Los militares y la política

El presidente Justo se cuidaba especialmente del peligro de la intervención de las fuerzas armadas en la beligerancia política activa, y en ese sentido no pudo contar con un oficial del prestigio y de las convicciones estrictamente militares, profesionales, del general Manuel A. Rodríguez; cuando murió éste fue designado en su lugar el general Basilio Pertiné, a quien algunos observadores consideraban con simpatías radicales, con lo que mejoró la posición del radicalismo. 


Un grupo representativo de oficiales del ejército y la armada había asegurado a Alvear que el ejército no intervendría en la política siempre que se mantuviese la ley y el orden. Por eso en ocasión de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, la Unión cívica radical pidió al presiden Justo que nombrase a elementos militares para vigila las urnas electorales, a lo cual se negó.

Aunque la mayoría de la oficialidad militar era neutral en política, conspiraban, por un lado, contra el presidente Justo, los militares adictos al radicalismo, y por otro los que estuvieron cerca del general Uriburu el 6 de septiembre, y otros por motivos diversos. 

Entre los que expresaron una cierta crítica al gobierno justista estaba el general Ramón Molina, formado en las unidades alemanas de preguerra, asociado con Uriburu cuando ejercía el comando de la primera división (1919-23) y luego cuando se desempeñó como inspector general del ejército (1923-26). Como secretario de la inspección general, preparó la mayor parte de los manuales de adiestramiento utilizados en el ejército. Estuvo un tiempo en misión en el extranjero, regresó después de la revolución de 1930 y fue ascendido a general, desempeñando desde 1932 a 1934 la jefatura del estado mayor general del ejército.

ramon molina

En julio de 1936 disertó en el Círculo militar sobre los verdaderos fundamentos de paz del país: población, orden y seguridad. El contenido de su disertación no se publicó en la revista del Círculo y fue dado a conocer en el diario La Prensa, que lo comentó presentando sus observaciones como un demócrata socialista, favorable a las elecciones honestas y contrario a todo extremismo; en el campo social exaltaba la dignidad de los seres humanos y propiciaba una legislación laboral y medidas de salud pública para garantizar un nivel de vida capaz de estimular la formación de familias; en lo económico sostenía la nacionalización de los servicios públicos, lo que permitiría que los enormes beneficios que producen quedasen en provecho del propio pueblo, y habló de la necesidad de aplicar la riqueza nacional primeramente para la felicidad del pueblo y luego para recompensar a los capitalistas; su visión política sostenía la Constitución existente y el cumplimiento de sus preceptos.

Los partidos opositores vieron en el general Ramón Molina una especie de salvador; los estudiantes aprobaron sus ideas y lo visitaron en delegación en febrero de 1937. 

Justo comprendió que la posición de Molina podía gravitar en las futuras elecciones presidenciales como figura política en ayuda de un candidato opositor; se opuso a que el ejército se convirtiese en factor de la honestidad electoral. Pretextando que Molina había violado las disposiciones vigentes para oficiales, lo confinó por dos meses a bordo de una cañonera. En mayo de 1937 se le impuso el retiro del servicio activo y de ese modo intervino más vivamente en la política. Apoyó la candidatura presidencial radical, pero al retirarse del servicio activo perdió su influencia en el ejército.

Se realizó una intensa propaganda sobre la misión del ejército, que para algunos civiles, como el sociólogo Baldrich, era el verdadero creador de la nación, el defensor de su cultura, el símbolo viviente de la nacionalidad. Más los civiles que los militares mismos contribuyeron a la persuasión de que la salvación estaba en la hora de la espada. Justo logró capear el temporal conspirativo de los diversos sectores, pero como observa un estudioso norteamericano, Robert A. Potash, "los seis años del gobierno de Justo habían pospuesto, no resuelto, la delicada cuestión del lugar de las fuerzas armadas en el proceso político".