Las industrias argentinas han tenido en el presente siglo un enorme desarrollo, cuyo factor decisivo fue la Segunda Guerra Mundial. Aunque su evolución es reciente, las actividades manufactureras como la fabricación de vinos, aceite, tejidos y curtido de cueros, ya se desarrollaban desde la época colonial.
A partir de 1990, en cumplimiento de la Ley de Reforma del Estado, el gobierno comienza a llevar adelante un proceso de privatización con la venta de empresas públicas, que incluyó en el sector industrial, distintas petroquímicas, refinerías de petróleo, talleres navales, siderurgias, fábricas militares y otras manufacturas. Con ello también se inicia una fase de importantes inversiones privadas, nacionales y extranjeras, manifestada en la radicación de nuevas industrias y en la compra o fusión de las ya existentes.
La agrupación geográfica de la actividad fabril obedece a una serie de factores que inciden en la localización de los establecimientos industriales, entre los que deben considerarse: la existencia de materia prima, la disponibilidad de energía, la provisión de mano de obra y de agua, la proximidad a los mercados de consumo y la vinculación con los medios de transporte, a los que debe sumarse la acción desarrollada por el Estado, mediante la implementación de regímenes promocionales para mejorar las posibilidades de asentamiento en ciertas áreas del territorio.
La mayor concentración industrial se presenta en la zona del litoral del río de la Plata y la margen derecha del río Paraná, conformándose allí el denominado cordón industrial, o costa industrial argentina, que se extiende entre Santa Fe y La Plata.
Las industrias de mayor volumen y que dejan mayores saldos exportables, son las manufactureras de origen animal y vegetal, especialmente las alimenticias.
Dentro de ellas sobresalen: la industria frigorífica, cuyos principales establecimientos se encuentran en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Entre Ríos y San Luis; la lechera principalmente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba; la molinera en Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, la azucarera en Tucumán, Jujuy, Salta y Santa Fe; la aceitera en Santa Fe, Gran Buenos Aires, Entre Ríos, Capital Federal, Córdoba y Mendoza; las conservas de pescado en Mar del Plata, Necochea, Puerto Deseado y Ushuaia.
Con la expansión de la superficie cultivada de soja y girasol a fines de la década del setenta, se produjo un gran desarrollo de la industria oleaginosa; este sector manufacturero produce aceites y harinas proteicas, muy solicitadas para la fabricación de alimentos balanceados utilizados en la cría intensiva de aves, porcinos y bovinos. El 90 % del consumo interno es de aceite de girasol.
El 95 % de la producción oleaginosa se vende al exterior, representando un ingreso cercano a los 4.000 millones de dólares en 1995, superando a las carnes y los combustibles. La Argentina es el líder mundial en exportaciones de aceite de soja y girasol, siendo enviados a 66 países, principalmente en África y Asia, en especial el Sudeste asiático. Las harinas proteicas por su parte se exportan a 34 países, fundamentalmente europeos.
La industria láctea cuenta con plantas muy importantes para el procesamiento de la leche y la producción de una vasta línea de alimentos que incluyen crema, mantecas, yogures, dulces y una considerable variedad de quesos, cubriendo la demanda interna y exportando a más de 40 países.
En el sector bebidas, sobresale la industria vitivinícola en Mendoza, San Juan, Río Negro, Salta y La Rioja, y la cervecera en Gran Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
La vitivinicultura argentina tuvo sus inicios en época de la colonización española, a mediados del siglo XVI, en que cepas y semillas traídas del Viejo Mundo fueron cultivadas por sacerdotes católicos con excelentes resultados. El desarrollo de esta industria fue lento en los primeros tiempos, aunque a comienzos de este siglo alcanzó rápidamente un lugar destacado, llegando a ser la tercera industria nacional por su importancia entre las alimenticias.
La región vitivinícola se ubica principalmente en el Oeste del país, al pie de la Cordillera de los Andes, donde la vid encuentra las mejores condiciones ecológicas para su desarrollo. La infraestructura industrial comprende alrededor de 2.000 bodegas, con una capacidad de vasija que supera los cincuenta millones de hectolitros, estando el proceso de producción y elaboración controlado por un organismo modelo, considerado único en el mundo dentro de este rubro: el Instituto Nacional de Vitivinicultura.
Las modernas instalaciones, los más nuevos métodos de vinificación, así como el control de este organismo que garantiza y certifica la aptitud para el consumo de los productos, ha permitido la obtención de vinos, champagne y otros productos de excelente calidad, que salen al exterior compitiendo ventajosamente en el mercado internacional con los más afamados del mundo, obteniendo galardones que son prueba fehaciente de sus extraordinarias características.
La industria procesadora de la fruta posee su mayor desarrollo en la zona cuyana, las provincias de Río Negro y del Neuquén y en la Mesopotamia. La producción comprende básicamente mermeladas, jaleas, envasados al natural, deshidratados y jugos concentrados. Este último rubro tuvo en 1995 una producción global superior a los 70 millones de kilos, de los cuales el 10 % se volcó al mercado interno y el 90 % restante se exportó, fundamentalmente a los EE.UU. y Japón.
Otro grupo importante lo constituye el de las industrias textiles, entre las que se destacan la textil algodonera y la textil lanera, cuyos mayores centros manufactureros se encuentran en la Capital Federal. los Alrededores de Buenos Aires, Chaco, Corrientes y Santiago del Estero para la algodonera; mientras que la elaboración de lanas se realiza en Buenos Aires, Chubut, Santa Cruz y Río Negro y con desarrollo más reciente los nuevos centros textiles de fibras acrílicas en La Rioja y San Luis.
Entre las industrias forestales, sobresalen la extracción del tanino, la maderera y la mueblera, localizadas en las provincias del Chaco, Buenos Aires, Santa Fe, Misiones, Mendoza y Neuquén. La de celulosa y papel, con importantes establecimientos dedicados a la producción de papel para diarios, sobresaliendo Papel Prensa inaugurada en 1978 en Buenos Aires; Celulosa Argentina S.A. y Alto Paraná S.A. en Misiones; y Papel del Tucumán inaugurada en 1982 en la provincia homónima.
Entre las industrias de origen mineral, un lugar preponderante corresponde a las destilerías de petróleo, ubicadas en Buenos Aires, Chubut, Neuquén y Salta, entre otras provincias, sobresaliendo la Destilería La Plata, la mayor y más moderna del país; seguida por las destilerías Luján de Cuyo, San Lorenzo, Campo Durán y Plaza Huincul.
Líder del rubro hidrocarburos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, privatizada en 1993, pasó a ser YPF S.A., una empresa reestructurada y redimensionada que comenzó su expansión en 1994, participando en la exploración y producción de gas y petróleo tanto en el país como en Bolivia, Chile, Perú, México, Ecuador y Venezuela; en la refinación y distribución de combustible, la producción de gas propano y etano, así como en la construcción de oleoductos y gasoductos, actividades que llevaron a la empresa a ocupar el número 11 entre las más grandes compañías en el mundo.
Dentro de la industria del petróleo y sus derivados, también se destacan PASA, Petroquímica Argentina S.A. ubicada en San Lorenzo (Santa Fe) la más grande en su tipo en América Latina; Petroquímica Río Tercero S.A., en Córdoba, que comenzó a funcionar en 1981; Petroquímica General Mosconi ubicada en Ensenada (Buenos Aires) inaugurada en 1984; Carboclor en Campana, que comenzó a funcionar en Octubre de 1994; a las que se suman Fertineu S.A. en Neuquén y Fertinoa en Salta, con producción de fertilizantes, conjuntamente con Petrosur de Campana.
El Complejo Bahía Blanca, reúne las condiciones esenciales de los grandes polos petroquímicos: punto de acceso a los gasoductos y poliductos patagónicos, puerto propio, salinas, servicios públicos y mano de obra capacitada, por lo que allí se realizaron importantes inversiones instalándose distintas empresas que incluyen a Polisur, inaugurada en 1981, con una planta en tierra y una flotante en Puerto Galván; Indupa, que produce el 80 % del policloruro de vinilio (PVC) del país; Petroquímica Bahía Blanca puesta en funcionamiento en Diciembre del mismo año, a la que se agregó en Diciembre de 1995, una planta de poliolefinas que permitirá liderar el mercado de polietileno en el Mercosur, entre otras empresas en desarrollo.
El General Manuel Nicolás Savio cuya obra en favor de la industrialización del país no tiene quizá toda la trascendencia debida, fue el gestor de tres realizaciones fundamentales: la Escuela Superior Técnica del Ejército, fundada el 6 de Noviembre de 1930; la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares por Ley 12.709 promulgada el 9 de Octubre de 1941 y el Plan Siderúrgico Argentino, aprobado por la Ley Savio (Nº 12.987) el 13 de Junio de 1947.
Fabricaciones Militares inició sus actividades nucleando algunas fábricas militares que se habían creado desde 1923 y sus características fueron complementar la producción de uso netamente militar con la de finalidades civiles; esta empresa llegó a poseer unos trece establecimientos fabriles distribuidos en Jujuy, Formosa, Catamarca, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Para fomentar actividades industriales que no se encontrasen suficientemente desarrolladas en el país y que interesaban al cumplimiento de la Ley Savio, promovió la constitución de unas 17 sociedades dedicadas a los sectores minería, siderurgia y petroquímica, en las que participó accionariamente. Todas estas empresas ocuparon en forma directa a más de 14.000 trabajadores e indirectamente a más de 60.000.
En procura de una reducción de los gastos públicos y de incentivar la producción decreciente de varias de dichas empresas, en cumplimiento de la ley de Reforma del Estado, se ha efectuado la privatización total o parcial de la mayor parte de las empresas pertenecientes a la esfera del Ministerio de Defensa, en las que el Estado tiene participación en el capital social, entre ellas los talleres navales TANDANOR, Altos Hornos Zapla, Área Material Córdoba, el astillero Domecq García, las fábricas militares Domingo Matheu y Fray Luis Beltrán de Rosario; San Francisco, Villa María y Río Tercero de Córdoba; Pilar y Azul, en Buenos Aires; Satecna S.A. (de salvataje de buques); Sisteval S.A. (mantenimiento electrónico para barcos); Tecnología Aeroespacial y el Centro de Exploración Geológico Minero.
En la empresa Área Material Córdoba, privatizada en 1995, se instalará un centro regional de mantenimiento de aviones para toda América del Sur, y también se fabricarían aviones.
La industria siderúrgica tiene su centro más importante en San Nicolás de los Arroyos, donde se encuentra Siderar S.A.I.C. (fusión de Aceros Paraná y Propulsora Siderúrgica) con la Planta General Savio, anteriormente de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA), a la que se agregan, entre otras empresas, los Altos Hornos Zapla en Jujuy, de Aceros Zapla S.A.; la planta siderúrgica TAMET S.A. en Puerto Vilelas, Chaco; Aceros Bragado S.A. en Bragado (Buenos Aires) y Granadero Baigorria (Santa Fe) y proyectos importantes como el de SIDINSA en Bahía Blanca (Buenos Aires) y SIDESUR en San Antonio Oeste (Río Negro).
Deben mencionarse también, entre muchas otras, la industria del aluminio, que concentra su actividad en Puerto Madryn (Chubut) donde funciona la empresa Aluar S.A.; la del automóvil en Córdoba y Buenos Aires; los astilleros en Buenos Aires; la del uranio con su planta de enriquecimiento Pilcaniyeu en Río Negro, que comenzó a funcionar en 1982, Combustibles Nucleares Argentinos S.A.:, la planta para el autoabastecimiento de combustible para las centrales nucleares argentinas, en Ezeiza (Buenos Aires), la de purificación en la ciudad de Córdoba y las plantas concentradoras de Los Gigantes en Córdoba y Malargüe y San Rafael en Mendoza.
El 20 de Abril de 1993, quedó inaugurada la primera planta industrial de agua pesada de nuestro país, única en Latinoamérica, con una capacidad de producción anual de 250 toneladas de agua pesada de calidad nuclear, ubicada en Arroyito, a 50 kilómetros al Oeste de la ciudad de Neuquén. A fines de 1994, en la planta se alcanzó un grado de producción de agua pesada del orden del 99,89 % de concentración, ese "grado reactor" marcó el inicio de la producción nacional de un elemento fundamental para el funcionamiento de los reactores nucleoeléctricos del tipo uranio natural-agua pesada y que permitirá el abastecimiento interno y dedicar los excedentes productivos a la exportación.
La primera refinería de oro y plata en el país (Refinería Riojana S.A.) fue inaugurada en Octubre de 1994, en la provincia de La Rioja; por su parte, la industria del cemento se localiza en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Catamarca, Salta, Entre Ríos, Neuquén, Chubut y San Luis y las frutícolas en Capital Federal, Mendoza, San Juan, Río Negro y Corrientes; y últimamente la industria electrónica básicamente en Tierra del Fuego, debido al régimen arancelario de promoción industrial de la Ley 19.640 de 1972 que garantiza beneficios promocionales hasta el 2003, al que se agrega un nuevo régimen de carácter optativo, que lo hace hasta el 2013, similar al de la ciudad brasileña de Manaos y aceptado por el Mercosur.
Los asentamientos industriales en el país en los últimos tiempos, responden a una política de desarrollo de determinadas áreas del territorio, para lo cual se han implementado numerosas medidas para favorecer su instalación; surgen así los parques industriales que, al estar dotados de infraestructura, servicios y urbanización, han facilitado la radicación de pequeñas y medianas industrias.
Entre las áreas promocionadas, por su magnitud se destacan los parques industriales existentes en Trelew, Neuquén, Allen, Reconquista, La Banda, Paraná, General Pico, Gualeguaychú, Luján de Cuyo, Salta, Ushuaia, Formosa, Villa Mercedes y La Rioja. |