La noticia del triunfo de Chacabuco fue recibida en Buenos Aires con muchos festejos: el 6 de marzo de 1817 hubo comedia en el teatro, con entrada libre, y el 11 de marzo una corrida de toros gratuita reunió seis mil espectadores.
El cuerpo de cívicos, con su banda, hizo evoluciones con música durante media hora y se bailaron danzas populares. El general San Martín, que había decidido pasar a Buenos Aires acompañado de su ayudante O'Brien y del baqueano Estay, llegó de incógnito el 30 de marzo de 1817.
Juan Manuel Beruti en sus Memorias Curiosas dice que «en la calle principal, por donde debía pasar, se colocó un magnífico arco triunfal de cuatro frentes, bajo el cual cuatro señoritas vestidas ricamente le colocaron en la cabeza una corona de flores en señal de triunfo. El general se la quitó y siguió andando». El 9 de abril el Cabildo obsequió a San Martín con un banquete en el salón del Consulado. Después, al cabo de extensas conversaciones con Pueyrredón y los miembros de la Logia, con el fin de obtener más recursos para sus campañas, regresó a Chile el 19 de abril.
San Martín visitó nuevamente Buenos Aires, después de Maipú, y residió en la ciudad entre el 12 de mayo y el 4 de julio de 1818. El Congreso lo recibió en sesión especial el 17 de mayo de ese año, un día de domingo. Desde la Fortaleza hasta el Congreso (que funcionaba en el Consulado, en la actual calle San Martín), había tropas formadas y gran cantidad de público que lo aclamaba desde las aceras.
El 13 de junio se realizó una importante reunión de la Logia Lautaro; asistieron, además de Pueyrredón y San Martín, Vicente López y Planes, Tagle, Azcuénaga, Saavedra, Balcarce, Viamonte, José Valentín Gómez y otros personajes. Se discutió si el Ejército de los Andes debía pasar a Perú o regresar Buenos Aires y sofocar la anarquía del litoral.
También se citó la famosa expedición que se preparaba en Cádiz para atacar Buenos Aires. La reunión fue muy agitada y San Martín llegó a decir que renunciaría al mando del ejército. Posteriormente, se realizó otra reunión en la chacra de Pueyrredón en San Isidro, a la sombra del famoso algarrobo, aún existente, con vista al Río de la Plata. Por fin, San Martín obtuvo la suma de medio millón de pesos para auxiliar a su ejército y a la escuadra. Finalmente, el 16 de junio regresó a Mendoza y Chile acompañado de su esposa y de su hija.
En agosto de 1818, Pueyrredón le escribió a Mendoza haciéndole saber que no le era posible enviarle el medio millón prometido en Buenos Aires por falta de capitales que cubrieran el empréstito, «aunque se llenen las cárceles de capitalistas». San Martín envió su renuncia, que le fue rechazada; poco después, en diversas remesas, le fueron enviados casi doscientos mil pesos. San Martín dejó entonces a su familia en Mendoza y regresó a Chile donde prosiguió sus actividades destinadas a la campaña de Perú.
El general San Martín se encontraba acantonado con sus tropas en Mendoza, fue invitado a presentarse en el Congreso: Sobre estas líneas, el momento en que el Libertador es presentado a los congresistas por el general Juan Martín de Pueyrredón.