Sublevación de San Juan

El capitán Mendizábal sublevó en enero el batallón Nº 1 de los Andes, en San Juan, y depuso al gobernador de la Roza, su cuñado; 

Mendizabal Gobernador

El 9 de enero de 1820, el capitán Mendizábal y el teniente Francisco Solano del Corro dirigieron una revuelta de oficiales subalternos y sargentos. Arrestaron al coronel Severo García de Sequeira, jefe del regimiento, y se ascendieron a sí mismos al grado de coronel.

El movimiento fue apoyado por el cabildo de San Juan, que incitó a los oficiales a arrestar a De la Roza, y poco después nombró a Mendizábal gobernador interino de la provincia de San Juan, segregada de hecho de la de Cuyo. En marzo sería nuevamente electo, como gobernador titular.

El movimiento fue apoyado por el cabildo de San Juan, que incitó a los oficiales a arrestar a De la Roza, y poco después nombró a Mendizábal gobernador interino de la provincia de San Juan, segregada de hecho de la de Cuyo. En marzo sería nuevamente electo, como gobernador titular por el  cabildo abierto el 19 de marzo de 1820; Mariano Mendizábal fue reconocido, en virtud de la mencionada declaración, gobernador de San Juan. Entre los firmantes del acta del cabildo abierto figuran: Ignacio Fermín Rodríguez, José Oro y el padre de Sarmiento..

Mendizábal y Del Corro no pudieron contener a las tropas, de modo que la ciudad quedó sometida a un saqueo brutal. El gobernador Luzuriaga pretendió aplastar la revuelta; pero, a pedido del cabildo sanjuanino – y también tras considerar que militarmente estaba en inferioridad de condiciones – ordenó a las tropas regresar a Mendoza.

Poco después renunciaba al cargo de gobernador, y San Martín ordenaba a lo que quedaba del Ejército de los Andes en Cuyo cruzara la Cordillera hacia Chile, salvando la campaña al Perú.

Curiosamente, el día anterior a la revolución había estallado el motín de Arequito, que sublevaba al Ejército del Norte contra el Directorio, pero la coincidencia de fechas se debió al estado político del país, no a la coordinación entre ambas revueltas. El 1 de febrero, en la batalla de Cepeda, desaparecía el Directorio.

José Ignacio de la Roza

José Ignacio de la Roza Fue derrocado el 9 de enero de 1820 por el militar Mariano Mendizábal, esposo de su hermana Juana De la Roza, y fue condenado a muerte. La pena no se cumplió y fue cambiada por el destierro. Pasó a Chile y de allí a Perú, donde fue auditor de guerra del gobierno de San Martín. Influenció lo suficiente en San Martín para que éste exigiera que Mendizábal le fuera enviado a ese país, y para que lo hiciera condenar a muerte y fusilar

Caída y Ejecución

La insubordinación de Mendizábal fue un brote de la insubordinación de Cuyo, dado que José Ignacio de la Roza huyó a La Rioja y pasó luego a Chile para reunirse con San Martín, como lo hicieron Luzuriaga, gobernador de Mendoza, y Dupuy, gobernador de San Luis. 

En buena medida, Mendizábal había asumido el gobierno por casualidad, y los autonomistas del cabildo comenzaron a querer deshacerse de él. La amenaza de ataques desde Mendoza lo obligaron a nombrar gobernador titular a Mendizábal a comienzos del mes de marzo; pero, cuando ésta se disipó, el 24 de marzo, se libraron de él: nombraron jefe del ejército provincial a Del Corro, y gobernador a José Ignacio Maradona.

Mendizábal, derrocado por el teniente Corro, huyó a La Rioja disfrazado de fraile, pero los fugitivos fueron atrapados allí por Juan Facundo Quiroga, comandante de los Llanos. 

Mendizábal fue capturado por el gobernador Ocampo y remitido a Martín Güemes, que lo envió al Perú a disposición de San Martín, siendo sometido a consejo de guerra, su cuñado de la Roza pidió a San Martín la vida del reo, pero el 30 de enero Mendizábal fue degradado en la plaza de Huaura y fusilado en cumplimiento de las ordenanzas militares.

.De la Roza había informado al general de lo ocurrido, dramatizando los hechos y acusando a Mendizábal de traición. Más tarde cambió de idea y trató de salvar a su cuñado, pero ya San Martín había tomado una decisión: tras un juicio de más de un año, en enero de 1822, Mendizábal fue condenado a muerte, degradado y fusilado como traidor a la patria ante una multitud, en la plaza central de Lima.