Como consecuencia de la política de lord Strangford en Río de Janeiro, y del arreglo convenido entre el conde de Linhares, el marqués de Casa-Irujo y Manuel de Sarratea, Ello envió a Buenos Aires tres comisionados: José Acevedo, Miguel Sierra y Antonio Garfias, pero no se logró nada concreto en el sentido de un arreglo.
La penetración portuguesa seguía su curso; había llegado por el oeste 41 fuerte de Santa Teresa y a lo largo de la costa oriental del río Uruguay, numerosas partidas que bajaban de Misiones llegaron hasta el norte del río Negro; una de ellas, al mando de Santos Manuel Riveiro, se detuvo en Yapeyú y fue dispersada por un núcleo patriota; otra atacó y se apoderó de Paysandú, en cuya acción murió el comandante Francisco Ridruello con 42 de los 50 voluntarios que defendían el pueblo; luego se dirigió a Soriano y a Maldonado, donde fue batida por destacamentos que envió Rondeau a las órdenes del capitán Ambrosio Carranza.
La Junta grande cedió el gobierno ejecutivo a un Triunvirato el 23 de setiembre, y Sarratea, uno de los miembros de éste, hizo que se enviase a José Julián Pérez a tratar con Elío la paz y ofició a Rondeau para que se dispusiese a regresar a Buenos Aires con sus tropas.
El 20 de octubre se concertó un armisticio, que establecía entre otras cláusulas:
"Ambas partes. . . no reconocen ni reconocerán jamás otro soberano que el señor don Fernando VII; la Junta reconoce la unidad indivisible de la nación española; Buenos Aires remitirá a España a la mayor brevedad los socorros pecuniarios que permita el estado presente de sus rentas; las tropas de Buenos Aires desocuparán la Banda Oriental del Río de la Plata hasta el Uruguay sin que en toda ella se reconozca otra autoridad que la del virrey; los pueblos de Arroyo de la China, Gualeguay y Gualeguaychú quedarán sujetos al gobierno de Elío".
Las negociaciones no fueron bien vistas por Artigas, pero después de una serie de reuniones acabó por ceder y se retiró a San José; el armisticio no satisfizo tampoco a lord Strangford.
Para los empecinados de Montevideo, el partido realista extremo, dirigido por fray Cirilo Alameda, redactor de la Gaceta de Montevideo, fue una solución tibia; para el general Souza significaba el retiro a sus posiciones originarias en territorio brasileño; para la infanta Carlota y para Linhares era un fracaso de su política de penetración en el Río de la Plata.
Pero Buenos Aires necesitaba las tropas de la Banda Oriental ante el peligro que amenazaba por el norte Gaspar de Vigodet, inclinado al partido de los empecinados, sustituyó a Elío como capitán general del Río de la Plata el 18 de noviembre.