Si bien en el territorio argentino se encuentran numerosos yacimientos, la actividad minera recién ha iniciado un significativo desarrollo en los últimos años, en particular luego de la promulgación de las leyes de inversiones mineras (Nos. 20.551/74, 22.095 y 24.196 que apunta a lograr la estabilidad tributaria para el sector, especialmente los inversores del exterior), el reordenamiento minero con la ley Nº 24.224 que modificó el Código de Minería y el Acuerdo Federal Minero, la creación del Consejo Federal de Minería y la sanción en Noviembre de 1995 de la Ley de Protección Ambiental para la Actividad Minera, incorporada al Código.
Los yacimientos no son propiedad del dueño de los terrenos, las riquezas del subsuelo son del país y su administrador es el Estado Nacional. Las provincias se encargan de comandar su adjudicación entre los particulares interesados, que se hacen cargo de la búsqueda y la explotación. El Estado Nacional se dedicará a generar la información geológica básica; hasta 1992 sólo estaba relevado el 17 % del territorio nacional, la Dirección del Servicio Geológico Nacional está confeccionando la carta geológica minera del país, que estaría finalizada en 1997, para cuya realización se destinan u$s 15 millones anuales.
Las explotaciones más importantes corresponden a: hierro en Zapla y Santa Bárbara (Jujuy); plomo, plata y zinc en Aguilar (Jujuy), La Poma (Salta) y Paramillos de Uspallata (Mendoza); carbón en Río Turbio (Santa Cruz); uranio en Sierra Pintada (Mendoza) y en Cerro Solo (Chubut) con mineral de alta ley (entre 2 y 3 kg/ton), que albergaría 6.000 toneladas, casi un tercio de las reservas comprobadas por la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Dentro de los minerales metalíferos explotados o con reservas constatadas en el país, se encuentran: cobre en El Pachón (San Juan) y Famatina (La Rioja); oro y cobre en Agua Rica y Bajo de la Alumbrera (Catamarca) que se obtendrán desde 1997 pudiendo colocarnos como el 9º productor mundial; oro en Nordin (Catamarca), descubierto en 1995 y cuya producción ubicaría al país en el 3er. lugar en Latinoamérica, después de Brasil y Chile, y Cerro Vanguardia (Santa Cruz); estaño en Pirquitas (Jujuy); zinc en Aguilar (Jujuy) y Gonzalito (Río Negro); hierro en Sierra Grande (Río Negro); berilo, tungsteno, manganeso, oro y plata en Farallón Negro (Catamarca); litio, considerado como material estratégico, en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca) que comenzará a producir comercialmente en 1997, con reservas para 40 años; y sales de Potasio en Potasio Río Colorado (Mendoza).
Los minerales no metalíferos incluyen: azufre, sal común y boratos; en las rocas de aplicación sobresalen por su producción las calizas, mármoles, arenas, yeso y canto rodado. La localización de los respectivos yacimientos está circunscripta a la zona cordillerana, el centro y Este del país, siendo las provincias de Salta, Jujuy, Mendoza, San Luis, Córdoba, Buenos Aires, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, las que más actividad minera desarrollan. A esto debe agregarse la producción de aguas minerales, en las que sobresalen las provincias de Mendoza, Córdoba y Buenos Aires.
Hasta 1992 la actividad privada estaba restringida a la explotación de minerales no metálicos y rocas de aplicación, que es la minería de menor riesgo: en 1989 había apenas 4 empresas extranjeras, en 1995 llegan a 65 (australianas, canadienses, sudafricanas, estadounidenses e inglesas) trabajando en prospección y exploración, que alcanza a 17 millones de hectáreas. Están invirtiendo en áreas de riesgo, es decir, en la búsqueda de metales, los objetivos más importantes son el cobre y el oro, y en menor proporción la plata.
La producción minera que alcanzó en 1994 los u$s 580 millones, llegaría a 1.000 millones para 1999. Las exportaciones, constituidas básicamente por minerales no metalíferos, bórax, mármol y granito, registraron en 1993 un volumen de sólo 53 millones de dólares; las proyectadas para 1996 alcanzarán a u$s 330 millones, trepando en 1999 a 430 millones y los principales rubros serán los de origen metalífero, particularmente oro, plata y cobre. Las inversiones privadas que en el período 1975/1992 llegaron a los u$s 30 millones, superan actualmente los u$s 90 millones, y alcanzarían los 150 millones en 1996, pudiendo llegar a más de 2000 millones en 1998.
Aunque las reservas de crudo se agotarán en el 2003, la producción petrolífera (38.747.450 m³ en 1994) y gasífera (27.814.505 m³ en 1994) nuestro país presenta varias cuencas sedimentarias de importantes rendimientos y reservas, como la Neuquina, siendo algunos de sus yacimientos Sosneado y Llancanelo en Mendoza; Loma de la Lata, Challacó, Cutral Có y Cerro Bandera en Neuquén; Catriel Oeste y General Roca en Río Negro y Medanito en La Pampa; la cuenca del Golfo de San Jorge con yacimientos tales como Escalante, El Trébol y Cañadón Grande en Chubut; Pico Truncado, Koluel Kaike, Cañadón Seco y Piedra Clavada en Santa Cruz.
En valores inferiores de reservas se ubican la cuenca Cuyana, siendo algunos de sus yacimientos en explotación los de Tupungato, Lunlunta, Punta de las Bardas y Vizcacheras, todos en Mendoza; la cuenca del Noroeste con los yacimientos de Campo Durán, Madrejones, Pozo Escondido, Aguaragüe, Ramos, Acambuco y otros en Salta; Caimancito en Jujuy y Palmar Largo, Cañada Rica y La Tigra Norte en Formosa; y finalmente la cuenca Austral con los yacimientos Cerro Redondo, Cóndor y Océano entre otros, en Santa Cruz y los de San Sebastián, Cañadón Alfa, Laguna Escondida, Cullen y varios más en la isla Grande de Tierra del Fuego.
El 27 de Setiembre de 1995 se firmó entre los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido, un acuerdo de cooperación petrolera en aguas adyacentes a las islas Malvinas, que incluye un "paraguas" de soberanía y crea una Comisión Conjunta de Hidrocarburos encargada de coordinar las actividades en los 6 bloques (de hasta 3.500 km² cada uno) del Área de Cooperación Especial.
En 1986 se firman los primeros contratos entre YPF y consorcios privados para la explotación de diversas áreas de mediano y bajo riesgo, esas concesiones alcanzaron en 1995 a 167, entre las que se hallan la del Mar Epicontinental, siendo las más importantes en explotación los yacimientos Ara e Hydra en la costa oriental de la isla de Tierra del Fuego, a 13 km mar afuera de la ciudad de Río Grande, cuya producción de crudo supera los 6.000 m³ diarios. En el yacimiento Hydra, a 70 km de la costa, se descubrieron en 1994 dos pozos gasíferos (Carina 3 y 4) con una producción estimada en 955.000 m³ diarios, algo más del 1 % de lo producido en todo el país.
Entre agosto y septiembre de 2013 se aprobaron contratos con la petrolera estadounidense Chevron, para trabajar conjuntamente con YPF, para la explotación con el objetivo de aumentar las reservas energéticas. En Neuquén se aprobó un acuerdo para extender la concesión del área Loma Campana, de Vaca Muerta, en donde se planea iniciar la explotación de hidrocarburos no convencionales.
Según los informes presentados por YPF ante la Secretaría de Energía, la producción diaria en Santa Cruz creció 15,2 % en el segundo trimestre en comparación con el mismo trimestre del año anterior.
El 24 de agosto de 2014 YPF anunció el descubrimiento de un yacimiento en la provincia de Santa Cruz, en el área de Los Perales y Las Mesetas, el mismo tiene un potencial diario de 200 000 de m3 y 370 barriles de petróleo. El martes 10 de noviembre de 2015 la Corte Suprema de la Nación ordena que se hagan públicas las cláusulas del acuerdo entre YPF y Chevrón en Vaca Muerta.
Se han perforado 260 pozos en la zona de recursos no convencionales de Vaca Muerta, con una inversión de 3000 millones de dólares, para este emprendimiento se ha asociado YPF a empresas como Chevron, Dow Chemical y Petrobras. YPF aumentó su producción en un 5,6 % en 2014 con respecto a la producción de 2011, mientras que la producción de gas se elevó al 31 % para el mismo periodo. Para ello se adquirieron el triple de equipos de perforación, pasado de 25 que había en 2011 a 75 para 2014.
La extracción de crudo disminuyó en un 1,44 % durante 2014, según datos de la Secretaría de Energía. No obstante si se pone el foco en la producción por provincias, Chubut es la mayor productora, con un incremento de un 2,8 %, pero en Santa Cruz hubo un retroceso del 3,18 %. La producción de la provincia de Neuquén creció un 2,24 % gracias a los recursos no convencionales. En Mendoza la extracción de crudo también bajó en un 3,7 %. Las cuatro provincias citadas anteriormente representan poco más de ocho de cada diez metros cúbicos que se extraen. YPF fue la empresa que experimentó un mayor crecimiento en producción de hidrocarburos, con un alza del 8,85 % (gracias también a la adquisición de activos de Petrobras), mientras que Pan American Energy que explota en Cerro Dragón, provincia de Chubut registró un aumento del 2,69 %, mientras que Pluspetrol y Sinopec registraron bajas del 4,7 % y 15 %.
Para 2018, la extracción de crudo disminuyó un 8,1% con respecto al 2014. No obstante creció un 2,1% con respecto al año pasado, siendo el primer año de crecimiento desde más de una década. En Gas Natural, la extracción superó la de 2014 en 13,5% (y en un 5,3% la del año anterior). El incremento en los montos extraídos, se explica fundamentalmente por el desarrollo de Vaca Muerta y la incorporación de nuevos yacimientos en la Cuenca Austral y fueron el resultado de la aplicación de importantes incentivos por parte del Estado Nacional.
Existen varios gasoductos, oleoductos y poliductos de envergadura, entre los que se destaca el oleoducto "General San Martín", con tramos inaugurados en 1973 y 1978, que conecta San Sebastián en Tierra del Fuego, con Buenos Aires. Entre los gasoductos sobresalen el "Sur" que une Tierra del Fuego con Bahía Blanca; "Norte" de Campo Durán a Buenos Aires con un trazado de 1.744 km y que tiene conexión con Santa Cruz de la Sierra en Bolivia; "Neuba I" y "II" de Loma de la Lata a Buenos Aires, con una extensión de 1.377 km inaugurado en 1988 y el "Centro-Oeste" desde Luján de Cuyo a Buenos Aires.
El 15 de Febrero de 1994 se inauguró un oleoducto trasandino que facilitará la exportación del petróleo a Chile y permitirá a nuestro país una salida del 15 % de su producción total por el océano Pacífico. La obra tiene una capacidad de bombeo de 17.000 m³ por día transportados en un ducto de 40 cm de diámetro a través de 424 km (225 km el tramo chileno y 119 km el argentino), entre Puesto Hernández (Neuquén), Concepción y el puerto de San Vicente (Chile); atraviesa la cordillera de los Andes por el paso de Buta Mallín, a 1.925 m.s.n.m.
En cuanto a los gasoductos, en Noviembre de 1995 se inició la construcción del "Gas Andes" (454 km), entre Mendoza y Santiago del Chile con una extensión a Valparaíso, que comenzaría a operar a fines de 1997; contabilizándose además varios proyectos: "Mercosur" (3.657 km) desde Salta hacia Porto Alegre y San Pablo, Brasil; "Trasandino" (1.200 km) entre Neuquén (Loma de la Lata) y Santiago de Chile con extensión a Viña del Mar; "Patagónico" (1.000 km) desde Tierra del Fuego y Santa Cruz a Buenos Aires; "NOA-NOCH" (600 km) entre Salta (Ramos) y Antofagasta, Chile; "Mesopotámico" (300 km) de Aldea Brasileña en Entre Ríos a Uruguayana, Brasil; "Transpatagónico" (48 km) entre Santa Cruz (El Cóndor) y la planta chilena más grande del mundo que elabora metanol, en las cercanías de Punta Arenas; y el "Mesopotámico del Atlántico" extendido entre la provincia de Entre Ríos y Porto Alegre en Brasil.
La actividad minera se compone de cinco etapas bien definidas:
1) la investigación de base, que efectúa el relevamiento geológico minero, conforma los mapas y realiza otros procesos de investigación general;
2) la prospección, que determina la ubicación de los yacimientos en condiciones de ser explotados. La de carácter regional suele ser realizada por el Estado, mientras que las empresas privadas la efectúan en áreas más delimitadas;
3) la exploración, que está destinada a evaluar la cantidad de mineral existente y cuánto cuesta ponerlo en condiciones de ser comercializado. Es la etapa más cara porque deben realizarse inversiones de mucho riesgo;
4) el desarrollo del yacimiento, que lo prepara para su explotación y determina las obras de infraestructura que deben realizarse para ponerlo en condiciones operativas;
5) la explotación, que es la última etapa del proceso, en la que el proyecto entra en la fase comercial. Las etapas de prospección y exploración necesitan entre 5 y 8 años para ejecutarse, antes de entrar en las de construcción que darán paso a la explotación propiamente dicha. Un estudio de rentabilidad de un yacimiento puede durar más de 30 años desde el inicio de las investigaciones hasta el comienzo de la rentabilidad.