Con los descubrimientos de Díaz de Solís, Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer, y los informes acerca del interés de Portugal por extender hacia el sur del Brasil sus descubrimientos y posesiones, quedaba abierta la era de la conquista y colonización de las nuevas tierras. La corte española aceleró el envío de una expedición que sirviese para impedir que los rivales remontasen el río Paraná en busca del imperio del rey blanco y de la Sierra de la Plata y para dar con esos lugares fabulosos, cuyas riquezas supuestas harían superar la crisis y el agotamiento de las arcas reales.
Para dar cima a esos propósitos, la armada que se enviase debía levantar fortalezas en puntos estratégicos como para una toma de posesión efectiva, formaría poblaciones estables, repartiría tierras y organizaría una gobernación en regla.
Después de haber ofrecido la empresa a otros, fue admitido para realizarla un noble granadino, que había intervenido en el asalto y saqueo de Roma, Pedro de Mendoza.
Pedro de Mendoza