte de la colaboración con la Sociedad de naciones, el nuevo pacto de Saavedra Lamas imponía la consulta por negociación entre las partes contratantes en caso de violación por alguna de ellas de las obligaciones existentes. Establecía la no intervención absoluta, incluso la de la diplomacia excesiva. El plan de Saavedra Lamas tendía a la vinculación con Europa, "para movernos también a todos los horizontes, ofreciendo la colaboración y la cooperación que estamos dispuestos a prestar a los grandes ideales humanos, que no tienen límites ni restricciones continentales".

Su aspiración era disolver el panamericanismo dentro del sistema de la Sociedad de naciones. El plan de los Estados Unidos no tenía mayormente en cuenta a Europa y más bien apartaba la mirada de ella y de sus problemas; quería la institución de un comité consultivo permanente de ministros de relaciones exteriores de las 21 repúblicas americanas. Si ese comité convenía en que existía un estado de guerra, los Estados neutra!es se comprometían a prohibir la exportación de armas y equipos de guerra a los beligerantes, a concederles créditos, etc. Según el proyecto de Cordell Hull las repúblicas americanas podían deliberar reunidas siempre que se presentaran casos urgentes que afectaran a sus comunes intereses, lo que suponía un frente americano contra cualquier amenaza procedente de Europa, con vistas a apartar de las costas americanas, por medio de una neutralidad solidaria, cualquier cónflagración extracontincntal.

La delegación argentina se omiso a esa actitud, que entrañaba de hecho una nueva Sociedad de naciones americanas en oposición a la de Ginebra. Y Cordell Hull acabó por renunciar a su proyecto. Después de muchas discusiones se aprobó un protocolo que establecía la no intervención y el pacto para el planteamiento, preservación y restablecimiento de la paz, estipulando la consulta en caso de que la paz de las repúblicas americanas fuese amenazada; si la amenaza procediese de esas repúblicas, se consultarían con el fin de hallar y adoptar métodos de cooperación práctica.

roosevelte en Argentina

El crucero USS Indianapolis fue el buque que en 1936, transporto al presidente Franklin Delano Roosevelt a punto de arribar a Buenos Aires.El crucero USS Indianapolis fue el buque que en 1936, transporto al presidente Franklin Delano Roosevelt a punto de arribar a Buenos Aires. El USS Indianapolis fue un crucero de la clase Portland, con numeral identificador CA-35, famoso porque transportó desde América la bomba atómica empleada en Hiroshima, también es conocido por ser el penúltimo barco estadounidense en ser hundido durante la Segunda Guerra Mundial (el último fue el submarino USS Bullhead (SS-332), muchos de sus náufragos tuvieron un trágico final, al quedar a la deriva sin agua potable y ser devorados por tiburones.



En el caso de una guerra internacional no americana que amenazase la paz de las repúblicas del continente, la consulta se haría para determinar el momento y la forma más adecuados en que los Estados firmantes, si lo deseasen, pudiesen eventualmente cooperar en alguna forma para preservar la paz de América.

Las repúblicas centroamericanas propusieron un pacto en el que se establecía que "todas las naciones americanas considerarán como un ataque contra ellas mismas individualmente cualquier agresión que pueda efectuar una nación contra los derechos de otra; tal situación dará lugar a un acuerdo o consulta entre los ministerios de relaciones exteriores para determinar la posición que se adoptará, o las normas para la neutralidad concertada".

La delegación argentina se opuso también a ese proyecto e hizo aprobar por la conferencia una declaración en que establecía que "las naciones americanas, fieles a sus instituciones republicanas, proclaman su absoluta igualdad jurídica, su respeto sin restricciones por sus respectivas soberanías y la existencia de una democracia común en toda América; que todo acto susceptible de perturbar la paz de América afecta a todas y a cada una de ellas y justifica la iniciación del procedimiento de consulta estipulado en el pacto para el mantenimiento, la conservación y el restablecimiento de la paz firmado en esta conferencia; que los siguientes principios son aceptados por la comunidad americana de naciones:

  • a) Proscripción de toda conquista territorial y que no se reconocerá ninguna adquisición por la violencia
  • b) se condena la intervención por un Estado en los asuntos internos y externos de otro
  • c) es ilegal el cobro por la fuerza de las deudas pecuniarias (doctrina Drago)
  • d) cualquier diferencia o disputa entre las naciones americanas, cualquiera que sea su naturaleza u origen, se resolverá por los métodos de conciliación, o de arbitraje sin restricciones o por medio de la justicia internacional".

El profesor Samuel Flagg Bemis, de la universidad de Yale, en su libro La diplomacia de los Estados Americanos en la América Latina, comentó así los resultados de la conferencia de Buenos Aires:

 "La República del Norte estaba ahora ya comprometida a observar la doctrina de la no intervención en su forma más radical. Cierto que todavía podía ser posible la intervención conjunta, en el sentido que daba a esta expresión el presidente Roosevelt, pues lo que se había declarado inadmisible era la intervención por uno cualquiera de los Estados. Era posible que pudiera manifestarse una diferencia de opinión en lo que respecta a qué será lo que constituía una intervención indirecta, por comparación con la directa; pero las disputas de esta clase que surgieran se dejaban para ser zanjadas por la conciliación, el arbitraje o el arreglo judicial. Después de este último acto de abnegación tan radical, Estados Unidos procedió rápidamente a liquidar sus anteriores intervenciones y sus derechos subsiguientes de intervención en Panamá, Haití y República Dominicana".

Roosevelt fue recibido formalmente por Justo en el Salón Blanco de la Casa Rosada

Roosevelt fue recibido formalmente por Justo en el Salón Blanco de la Casa Rosada y hasta se dio el gusto de saludar, desde sus balcones, a la gente que se había acercado. Y aquí lo esperaba el diplomático Spruille Braden, quien residía en Buenos Aires ya que participaba de las conversaciones por la paz en el Chaco. Nueve años más tarde tendría un antológico enfrentamiento con el coronel Perón.

La visita de Roosevelt y la Conferencia en Buenos Aires

Roosevelt estaba convencido, como muchos de sus colegas en la región, de que el evidente fracaso operativo de la Sociedad de las Naciones daba lugar a la necesidad de construir una liga americana, reeditando el viejo proyecto del presidente uruguayo Baltasar Brum. Roosevelt obraba inspirado por su secretario de Estado Cordell Hull, quien intentaba repetir la jugada de aparente acercamiento con la Argentina efectuada en Montevideo proponiendo que Buenos Aires fuese sede de la conferencia panamericana.

Alimentando el amor propio del gobierno argentino, las autoridades de Washington procuraban extinguir la actitud de oposición argentina a los proyectos norteamericanos.

Pero la cooperación entre los representantes argentinos y norteamericanos de la Conferencia de Montevideo no se repetiría en Buenos Aires. A pesar de que la opinión pública y los medios de prensa porteños -excluyendo los nacionalistas y los germanófilos- recibieron con bombos y platillos la llegada del presidente Roosevelt a Buenos Aires para inaugurar la Conferencia, Cordell Hull se encontró con que la actitud de Saavedra Lamas ya no era la misma que la demostrada en la conferencia anterior.

La actitud obstruccionista que asumiría el gobierno argentino estuvo vinculada a algunos hechos importantes ocurridos desde la conferencia panamericana de Montevideo, tales como el fortalecimiento de la conexión angloargentina, y la imagen de prestigio internacional que poseía en ese momento Carlos Saavedra Lamas, que había obtenido el Premio Nobel de la Paz y había sido triunfalmente recibido en la Sociedad de las Naciones.

El canciller argentino, además, había logrado obstaculizar la influencia norteamericana en las tratativas de paz entre Bolivia y Paraguay. Era prácticamente imposible que la actitud de Saavedra Lamas fuera otra que de oposición a Hull.

La Conferencia Panamericana de 1933, la primera despues de haber asumido la administracion Roosevelt, nuestro pais demostro un alto grado de cooperacion hacia las propuestas norteamericanas, e incluso un poco despues Cordell Hull propuso al ministro de Relaciones Exteriores argentino, Saavedra Lamas, como candidato al Premio Nobel de la Paz.

Pero ya en la Conferencia Interamericana para la Consolidacion y el Mantenimiento de la Paz, que tuvo lugar en Buenos Aires en 1936 y conto con la asistencia del propio Roosevelt, la situacion cambio radicalmente, Saavedra Lamas seguia siendo ministro pero su actitud no fue la misma.

El Departamento de Estado propuso alli que se adoptara una "Doctrina Monroe hemisferica" -segun los terminos utilizados por Hull- que implicaba la consulta y colaboracion entre todas las republicas americanas en caso de que la paz se viera amenazada, ya sea por un evento belico entre esas naciones como por una guerra exterior al continente.

Pero la delegacion argentina consiguio hacer enmendar la resolucion con una clausula que le quito toda su fuerza: en caso de guerra exterior, la consulta entre los paises se realizaria unicamente si las naciones expresaban su deseo de hacerla, actitud que un autor norteamericano atribuye, no sin razon, al temor de que algunas potencias europeas se vieran ofendidas por la constitucion de una comunidad del Nuevo Mundo.

En la Conferencia de Lima de 1938 se agravo aun mas la tensión existente entre los dos países, ya que el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Jose Maria Cantilo, se retiro de las sesiones alegando que se hallaba en «uso de lincencia», y el propio Hull tuvo que dirigirse personalmente al presidente Ortiz, por intermedio de la embajada norteamericana en Buenos Aires, a fin de que se desbloqueara la situación, pues no se había llegado a ningún acuerdo concreto.

Segun Hull, Cantilo se oponía a que las repúblicas latinoamericanas debilitasen sus relaciones con Europa para confiar exclusivamente en la protección de Estados Unidos.

Gracias a la intervención de Ortiz se llego finalmente a un acuerdo que, sin embargo, no llego a satisfacer del todo las aspiraciones del Departamento de Estado.