Las primeras décadas del siglo XIX, a la vez que exponen el desarrollo de una intensa vida cultural, estimulada por la lucha contra el invasor inglés y el proceso de emancipación de España (25 de mayo de 1810 - 9 de julio de 1816), revelan también una fuerte continuidad con la cultura colonial: paradójicamente, por ejemplo, la poesía patriótica que clama contra España asume modulaciones neoclásicas o muestra la fuerte impronta española de autores como Quevedo, Góngora, Calderón, Jovellanos, etc. En esas décadas persiste opacado el influjo barroco y gongorista, que convive con el prestigio de la normativa neoclásica y la seducción por el pensamiento iluminista.
Desde 1801 se organizan diversos tipos de sociedades de corte liberal sobre el modelo de las sociedades filantrópicas europeas: la Sociedad Patriótica y Literaria (1801), editora del periódico el Telégrafo Mercantil; la Sociedad Patriótica (1811), que se reunía en el café de Marcos y apoyaba la política de Mariano Moreno; la Sociedad del Buen Gusto en el Teatro (1817), destinada a fomentar la creación dramática bajo el lema "El teatro es instrumento de gobierno" e intentaba asociar, a través de la escena, los triunfos militares de la revolución con un público popular; la Sociedad Valeper de Buenos Aires (1821); la Sociedad de Amigos del País (1822), que publicó el periódico El ambigú, de Buenos Aires; La Sociedad Literaria de Buenos Aires (1822), editora del periódico El argos, de Buenos Aires, y de la revista La abeja argentina. La emergencia de estas sociedades coincidió con una incesante producción de periódicos y revistas que, aunque de circulación efímera, acompañaban las diversas coyunturas políticas y, a la vez, creaban un canal de difusión para una emergente literatura nacional; sin hacer un catálogo de ellos, baste decir que entre las décadas del veinte y el treinta circularon en Buenos Aires casi dos centenares de hojas, diarios y periódicos.
Entre los poetas llamados "de la revolución", porque sus textos tenían como objeto fundamental la difusión de triunfos militares o la celebración de acontecimientos patrióticos -casi siempre a través de una retórica formular, conservadora, que apelaba a referencias mitológicas- pueden citarse a Fray Cayetano Rodríguez (1761-1823), José A. Molina (1772-1838), Juan Ramón Rojas (1784-1824), Vicente López y Planes, Esteban de Luca (1786-1824). Entre los ensayistas y políticos más importantes, se destacan Mariano Moreno (1778-1811) con su Representación a nombre de los hacendados (1809) y sus ensayos periodísticos; Bernardo Monteagudo (1787-1825), con su prosa polémica; y la oratoria política de Castelli.
Si los escritores mencionados son protagonistas literarios de las luchas por la emancipación política de España, un poco más tarde, en la década del 20 y como parte de una nueva promoción de jóvenes liberales, se destaca el poeta y periodista Juan Cruz Varela (1794-1839), un ferviente defensor de la política de Bernardino Rivadavia. En 1823 escribió una tragedia, Dido, en romance endecasílabo, que dramatizaba el libro IV de la Eneida; un año más tarde, otra tragedia de corte clásico, Argia, ambientada en la ciudad de Tebas.
En 1831, ya exiliado, Juan Cruz Varela publica en Montevideo sus Poesías, una colección que recopila tempranos versos amatorios, textos de corte épico -exaltando las acciones militares de los revolucionarios de la independencia-, poesías "civiles" destinadas a celebrar los progresos de Buenos Aires o las reformas liberales introducidas por Rivadavia, invectivas contra el gobernador Juan Manuel de Rosas. El libro mismo, a través de los diversos temas escogidos (no de su unánime retórica) puede leerse como representativo de los pasajes que se están operando en la literatura argentina.
El Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata, fue un periódico fundado en Buenos Aires por Francisco Cabello y Mesa el 1º de abril de 1801, a instancias de Manuel Belgrano, como secretario del Consulado de Comercio, y el virrey Avilés. El Telégrafo fue el primer periódico porteño. Fue impreso por la Real Imprenta de Niños Expósitos.
Mariano Moreno fue el autor intelectual de la revolución de Mayo en 1809 escribio la Representación de los Hacendados y luego de la revolución de mayo fundo la Gazeta de Buenos Ayres
La Gazeta de Buenos Ayres (sic) fue un periódico impreso en Buenos Aires, Argentina, entre 1810 y 1821 con el objetivo inicial de publicitar los actos de gobierno de la Primera Junta. Fue redactada por Mariano Moreno con la ayuda del sacerdote Manuel Alberti más colaboraciones de Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Fue el segundo medio escrito de Buenos Aires.
La Representación de los Hacendados fue un informe de economía política preparado por Mariano Moreno, en 1809, que describió la situación económica del Virreinato del Río de la Plata en el que solicitó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros que restableciera el libre comercio —que había autorizado meses antes— quien resolvió prorrogarlo hasta el 19 de mayo de 1810
Los primeros escritores que impugnaron la herencia hispánica con una actitud separatista de España de los poetas gauchescos como los cielitos de Bartolomé Hidalgo. La influencia de Rousseau sobre Mariano Moreno y Manuel Belgrano. Tambien se destacan Juan Cruz Varela que fue un escritor y periodista escribió algunas poesías eróticas y satíricas, y también poemas épicos sobre la campaña de José San Martín en Chile y la Batalla de Maipú. Bernardo de Monteagudo en 1811 fue autor del primer proyecto de constitución del Cono Sur americano. Monteagudo fundó y dirigió periódicos independentistas en tres países, como la Gaceta de Buenos Aires, Mártir o Libre y El Grito del Sud, en Argentina; El Censor de la Revolución en Chile, y El Pacificador en Perú. Esteban José Mariano de Luca y Patrón fue un poeta y militar argentino, director de la Fábrica de Armas de Buenos Aires en los años siguientes a la Revolución de Mayo.