Escándalo de la CHADE

Se conoce como escándalo de la CHADE, en Argentina, a una serie de actos de corrupción política-empresarial sucedidos en las décadas de 1920 y 1930, durante las primeras presidencias radicales y la Década infame, con motivo de la concesión del servicio eléctrico de la Ciudad de Buenos Aires a la Compañía Hispano Americana de Electricidad (CHADE), renombrada en 1936 como Compañía Argentina de Electricidad (CADE). El escándalo también alcanzó los términos similares de la concesión y prórroga otorgada a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad (CIAE).

La CHADE

La CHADE, sigla correspondiente a la Compañía Hispano Americana de Electricidad, había sido creada en 1920, en España, por el poderoso holding europeo Sofina, con el fin de desplazar a la empresa alemana CATE, de la concesión eléctrica de Buenos Aires. La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial le había traído a la CATE problemas financieros de los que no pudo reponerse. Pese a su nombre, los capitales españoles no eran mayoritarios en la empresa, que se había constituido en España por razones de estrategia empresarial.

Pero en su constitución, desempeñó un papel técnico importante el político español Francisco Cambó, de pensamiento catalanista y conservador,8​ que fue primero vicepresidente y a partir de 1929 presidente de la CHADE. Cambó le imprimió a la empresa una política sistemática de corrupción política en los tres países en los que actuaba la empresa: Argentina, Chile y Uruguay.

El debate en el Concejo Deliberante

En 1932  se habían realizado elecciones para restablecer el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires el cual estaba  integrado por 29 concejales:

  • Oficialistas (15): diversos partidos de la Concordancia: UCR-A (Claisse, Mariani, Elena y Vago), PSI (Bescinsky, Di Tella, Rouco Oliva, y Rodríguez), Partido de la Salud Pública (Giacobini, Lemos y Romero), PDN(Carbone, Carbonell, Coni Molina), Partido Popular (Pagés).
  • Oposicitores (14): 12 eran socialistas (Coca, Comolli, Fiorini, Ghío, González Porcel, Iñigo Carrera, Justo, Marotta, Navas, Rubinstein, Russomano y Zabala Vizcondo), 1 Concentración Obrera (José Fernando Penelón) y el restante demócrata progresista (Julio González Iramain).

Los nuevos concejales, luego de dos años sin deliberaciones del organismo, abordaron "desde cero" varias de las cuestiones cruciales, entre ellas las concesiones eléctricas y las denuncias de los usuarios.

Francisco Cambó

El político catalán Francisco Cambó fue el presidente de la CHADE. Impuso una política sistemática de corrupción en Argentina, Chile y Uruguay, llegando a sobornar a los presidentes radical Marcelo T. de Alvear y conservador Agustín P. Justo.

El tema fue analizado por la Comisión de Servicios Públicos presidida por Germinal Rodríguez, un socialista independiente. Las conclusiones de las investigaciones y dictámenes expusieron graves incumplimientos e irregularidades de las empresas eléctricas, que en algunos casos constituían delitos penales o riesgos a la seguridad pública. Germinal Rodríguez leyó un detallado informes sobre las irregularidades donde entre otras cosas manifestaba:

Las compañías substraerían al público, de acuerdo a las planillas siguientes: CHADE, 32 millones de pesos, en cifras redondas, e Ítalo, 28 millones... Estos son documentos públicos, constatan verdaderos delitos que es necesario tener una gran dósis de educación para no calificarlos como es debido. Felizmente se está iniciando en el país una obra con la que nosotros debemos colaborar... En Córdoba ya hay un fallo de un juez que aparece en La Prensa del 14 de abril de 1932, por el cual se meten presos a todos los representantes de la CHADE.

Sobre esa base se prepararon tres proyectos sancionando severamente a la CHADE y la CIAE, controlando las tarifas, verificando los costos de producción y mandando a investigar las cobranzas indebidas. En octubre de 1933, cuando los proyectos estaban listos para ser tratados, los legisladores oficialistas encabezados por Rodríguez, cambiaron bruscamente de opinión, abandonaron los proyectos elaborados por consenso y los reemplazaron con la creación de una Comisión de Conciliación con las concesionarias, integrada por los decanos de Derecho, Económicas e Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Luego se probaría la apertura en esos días de una caja de seguridad en el City Bank por parte de Germinal Rodríguez y grandes depósitos en su cuenta, así como la intervención del ministro de Hacienda, Federico Pinedo, para evitar la sanción de los proyectos elaborados.

Instale un calefón eléctrico». Publicidad de la CHADE de 1930.

Instale un calefón eléctrico. Publicidad de la CHADE de 1930.

Organización de los consumidores

El 23 de julio de 1933 varias organizaciones vecinales y centros comerciales crearon la Junta de Sociedades de Fomento y Centros Comerciales e Industriales Pro-Rebaja de Tarifas Eléctricas,​ que puso en evidencia un escandaloso patrón de irregularidades en perjuicio de los usuarios, que incluía la elevación fraudulenta de las tarifas.​

La CHADE contraatacó con grandes solicitadas en los principales diarios, que a su vez ocultaron la posición de los usuarios, viéndose obligada la Comisión a crear un boletín para difundir su punto de vista,​ que fue denominado La Electri-cultura Argentina. La CHADE también demandó a los miembros de la Junta, acusándolos de calumnias e injurias, pero cuando la Junta propuso abrir a prueba la causa, para demostrar la veracidad de las acusaciones, la empresa desistió de la denuncia.

Finalmente la empresa española formó juntas vecinales "chadistas", para que las defendieran. El presidente de la Junta Pro-Rebaja de Tarifas Eléctricas, el abogado Jorge Del Río, se convertiría en adelante en uno de los referentes especializados en el tema de las concesiones eléctricas en Argentina.

Central Puerto Nuevo

Pintura realizada por el pintor Pio Collivadino en 1932 durante la construcción por parte de la CHADE de la Central Puerto Nuevo

Comisión Conciliadora y el veto

La comisión de los tres decanos (Clodomiro Zavalía, Mauricio Griffier y Enrique Butty) produciría un dictamen abiertamente favorable a las empresas concesionarias, permitiendo el aumento de la tarifa y legitimando una serie de procederes inseguros e ilegales.

Para entonces las empresas habían empezado a intervenir activamente en los poderes públicos, muchas veces a través de sobornos abiertos, para obtener las resoluciones que les convenían. En el texto de un telegrama enviado por la CHADE a su casa central (SOFINA) el 12 de diciembre de 1933, cuando el dictamen de los decanos ya había sido realizado dice:

El informe de la comisión es francamente favorable a la compañía... Si las circunstancias no nos obligan a hacer lo contrario, trataremos de demorar nuestra respuesta oficial hasta después de diciembre 21 para que ustedes y Barcelona puedan telegrafiarnos las rectificaciones que consideren indispensables y fundamentales para introducir en el proyecto.

En la sesión del 27 de diciembre de 1933 los concejales de la Concordancia votaron a favor del proyecto, en tanto los socialistas, democráta progresista y el representantee de Concentración Obrera se retiraron.

Sin embargo sorpresivamente el 10 de enero de 1934, el Intendente Mariano de Vedia y Mitre vetó la ordenanza de conciliación, poniendo al descubierto las graves irregularidades que contenía y la violación a los términos de las concesiones.

Central Puerto Nuevo

Se proyectó en 1928, pero su construcción comenzó en 1930, para ser inaugurada tres años después. La Súper Usina (lleva el nombre de “Doctor Carlos Givogri”, un especialista en temas energéticos) fue pensada por el ingeniero y arquitecto italiano Giuseppe Molinari, un hombre que llegó a la Argentina en 1926 contratado por la Compañía Italo Argentina de Electricidad (CIAE). La empresa quería que él fuera quien diseñara y luego cuidara sus centrales térmicas. Molinari, nacido en Novara en 1898, era un conocedor del tema ya que había estudiado en el Politécnico de Roma. Veterano de la Primera Guerra Mundial (fue oficial de Artillería y terminó herido y condecorado) trabajó durante una década y media al servicio de esa compañía.

Su nave principal tiene 140 metros de largo, 32 de alto y otros 32 de ancho. Además, tiene dos torres rematadas por templetes, con una fachada de 200 metros y una altura que supera los 70. Sin embargo, el gran edificio no tiene una connotación religiosa sino que forma parte del gran patrimonio industrial de la Ciudad. Construido en la zona de Puerto Nuevo, fue pensado para generar electricidad. Por eso es que desde el momento de su inauguración se lo conoce simplemente como “la Súper Usina”.

El veto produjo un enorme desprestigio de la Universidad de Buenos Aires pero luego se descubrió que era parte de la maniobra de corrupción realizada por las empresas. La realidad fue que la casa central de la CHADE, SOFINA, consideró que, atendiendo al hecho de que las autoridades habían sido sobornadas, era posible avanzar aún más garantizando los intereses de la empresa cuando la concesión venciera en 1957. El intercambio telegráfico entre la casa central y su subsidiaria en Buenos Aires es muy claro:

Telegrama de SOFINA a CHADE, 22-Dic-1933. Lamentamos que el proyecto del artículo no tenga en cuenta varias de las observaciones... Nos parece indispensable obtener la autorización para CHADE-Buenos Aires de utilizar el territorio municipal después de 1957.

Telegrama de CHADE a SOFINA, 22-Dic-1933. Lo que usteden piden significa pués, obtener una nueva concesión que deberá empezar después de 1957, lo que no podrá negociarse antes del año próximo.

Telegrama de CHADE a SOFINA, 22-Dic-1933. Si ustedes desean que el convenio no sea aprobado, tienen absolutamente que evitar que sea CHADE que lo rechace.

Sin embargo el resultado no fue el esperado por la CHADE-SOFINA, porque los términos de la concesión establecían que en caso de no arribarse a una concliación debía recurrirse a un arbitraje, y adicionalmente, en las elecciones de marzo de 1934 el oficialismo perdió su exigua minoría.

Arbitraje en 1934

Ante el fracaso de la conciliación, los términos de la concesión establecía que se debía formar un tribunal arbitral. El mismo fue integrado por Agustín N. Matienzo, Carlos M. Mayer y Alberto E. Uriburu y se pronunció el 27 de junio de 1934, con un laudo que daba la razón a la Ciudad de Buenos Aires en ocho de las once cuestiones en litigio. Fundamentalmente el laudo estableció que la CHADE había aplicado tarifas indebidas a los comerciantes e industriales, en los últimos diez años, lo que sumaba una enorme suma de aproximadamente 87 millones de pesos que debía ser devuelta a los usuarios. De todos modos la CHADE utilizó diversas argucias para no cumplir el fallo, muchas de ellas evidentemente relacionadas con la corrupción, como decenas de prescripciones por demora de los tribunales y las apelaciones de la empresa a la Corte Suprema, firmadas por el decano de Derecho de la UBA, Clodomiro Zavalía, el mismo que había integrado la Comisión de Conciliación.

La prorroga de conseciones

En 1935 la Unión Cívica Radical levantó la abstención y decidió participar en las elecciones, ganando en la Capital Federal al año siguiente. Ello modificó completamente la composición del Concejo Deliberante:

  • Oficialismo (4): dos radicales antipersonalistas, 1 socialista independiente y 1 conservador.
  • Oposición (25): 13 radicales y 12 socialistas.

Esa mayoría le permitía incluso superar el veto del Intendente. Ese mismo año la CHADE se «argentinizó», debido a los riesgos que generaba la Guerra Civil Española, trasladando su sede de Barcelona a Buenos Aires y adoptando el nombre de CADE (Compañía Argentina de Electricidad).

El 20 de junio de 1936 viajó a la Argentina Daniel Heineman, presidente de SOFINA. El objetivo exclusivo del viaje era realizar reuniones del más alto nivel con el fin de sobornar a los políticos claves que pudieran garantizar la renovación de las concesiones para la CHADE-CADE en las condiciones más favorables. Está probado que Heineman sobornó al entonces ministro de Hacienda y futuro presidente Roberto Marcelino Ortiz.

En la segunda mitad de 1936 debía renovarse la concesión del suministro de energía de la CADE (Compañía argentina de electricidad) a la ciudad de Buenos Aires. La renovación debía ser apro¬bada por el Concejo deliberante de la capital y para ello había que contar con la aquiescencia de los concejales de los diversos partidos. No tardó en trascender al comentario público que la negociación no había sido del todo limpia y se murmuró de la deshonestidad de los funcionarios y de miembros del Concejo deliberante, sin distinción de partidos, también del radicalismo.
Los entretelones y pormenores de la concesión de la energía eléctrica fueron conocidos más tarde, a través de un informe de la Comisión investigadora designada al efecto (1943), informe que no se dio a publicidad hasta muchos años después.

Alvear fue señalado como factor favorable a las concesiones eléctricas y Félix Luna, su biógrafo más documentado, dio esta versión de su conducta en aquella emergencia: "Descartada la posibilidad de un beneficio personal con el negociado, resta suponer, por eliminación, que la conducta de Alvear se encaminó a obtener de las empresas beneficiarias los medios que necesitaba el partido para hacer frente a la campaña electoral de 1937. La lucha por la presidencia de la Nación iba a ser larga y costosa: era necesario pagar gastos de giras, ayudar a los distritos escasos de fondos, imprimir material de propaganda, subvencionar las publicaciones adictas, alquilar locales para comités. Alvear lo sabía muy bien; y también sabía que era difícil obtener entre los radicales las sumas necesarias para responder a las grandes erogaciones de la campaña"