Esta llanura limita al Oeste con la región de las Sierras Pampeanas y la del Noroeste, al Norte con las repúblicas de Bolivia y Paraguay, al Este con este último país y la región mesopotámica y al Sur con la llanura pampeana.
La planicie está formada por espesas capas de sedimentos continentales y marinos asentados sobre un subsuelo de rocas cristalinas del macizo de Brasilia, que sufrió un proceso de fracturación y hundimiento como consecuencia de la orogenia andina. Su relieve no presenta accidentes dignos de mención excepto una débil pendiente de Noroeste a Sudeste, atestiguada por la dirección de los ríos paralelos que surcan el territorio y que ocasiona numerosos meandros y cauces abandonados (madrejones).
Los tres grandes ríos que la recorren (Plicomayo, Bermejo y Salado) son caudalosos en su nacimiento, no reciben afluentes en trayectos de más de 600 kilómetros y dejan buena parte de sus aguas en esteros y bañados, siendo inútiles para la navegación, excepto el Bermejo en el tramo final de su curso inferior.
Comprendida dentro de la zona de clima subtropical, en la región pueden distinguirse dos áreas diferentes respecto a la estación de lluvias: la oriental, con precipitaciones durante todo el año, aunque mayores en verano, del orden de los 1.000 mm anuales, y la occidental, con un período seco invernal hasta de ocho meses.
En concordancia con esta distribución de las lluvias varía la vegetación: la selva enmarañada por lianas y epífitas, rica en especies con ejemplares de gran valor económico (quebracho, cedro, lapacho, etc), predomina en el Noreste, sobre suelos areno-arcillosos, interrumpida por numerosos claros donde aparecen suelos salinos o anegadizos. Donde se ha talado la selva, se reconstituyen sólo las palmeras como pindó y yatay, cuyas formaciones están vinculadas a la práctica de la ganadería.
Hacia el Oeste se desarrolla el bosque chaqueño interrumpido por extensas abras o campos, cubiertos de gramíneas y vegetación espinosa (vinal). A medida que el bosque se empobrece por falta de agua, aumenta la presencia de cactáceas que forman matorrales impenetrables en los espacios libres de árboles.
La especie predominante es el quebracho y su explotación ha originado la destrucción del monte natural, que no se repone, permitiendo el avance del desierto allí donde las condiciones ambientales no son propicias para la práctica de la agricultura.
La zona de transición entre el Chaco y la Pampa es la comprendida entre los cursos de los ríos Salado y Dulce en Santiago del Estero, donde el monte alterna con grandes extensiones de campo de una importante aptitud agrícola, siendo típico el cultivo "en bajante" que aprovecha los bañados cuando se evapora el agua de las crecientes.
El embalse de Río Hondo permite regar una amplia zona, convirtiendo a la diagonal fluvial en una importante proveedora de "primicias" especialmente en el renglón de la horticultura especializada.
En general la ganadería encuentra serios inconvenientes para su desarrollo, especialmente por el clima y la presencia de plagas y enfermedades, siendo el ganado más resistente el criollo, obteniéndose muy buenos resultados con la introducción del Cebú, que al cruzarse con razas finas permite obtener animales aptos para el clima y de buena calidad.
La principal riqueza de la región es la producción agrícola, sobresaliendo el algodón entre otros cultivos como maíz, sorgo granífero, hortalizas y frutales. En el Norte de la provincia de Formosa han adquirido gran importancia las plantaciones de bananeros, así como los plantíos de caña de azúcar en el Norte de Santa Fe.
La composición de la población incluye algunos grupos de aborígenes, descendientes de los primitivos pobladores del territorio. Las principales concentraciones urbanas se presentan en las tierras altas o albardones en las costas de los ríos Paraguay y Paraná y en la diagonal fluvial de Santiago del Estero, destacándose Resistencia, capital de la provincia del Chaco, con su salida natural sobre el Paraná, el puerto de Barranqueras. |