Antes de la llegada de los españoles, este territorio estuvo habitado por diversas naciones indígenas: los huarpes (al sur), los diaguitas (al centro y al norte).
Huarpes
Los huarpes habitaron gran parte de lo que hoy se conoce como el valle del Tulum. Su zona de influencia se extendió a las sierras de Zonda, Ullum, Villicum y Pie de Palo, y los cerros de Valdivia. Otras zonas de arraigo fueron la de influencia del río Bermejo y de las lagunas de Guanacache (o Huanacache) y ambas márgenes del río Desaguadero. Se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Los grupos se ubicaban en tierras regadas por redes de canales y acequias que ellos mismos construían para garantizar el riego del maíz, la quinoa, el poroto y la calabaza. El maíz fue entonces fundamental en su dieta; lo comían asado o cocido y también lo secaban al sol para obtener chuchoca que consumían molida. Criaban llamas y guanacos para alimentación y transporte. Cazaban guanacos, ñandúes y otros animales pequeños, conservaban la carne charqueada (secada por el sol), por largo tiempo. También recolectaban huevos de ñandú y frutos de chañar y algarrobo.
Capayanes
Los capayanes fueron un pueblo indígena actualmente extinto que habitó en una parte del noroeste argentino, el extremo norte de Cuyo, y el extremo noroeste de la región de las Sierras Pampeanas .
Su ámbito geográfico estaba en parte de las provincias de La Rioja, Catamarca, San Juan, desde la zona montañosa comprendida entre el límite de La Rioja con Catamarca sobre el río Colorado y las cercanías del río Jáchal-Zanjón, en San Juan, abarcando la cordillera de los Andes, al oeste, hasta los cordones del Velasco, donde se mezclaban con los diaguitas. Ocuparon los fértiles valles de Famatina, Sanagasta, Yacampis, Guandacol y Jáchal. Tenían como vecinos, al norte a los diaguitas y al sur a los huarpes.
Compartían con los diaguitas (o paziocas) la lengua cacán o una derivación de esta. Vestigios de su lengua se encuentran en terminaciones como bis, pis o china, por ejemplo: Yacampis, Quilmebis, Guanchina, Vinchina, etc.
Conocían la técnica del hilado, tejían lana de guanaco y de las llamas que criaban. También conocían la metalurgia del cobre y del oro. Construyeron canales y acequias para regar sus sembradíos. Entre sus cultivos estaban el maíz, zapallo, la papa y la quínoa.
Utilizaron ampliamente la cerámica, principalmente en las urnas funerarias, decoradas geométricamente con los colores negro, rojo y blanco, conocido como estilo de Sanagasta o de Angualasto.
Sus viviendas de barro y adobe eran a veces construidas al pie de un gran árbol cuya copa servía de techo. Esta técnica de construcción, aún perdura en la zona riojana de Vinchina.
Hacia 1480 el Imperio incaico invadió la región de los diaguitas y capayanes, incorporando sus territorios al Tahuantinsuyu.
Diaguitas
Los diaguitas del Noroeste argentino, vivían en la zona de los actuales departamentos de Jáchal e Iglesia, al norte de las poblaciones huarpes. Practicaban la agricultura con apoyo del riego artificial y cultivaban el maíz que guardaban en graneros semisubterráneos. Vivían en poblados, en casas de adobe con techos de palos y pasto. El pueblo diaguita se destacó en la cerámica: fabricaban vasijas de boca ancha con dibujos geométricos.
Los diaguitas también habitaron en el Valle del Río Bermejo y en Valle Fértil. La documentación histórica menciona que estos grupos eran muy numerosos y vivían fundamentalmente de la ganadería de la llama. También recolectaban y practicaban la agricultura. También eran cuidadores y criadores de ganado en las estancias españolas. Utilizaban la piedra en puntas de flechas, hachas, cuchillos, raspadores, cuentas para collares y pipas.
Artesanía diaguita
Entre las artesanías de las etnias diaguita tenemos la fabricación de urnas funerarias, vasos, jarros y pipas. También eran destacados por trabajar las piedras con la finalidad de usarlas como hachas, puntas de fechas, morteros y amuletos. Se les conocía también por el manejo en el trabajo de metales como la plata, el cobre y el oro. Otras de las cualidades artesanales de los diaguitas que eran muy buenos tejedores además de realizar decoraciones en la cerámica donde se destaca en relieve las figuras humanas, pinturas de animales y por supuesto los grabados en figuras geométricas
Vivienda diaguita
Las viviendas echas por la cultura diaguita eran realizadas en piedra donde las mismas era dispuestas en forma de pirca, que era una técnica usada por aquellos pueblos de la región andina un dato muy interesante de sus viviendas es que ellos no llegaron a usar ningún tipo de cemento las viviendas diaguitas tenían una forma que iban desde lo rectangular hasta cuadrangular, dichas viviendas además estaban compuestas por varias habitaciones donde cada una de ellas estaban comunicadas entre ellas, sus puertas son angostadas. La construcción de las viviendas usó un método conocido como «pirca», que trata de la superposición de piedras, el techo de las viviendas era echo con paja o torta, la cual es una mezcla de varios elementos como barro, paja y ramas para la realización del techo.
En el año 1551 el capitán Francisco de Villagra recorrió la zona de lo que hoy son las provincias de San Juan y Mendoza. Desde ese momento, varios fueron los grupos que exploraron el territorio sanjuanino, enviados por las autoridades de la Capitanía General de Chile, que era una división territorial menor del Imperio español, que dependía del Virreinato del Perú. Estas expediciones previas tomaron contacto con los indios huarpes, que recibieron pacíficamente a los españoles. Precisamente la existencia de gran cantidad de indígenas que podían ser llevados a Chile para trabajar en el campo o las minas fue uno de los motivos por los cuales los españoles decidieron tomar posesión efectiva de estos territorios.
En 1562 el mismo Villagra, que había ascendido a gobernador de la Capitanía General de Chile, envió al Capitán Juan Jufré a fundar y poblar ciudades en las zonas que ya se habían explorado. Juan Jufré y sus hombres cruzaron la cordillera y llegaron al valle de Uspallata. Previo reconocimiento del paraje y sus alrededores, Jufré fundó, el 28 de marzo de 1562, una ciudad a la que puso por nombre Ciudad de la Resurrección, en lo que hoy es Mendoza, que ya tenía una fundación anterior.
A los dos meses y medio, el capitán Jufré emprendió una incursión por el norte para llegar al valle de Tucuma o Tuluma. La expedición llegó así a un paraje cercano a una sierra a la que los naturales llamaban de Zonda, a orillas del rápido río Tucuma.
Corregimiento de Cuyo
La provincia de Cuyo o corregimiento de Cuyo fue una división territorial del Imperio español de la cual derivan las actuales provincias argentinas de Mendoza, San Juan y San Luis. Formó parte de la Capitanía General de Chile desde su creación en 15681 hasta 1776 cuando fue incluido en el nuevo Virreinato del Río de la Plata. Debido a la ejecución de la ordenanza de intendentes de 1782 el corregimiento fue disuelto en 1784 e incorporado a la intendencia de Córdoba del Tucumán.
La región sirvió de fuente de indígenas encomendados (principalmente huarpes) para la ciudad de Santiago de Chile. Judicialmente el corregimiento de Cuyo perteneció al distrito de la Real Audiencia de Chile desde 1565 y 1575 (primera existencia) y desde 1609 hasta su extinción.
La fundación de la ciudad de San Juan
El 13 de junio de 1562 Juan Jufré de Loayza y Montese, fundó San Juan de la Frontera, en el valle de Tulum, por orden de Francisco de Villagra, capitán general de Chile. La ceremonia tuvo pocos testigos: el reducido grupo de españoles que acompañaban a Jufré y algunos indígenas. Se leyó un acta, que fue firmada por algunos de los expedicionarios presentes. El acta de fundación de la ciudad la bautizó San Juan de la Frontera en honor del santo patrono San Juan Bautista y por llegar su territorio hasta la frontera con el Tucumán. El mismo día Jufré instituyó el primer Cabildo, nombró teniente corregidor y repartió entre su gente los solares de la ciudad y alrededor de 1.500 indígenas en encomiendas.
Desde 1562 hasta 1594 San Juan tuvo su asiento en el Pueblo Viejo, hoy Concepción. A pesar de haber transcurrido 32 años desde su fundación, sólo se había levantado la iglesia parroquial y la casa dominicana. Las viviendas eran, según crónicas de la época “un rancherío que no se diferenciaba mucho del caserío huarpe”.
Inundación y traslado
A fines de 1593 una creciente del río San Juan arrasó la precaria ciudad. Luis Jufré y Meneses, quinto hijo del fundador, la trasladó 25 cuadras al sur de su antiguo emplazamiento. Trazó la Plaza Mayor en un cuadrado desnudo y a su alrededor comenzó a crecer nuevamente San Juan, que tuvo que soportar nuevas inundaciones, pestes y terremotos. El 25 de junio de 1751, Juan de Echegaray, logró fundar la actual ciudad de San José de Jáchal, siendo hoy la localidad cabecera del departamento Jáchal. Es en la actualidad núcleo de una importante región agrícola de la provincia. San Juan formaba parte del corregimiento de Cuyo con cabecera en la ciudad de Mendoza integrando la Capitanía General de Chile.
Encomiendas
El régimen de Encomiendas era un sistema por el cual el Encomendero, que era un ciudadano español, se hacía cargo de un grupo de indígenas. Les brindaba alimentos, protección y educación religiosa a cambio de trabajo. Las condiciones de trabajo de las encomiendas fueron duras y, en muchos casos, terminaban con la vida de los indígenas.
Hasta 1776 San Juan -y todo Cuyo- dependieron de la Capitanía General de Chile. Ese año pasó a integrar el Virreinato del Río de la Plata, que se acababa de crear.
Hasta 1776, fecha de la creación del Virreinato del Río de la Plata, Cuyo formó parte de la Capitanía General de Chile, la cual dependía del Virreinato del Perú y estaba dividida en once Corregimientos. Cuyo era uno de ellos, siendo su capital Mendoza. La más alta jerarquía política se denominaba Corregidor, lo que involucraba el tratamiento de General, por debajo de éste se encontraba el Teniente de Corregidor. San Juan contó hasta 1782 con Teniente Corregidor. Al crearse el Virreinato del Río de la Plata, Cuyo fue incorporado al mismo separándolo de Chile, algo muy anhelado por los cuyanos.
La situación desde el punto de vista político se mantuvo igual, con la diferencia que los virreyes desde Buenos Aires nombraban ahora las autoridades. La implantación de la Real Ordenanza de Intendentes de 1782 significó la supresión de los Corregimientos. La ordenanza dividió al Virreinato en diversas unidades políticas, las Intendencias, siendo Cuyo incorporado a la de Córdoba del Tucumán con capital en Córdoba.
Con la formación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 el Corregimiento de Cuyo fue separado de la Gobernación de Chile.
La Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782 dividió el Virreinato del Río de la Plata en 8 gobernaciones-intendencias, además de las gobernaciones militares y políticas de Montevideo y de los pueblos de las antiguas Misiones Jesuíticas, formándose brevemente la Intendencia de Cuyo. Pero como consecuencia del informe presentado por el virrey Juan José de Vértiz, esta estructura fue modificada por Real Orden del 29 de julio de 1782 y por la cédula aclaratoria del 5 de agosto de 1785, suprimiéndose las intendencias de Cuyo y Santa Cruz de la Sierra y dividiendo la del Tucumán en dos, integrando Cuyo la nueva Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán.
Fundación de San Juan y Juan Jufré de Loaiza Montesa
Juan Jufré de Loaiza Montesa fue un conquistador español que participó en la expedición de Pedro de Valdivia a Chile. Fue el primer alcalde de segundo voto de Santiago en marzo de 1541, junto al de primer voto Francisco de Aguirre, y ocupó el cargo de teniente de gobernador de Cuyo, en donde fundó la ciudad de San Juan, denominándola como San Juan de la Frontera. a la izquierda se ve la pintura de Rosarivo publicado en el libro IV Centenario de la Fundación de San Juan, Editorial Cactus, 1962.
El acta fundacional original y el plano del primer repartimiento se conservan en el Archivo de Indias, con sede en Sevilla, España. Para el repartimiento de tierras Juan Jufré utilizó un plano en el que está dibujada una ciudad pequeña y regular. Consistía en un rectángulo de cinco manzanas por lado y 25 en total. Cada manzana se hallaba dividida por dos ejes perpendiculares en cuatro solares iguales.
Al centro se situaba la manzana destinada a Plaza Mayor o de Armas, con solares reservados en sus lados para el Cabildo, la Iglesia Matriz y la Hermandad de Santa Ana, y parcelas adjudicadas a las familias de Jufré, Ronquillo, Payo, Lemos, Cardoso, García Hernández, Delvira y Arias. Las restantes manzanas se distribuían entre los demás pobladores.
En los cuatro extremos del rectángulo de manzanas quedaron los lugares previstos para iglesias y conventos de Santo Domingo, San Francisco y La Merced y para hospitales, separados de españoles y de naturales. El trazado de San Juan de la Frontera respondió al molde de las poblaciones españolas en las Indias, fijado en 1523 por la Real Cédula de Fundaciones.
Francisco de Villagra
Francisco de Villagra en 1551 fue enviado al Perú a reclutar los hombres necesarios para las campañas en el sur contra los mapuches, regresando para intervenir en ellas. El mismo año participó además, al mando de una expedición, en la exploración de la región de Cuyo, considerándosele el primer español en recorrer esta zona, donde pocos años después se fundaría la ciudad de Mendoza.
virreinato del Río de la Plata
El virreinato del Río de la Plata fue creado primero en forma provisional, el 1 de agosto de 1776, y luego, de manera definitiva, el 27 de octubre de 1777, por orden del rey Carlos III de España a propuesta de su secretario de Indias José de Gálvez y Gallardo, y tuvo su capital en la ciudad de Buenos Aires, de escasa importancia hasta ese momento.
Con la formación del Virreinato del Río de la Plata en 1777 el Corregimiento de Cuyo fue separado de la Gobernación de Chile pasando a integrar la nueva Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán.
El día 20 de junio en la noche se congregaron nuevamente los Capitulares yEl 17 de junio llegó a San Juan el comandante Corvalán con la comunicación de la Primera Junta solicitando su reconocimiento, y también el mensaje desde Córdoba, en sentido contrario. El cabildo de San Juan no tomó una decisión inmediatamente pasando a un cuarto intermedio hasta el día 20.
Ese día se resolvió enviar un comisionado a Mendoza para indagar su estado y ver si conformaba con su sentir.
El comisionado partió el 22 de junio, regresando el día 26 con las noticias de las vacilaciones de Mendoza. Ese día llegó a San Juan un enviado de Córdoba, por lo que se resolvió esperar la llegada del correo ordinario del 30 de junio. El 4 de julio llegó una orden de Gutiérrez de la Concha exigiendo jurar obediencia al Consejo de Regencia, por lo que se convocó a un cabildo abierto para el 7 de julio. Ese día se decidió reconocer a la Junta, aunque manteniendo el reconocimiento de las autoridades de Córdoba y se fijó el 9 de julio como fecha de elección del diputado. Se eligió con un total de setenta y siete votos a José Ignacio Fernández de Maradona.
El día 8 llegó un pedido de Córdoba para que se enviase tropas. El 28 de julio el cabildo de San Juan envió a dos delegados a comunicar lo acontecido a las villas de San José de Jáchal y San Agustín de Valle Fértil: Francisco Pensado y Juan Crisóstomo Quiroga, respectivamente, subsumiendo la designación a la decisión de esas villas, las cuales eligieron también a Fernández de Maradona el 6 y el 10 de agosto respectivamente.
El 18 de septiembre fueron remitidos ciento once milicianos sanjuaninos para la expedición auxiliar, quienes marcharon al mando del segundo comandante de armas, teniente coronel Mateo Cano y del subteniente Pascual Bailón. Posteriormente la Junta solicitó cien soldados más, por lo que el cabildo dispuso una contribución forzosa. El 6 de noviembre la Junta dispuso que esos 100 hombres se dirigieran a Buenos Aires.
Saturnino Sarassa teniente gobernador de San Juan
El Primer Triunvirato decidió poner fin a las juntas subalternas de gobierno y nombrar en su lugar gobernadores y teniente gobernadores. El 7 de febrero de 1812 fue designado teniente gobernador de la Ciudad de San Juan por el Primer Triunvirato que ejercía la autoridad nacional. El cargo de teniente gobernador correspondía con el gobierno de la actual Provincia de San Juan que pertenecía a la región de Cuyo que, a su vez, dependía de la Intendencia de Córdoba del Tucumán.
Su designación no fue bien vista por los habitantes de San Juan que se oponían al centralismo de la Ciudad de Buenos Aires asumido por el Primer Triunvirato que había desplazado a la Junta Grande como máxima autoridad del ex Virreinato del Río de la Plata. Su gobierno se destacó por la falta de sostén político, se vio sometido a las presiones de los dos grupos dominantes y el avance del Cabildo de San Juan sobre las atribuciones de su cargo. Francisco Narciso Laprida hizo correr versiones de que Sarassa apoyaba a los realistas. José Ignacio Maradona, que volvía a la ciudad luego de haber participado en la Junta Grande se enfrentó con virulencia con Sarassa. A mediados de 1813 los sanjuaninos se habían persuadido, sin fundamento alguno, de que existía una conjura de los realistas para retomar el poder y en ante el brote de histeria colectiva el Cabildo ordenó el arresto de algunos españoles y expulsó de la provincia a otros.
El 30 de septiembre el Cabildo alegó que Sarassa no había actuado frente al inminente peligro, que nunca existió, y comenzó a juntar firmas para destituirlo. Generado ese clima muchos comenzaron a pedir que se fusilara a Sarassa. Sarassa huyó a la ciudad de Mendoza, por lo que se pidió que se designara un juez para que deslindara las responsabilidades de lo sucedido. Fue designado el abogado José María García quien en diciembre de 1813 concluyó su tarea ordenando el arresto de los instigadores, entre ellos Laprida, y la reposición de Sarassa en el cargo. En enero de 1814 Sarassa retomó el ejercicio del gobierno, pero a los pocos días renunció.
Asamblea del año XIII
A fines de 1812, cuando fue convocada la Asamblea General Constituyente, cada ciudad de la Provincias Unidas debía elegir un diputado. En esa época San Juan era muy pobre para poder mandar representantes con sueldo y gastos de viaje, estadía, etc. Por ello, y por sugerencia de Alvear (Carlos María de Alvear , con serias diferencias con San Martín), aparece en escena Tomás Valle.
El Cabildo de San Juan asociado a ocho vecinos electores, procedió el 17 de noviembre a la elección del congresal local a la Asamblea de enero". Y aclara que, "descartada la candidatura de Laprida (candidato de San Martín...), el doctor Tomás Antonio Valle, hombre del grupo alvearista, obtuvo la mayoría con siete sufragios" Tomás Valle, que jamás había tenido vínculo alguno con San Juan. Se incorporó a la Asamblea en su primera sesión, en enero de 1813, y permaneció en ella hasta la última, en enero de 1815
El 29 de noviembre de 1813 el segundo Triunvirato creó la intendencia de Cuyo separandola de la intendencia de la de Córdoba del Tucumán, y con capital en la ciudad de Mendoza. Estaba formada por las actuales provincias argentinas de Mendoza, San Juan y San Luis y su gobierno lo ejercía un gobernador intendente designado por el Triunvirato y estaba sujeto a aprobación del cabildo de Mendoza.
El primer gobernador intendente destinado a Cuyo fue el coronel Florencio Terrada, aunque algunas fuentes señalan que su cargo fue el de teniente gobernador. Posteriormente fue designado gobernador intendente el coronel Marcos Balcarce en julio de 1814 y el 10 de agosto José de San Martín.
San Martín Intendente de Cuyo
En 1814 el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio de Posadas, nombró a San Martín gobernador de la Intendencia de Cuyo, con sede en Mendoza. Para entonces, su plan ya estaba terminado y aprobado, y a partir de ese momento San Martín comenzó los preparativos para la campaña al Perú.
Eleccion al congreso de Tucuman
El 13 de junio de 1815 fue electo fray Justo Santa María de Oro como diputado por San Juan para el Congreso de Tucumán, y el 12 de septiembre fue electo Francisco Narciso Laprida como segundo diputado por San Juan para el mismo congreso.
El cruce de los Andes
La columna de Pismanta, que cruzó los Andes por el paso de Guana, estaba integrada por diversos efectivos, comandados por el teniente coronel Juan Manuel Cabot (de 33 años), y entre los cuales se encontraba el teniente Eugenio Hidalgo y 20 granaderos, debiendo emplear 14 días de marcha. El objetivo era restituir la Provincia de Coquimbo al Estado de Chile. Su recorrido tenía una longitud de 705 km.
Cabot salió del Campamento del Plumerillo el 9 de enero con 60 hombres pertenecientes a:
En San Juan se les unió un contingente de 80 milicianos de caballería provincial al mando del capitán Juan Agustín Cano y otros 6 oficiales, tropas que había movilizado el teniente gobernador José Ignacio de la Roza.
El 12 siguió la marcha desde San Juan llegando a Pismanta el día 25 pasando por Las Tapiecitas, Talacasto y Gualilán, y allí permaneció hasta el día 27.
Siguiendo rumbo al oeste pasó por Anticristo y en busca de los Portezuelos de Agua Negra, Blanco y San Lorenzo, Valle de Los Patos y Cañada de los Patillos, siguió rumbo al Sur; alcanzó las cumbres del Paso de Guana el día 5 de febrero y sorprendió el día 6 la Guardia de la Cañada de Los Patos compuesta por un sargento y 8 soldados, tomándola prisionera.
Allí el destacamento permaneció hasta el día 9; el día 7 adelantó Cabot al capitán Patricio Zeballos y Egaña, patriota coquimbano, con una partida de 100 hombres y el resto reanudó la marcha el día 9 siguiendo lo ordenado por el general San Martín, en el trayecto se le incorporaron compatriotas chilenos, incluso en el pueblo de Valdivia, tomando esta localidad y luego Monterrey. El día 10 avanzó sobre el valle de Sotaquí. Conocida la marcha del destacamento de Cabot e interceptados los caminos que unían La Serena con Santiago, las autoridades de La Serena se dieron a la fuga rumbo a la capital. Cabot ordenó el 10 que su ayudante Eugenio Hidalgo con 100 hombres se adelantara para reforzar la partida del capitán Zeballos y ocupar los caminos por donde el enemigo pudiera huir a Santiago. Junto con los emigrados españoles de La Serena, marchaba una guarnición de 100 hombres con dos piezas de artillería.
El 9 de enero de 1820 se produjo en San Juan la sublevación del Regimiento 1.º de Cazadores de los Andes, acompañado por un cuerpo de Dragones de reciente creación, en el movimiento arrestaron al coronel Severo García de Sequeira, jefe del regimiento, y se ascendieron a sí mismos al grado de coronel. Los jefes del motín fueron los capitanes Mariano Mendizábal y Francisco Solano del Corro y el teniente Pablo Morcillo. Luego de dominar la resistencia de los cívicos al mando de José Bernardo Navarro, depusieron al teniente gobernador José Ignacio de la Roza y arrestaron al jefe del regimiento, teniente coronel Severo García de Sequeira. Mendizábal llamó a un cabildo abierto que lo nombró por aclamación ese mismo día teniente gobernador y comandante de armas de San Juan, pero solo asumió el cargo militar dejando al cabildo el poder político.
El 10 de enero Mendizábal envió al Director Supremo, José Rondeau, una extensa nota justificando la sublevación. El 20 de febrero llegó a San Juan la noticia de la Batalla de Cepeda, que había originado la caída del Directorio y la disolución del Gobierno Nacional el 11 de febrero. Fue convocado un cabildo abierto para el 27 de febrero que debía decidir si San Juan seguiría dependiendo de Mendoza o si se constituía en una provincia federada más. La asamblea fracasó y se convocó otra para el 1 de marzo, durante la cual se firmó el acta declarando la autonomía de San Juan como nueva provincia de la federación. A partir de ese momento se disolvió la Provincia de Cuyo y Mariano Mendizábal se transformó en el primer gobernador de San Juan.
El movimiento fue apoyado por el cabildo de San Juan, que incitó a los oficiales a arrestar a De la Roza, y poco después nombró a Mendizábal gobernador interino de la provincia de San Juan, segregada de hecho de la de Cuyo. En marzo sería nuevamente electo, como gobernador titular. El movimiento fue apoyado por el cabildo de San Juan, que incitó a los oficiales a arrestar a De la Roza, y poco después nombró a Mendizábal gobernador interino de la provincia de San Juan, segregada de hecho de la de Cuyo. En marzo sería nuevamente electo, como gobernador titular por el cabildo abierto el 19 de marzo de 1820; Mariano Mendizábal fue reconocido, en virtud de la mencionada declaración, gobernador de San Juan. Entre los firmantes del acta del cabildo abierto figuran: Ignacio Fermín Rodríguez, José Oro y el padre de Sarmiento..
Mendizábal y Del Corro no pudieron contener a las tropas, de modo que la ciudad quedó sometida a un saqueo brutal. El gobernador Luzuriaga pretendió aplastar la revuelta; pero, a pedido del cabildo sanjuanino – y también tras considerar que militarmente estaba en inferioridad de condiciones – ordenó a las tropas regresar a Mendoza. Poco después renunciaba al cargo de gobernador, y San Martín ordenaba a lo que quedaba del Ejército de los Andes en Cuyo cruzara la Cordillera hacia Chile, salvando la campaña al Perú. Curiosamente, el día anterior a la revolución había estallado el motín de Arequito, que sublevaba al Ejército del Norte contra el Directorio, pero la coincidencia de fechas se debió al estado político del país, no a la coordinación entre ambas revueltas. El 1 de febrero, en la batalla de Cepeda, desaparecía el Directorio.
Caída y Ejecución
La insubordinación de Mendizábal fue un brote de la insubordinación de Cuyo, dado que José Ignacio de la Roza huyó a La Rioja y pasó luego a Chile para reunirse con San Martín, como lo hicieron Luzuriaga, gobernador de Mendoza, y Dupuy, gobernador de San Luis.
En buena medida, Mendizábal había asumido el gobierno por casualidad, y los autonomistas del cabildo comenzaron a querer deshacerse de él. La amenaza de ataques desde Mendoza lo obligaron a nombrar gobernador titular a Mendizábal a comienzos del mes de marzo; pero, cuando ésta se disipó, el 24 de marzo, se libraron de él: nombraron jefe del ejército provincial a Del Corro, y gobernador a José Ignacio Maradona.
Mendizábal, derrocado por el teniente Corro, huyó a La Rioja disfrazado de fraile, pero los fugitivos fueron atrapados allí por Juan Facundo Quiroga, comandante de los Llanos.
Mendizábal fue capturado por el gobernador Ocampo y remitido a Martín Güemes, que lo envió al Perú a disposición de San Martín, siendo sometido a consejo de guerra, su cuñado de la Roza pidió a San Martín la vida del reo, pero el 30 de enero Mendizábal fue degradado en la plaza de Huaura y fusilado en cumplimiento de las ordenanzas militares.
De la Roza había informado al general de lo ocurrido, dramatizando los hechos y acusando a Mendizábal de traición. Más tarde cambió de idea y trató de salvar a su cuñado, pero ya San Martín había tomado una decisión: tras un juicio de más de un año, en enero de 1822, Mendizábal fue condenado a muerte, degradado y fusilado como traidor a la patria ante una multitud, en la plaza central de Lima.
Despues de la sublevación
Al producirse la revolución de Mariano Mendizábal en enero de 1820, mantuvo el orden político en medio del caos, lo que le permitió apoyarse en el segundo de Mendizábal, Francisco Solano del Corro, para recuperar el poder para el cabildo. En marzo de ese año asumió como gobernador de la provincia, viéndose obligado a mantener en el mando militar a Del Corro, que se dedicó a causar conflictos y enfrentamientos con la vecina provincia de Mendoza. Del Corro fue derrotado por el general Francisco Fernández de la Cruz, y éste invadió la ciudad. Por si el general no sabía diferenciar entre los revolucionarios y los funcionarios civiles, el gobernador decidió evacuar la ciudad con las milicias y todos los funcionarios de gobierno por unos días. Cuando finalmente, en agosto, logró que el extraño personaje saliera hacia el norte —donde iba a ser derrotado por el joven Facundo Quiroga— presentó la renuncia. Fue reemplazado por el coronel Sánchez, que se decidiría por el partido unitario.
En marzo José Ignacio Fernández de Maradona logra que Mendoza reconozca la autonomía provincial y evita la ocupación militar por las tropas mendocinas que se encontraban asentadas en Departamento Pocito
Cuando Maradona se retiró del gobierno el 5 de junio de 1820, se convocó a elecciones para ocupar el cargo de gobernador, resultando electo el presidente de la Junta Militar, José Antonio Sánchez, un hombre mas proclive a las influencias de San Martín.
Gobernación de José Antonio Sánchez
Goberno la provincia de San Juan entre el 10 de agosto de 1820 y enero de 1822 , entre sus primeras medidas nombró a Francisco Narciso Laprida como ministro general del gobierno. Su mayor aportación a la provincia fue la creación del poder legislativo en reemplazo del Cabildo. Creó en 1821 una "Corporación Representativa del Pueblo", prevista con nueve diputados por la Capital y dos por Jáchal y Valle Fértil, que pasó a ser la Legislatura.
Durante su gobernación insistió constantemente ante los padres de Sarmiento en su empeño de que el joven asistiera al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires para adquirir una educación sistemática. Sarmiento y sus padres se negaron a ello durante un tiempo, cuando accedieron y Sarmiento volvió de Chile para expresar su acuerdo, el mismo día que llegó, fue depuesto Sánchez. Fue depuesto por "universal aclamación popular" del pueblo de San Juan y en su lugar designaron para el cargo al Boliviano José María Pérez de Urdininea, quien luego sería presidente de su país.
Gobierno de José María Pérez de Urdininea
Goberno la provincia de San Juan entre enero de 1822 y el 10 de enero de 1823 , pertenecía al partido unitario, en su mandato designó en su gobierno a las máximas personalidades de ese momento. Primero nombró ministro secretario a Francisco Narciso Laprida, que acababa de presidir el Congreso de Tucumán y luego a Salvador María del Carril, un brillante abogado de 23 años y con estas designaciones, Urdininea apaciguó los ánimos y sentó las bases para lo que luego fue el Tratado de Huanacache que firmaron las provincias cuyanas.
Desde su puesto pretendió formar un ejército para invadir el Alto Perú, pero no logró reunir fondos ni consiguió apoyo en Buenos Aires. A pesar de todo logró formar un contingente de casi 500 hombres, que fueron puestos al mando de José María Paz, y que quedó en Salta hasta que se pudiera hacer la proyectada campaña. Instaló sus fuerzas en Humahuaca, pero éstas permanecieron inactivas por dos años. Al ser el general fue convocado para ponerse al mando de la expedición al Alto Perú tiene que renunciar al cargo y la Junta de Representantes expide un decreto para que se hagan elecciones populares.
Quienes podían votar
Es interesante conocer aquel decreto que tenía cinco artículos.
Así se realizaron las primeras elecciones populares (aunque selectivas) en San Juan resultando electo gobernador un joven de 24 años Salvador María del Carril.
Gobierno de Salvador María del Carril
Salvador María del Carril goberno la provincia de San Juan entre el 10 de enero de 1823 y el 26 de junio de 1825 entre sus medidas estaban la modificación de las estructuras del Estado, las leyes orgánicas de la administración pública, la cultura y la educación. Trajo la imprenta, obligó a que se publicaran los actos oficiales, defendió la libertad de pensamiento, organizó la justicia -creó el departamento de Justicia, base de este poder del Estado-, se preocupó por las cuestiones urbanas, fomentó la forestación -que casi no existía en aquellos años-, creó el Reglamento de Policía de Agua (anticipo de la Ley de Aguas), fomentó el desarrollo agrícola y se preocupó por las explotaciones mineras.
El día 11 se aprobó en general sin observaciones. Y lo mismo pasó con los primeros artículos, hasta que el día 23 de junio, todo cambio sustancialmente. El presidente del cuerpo informó que había recibido del Poder Ejecutivo tres paquetes que contenían peticiones del pueblo. Básicamente, había más de 1400 personas que pedían la sanción de la Carta de Mayo y 683 personas que solicitaban la no sanción de los artículos 16 y 17 como se habían presentado.
Un anónimo con una advertencia
Un anónimo fijado en la puerta de la Casa de Gobierno el 1 de julio, fijaba posiciones sobre los diputados que no asistían a las reuniones:
“El Ejecutivo con sus mañas y cohechos logrará por un momento sancionar lo que quiera pero su caída está próxima. ¡Ciudadanos! Las leyes obrarán contra él pues habiendo jurado ante el pueblo soberano profesar y defender la religión católica, apostólica y romana, quiere a la fuerza y valido de las bayonetas, intimidar a nuestros representantes y despojarnos de ella”.
Entre los miembros de la Cámara había legisladores irreductibles en el tema religioso, que habían decidido no asistir a las sesiones. De un total de 18, votaron 12 con un resultado de 9 a 3 a favor de la propuesta, finalmente el 6 de julio quedó sancionada la ley y el 13 promulgada por el Ejecutivo.
Sublevación de julio de 1825 y toma del poder
El 6 de julio de 1825 se aprobó en San Juan la ley denominada Carta de Mayo que reconocía los derechos individuales de los ciudadanos, la igualdad de los hombres y establecía la libertad de cultos. Este hecho, sumado a la situación existente y a las medidas anteriores tomadas por el gobernador Salvador María del Carril que disminuían y regulaban el poder de la Iglesia católica dieron origen a un alzamiento militar impulsado por las distintas congregaciones eclesiásticas presentes en la provincia. El alzamiento estuvo en manos de tres sargentos llamados Joaquín "Carita" Paredes, "Chucuaco" Moyano, y Maradona. La noche del 26 de junio liberaron a los presos del penal, a los que sumaron a su causa, y marcharon a la casa del gobernador donde lo apresaron.
Tomaron por bandera un pabellón blanco con una cruz negra y la leyenda "Religión o muerte" y difundieron la siguiente proclama:
Los señores comandantes de la tropa defensora de la religión que abajo suscriben, tienen el honor de hacer saber a toda la tierra el modo como cumplen los mandatos de la Ley de Dios:
1º) Que la Carta de Mayo sea quemada en acto público, por medio del verdugo porque fue introducida entre nosotros por la mano del diablo para corrompernos y hacernos olvidar nuestra religión católica apostólica, romana.
2º) Que la Junta de Representantes sea deshecha y en su lugar se ponga el Cabildo, tal como estaba antes, y toda la administración de justicia.
3º) Cerrar el teatro y el café por estar profanados porque allí concurrían los libertinos para hablar contra la religión.
4º) Que los frailes se vistan de frailes.
5º) Sancionar en toda la provincia la Católica Apostólica Romana como la religión de San Juan.
6º) Imponer una contribución para el pago de la tropa.
La asonada fue apoyada por vecinos de renombre y el clero: Plácido Fernández Maradona; Francisco Borja de la Roza; Juan Antonio Maurín; José Rudecindo Castro; Roque Jacinto, José Genaro e Ignacio Fermín Rodríguez; Manuel Torres y Juan José Robledo. Los presbíteros José Manuel Astorga, Manuel Torres, Juan José Robledo, José de Oro, fray Dionisio Rodríguez y fray Roque Mallea. El 27 de junio, en la Capilla de San Clemente, se reunió parte del vecindario y proclamó gobernador a Fernández Maradona , quien era uno de los líderes del movimiento sedicioso. Este juró el cargo y designó ministro al presbítero José Manuel Astorga y depositó el mando de las tropas en Juan Antonio Maurín, antiguo capitán del Batallón número 1 de Cazadores de los Andes. Al frente de los sublevados colocó al comandante Manuel Olazábal. La ciudad quedó bajo estado de sitio.
Su primer acto de gobierno fue un decreto por el cual
"La carta de mayo será quemada públicamente por mano del verdugo, porque fue introducida por la mano del diablo para corrompernos..."
Junto con la Carta de Mayo se quemaron ejemplares del periódico El Defensor de la Carta de Mayo.
Una de sus primeras proclamas sostenía:
¡Ciudadanos armados! ¡Militares defensores del país, de la patria y, de la religión santa que profesamos! Me habéis honrado con el mando de la Provincia y yo he jurado ante Dios y los hombres desempeñar vuestra confianza y derramar mi última gota de sangre, antes que comprometer vuestra seguridad individual. Como hombre cristiano y de buena fe, he de cumplirlo: no tengáis el menor temor de mis medidas; pues todas son encaminadas a la salvación del país, y a consolidar esa justa causa porque os habéis alarmado..."
San Juan, agosto 4 de 1825. Plácido Fernández Maradona
Fernández Maradona deja a a Juan Antonio Maurín a cargo de las tropas levantadas en armas, años después Maurín lucharía en las montoneras de Facundo Quiroga. El segundo jefe fue "Carita" Paredes, quien sería uno de los principales jefes de Juan Manuel de Rosas en la Mazorca. Días después liberó a Del Carril quien se dirigió a Mendoza donde requirió los auxilios de ese gobierno para recuperar el ejercicio del poder en su provincia.
El 9 de septiembre Del Carril y José Félix Aldao se enfrentaron en la Primera Batalla de la Rinconada del Pocito contra las tropas de Fernández Maradona dirigidas por Olazábal quien huyó luego de los primeros enfrentamientos. El combate se resolvió rápidamente y las tropas destituyentes huyeron en desbandada.
Por la tarde las tropas de Del Carril ocuparon pacíficamente la ciudad y restituyeron al gobernador depuesto, destituyendo a Fernández Maradona.
Se restituyó a Del Carril en la gobernación de San Juan. Tres días después renunció voluntariamente asumiendo de modo provisorio la gobernación José Navarro quien persiguió y juzgó a los sediciosos.
José Navarro se desempeñaba como presidente de la Junta de Representantes, órgano legislativo de la provincia cuando se produjo la destitución del gobernador Salvador María del Carril a raíz de los conflictos desatados por la sanción de la Carta de Mayo. Repuesto este luego de la denominada Primera Batalla de la Rinconada del Pocito reasumió el mando por tres días y presentó la renuncia.
Una vez aceptada la renuncia, el diputado Ruperto Godoy (padre) propone que se deje de lado el mecanismo electoral y se designe por seis meses un gobernador el que gozará de facultades extraordinarias durante tres meses. eso fue apoyado por unanimidad de los diputados presentes (Nueve representantes, la mitad de la Junta, habían huido por formar parte del bando sedicioso), la iniciativa se transforma en ley y resulta electo José Navarro, presidente de la sala en ese momento.
José Navarro
José Navarro asumio la gobernación entre 13 de septiembre de 1825 y el 12 de marzo de 1826 , esto fue ante la renuncia de Salvador María del Carril y por la elección de la Junta de Representantes de la cual era su presidente . Durante su administración, que siguió las huellas de Del Carril, se destaca la sanción, por parte de la Junta de Representantes, de un decreto por el cual San Juan se expide (a solicitud del Congreso Nacional) sobre la forma de gobierno para el país; la opción fue por “el Gobierno Representativo Republicano Federal”.
Manuel Quiroga Carril
Manuel Quiroga Carril fue elegido gobernador de la provincia de San Juan el 17 de enero de 1827 por una reunión de notables. Durante su gestión reunió un segundo contingente de tropas sanjuaninas para participar en la guerra del Brasil y colaboró con la reunión de fondos para la Armada Argentina, a órdenes de Guillermo Brown.1 Firmó con las otras provincias de Cuyo el Tratado de las Lagunas de Guanacache, el 1 de abril, por el cual las provincias coordinaban sus esfuerzos en la lucha por la organización federal del país. Fracasó, en cambio, en sus negociaciones con el gobernador cordobés Juan Bautista Bustos para organizar un congreso federal en San Luis. Intentó solucionar sus limitaciones económicas con la contratación de un empréstito de 8000 pesos fuertes que debía ser suscripto por los comerciantes de la provincia, que además pagaban sus impuestos con mucho retraaso, pero éstos se negaron a colaborar. En vista de su fracaso económico, presentó la renuncia el 7 de abril de 1827, pero la misma fue rechazada por la Legislatura. El resto de su mandato estuvo signado por los avatares de la guerra civil y por las limitaciones presupuestarias. tras haber presentado varias renuncia.
Timoteo Maradona
Timoteo Maradona goberno entre el 30 de noviembre de 1828-5 de abril de 1830, se había desempeñado durante el segundo gobierno de José Antonio Sánchez fue uno de los líderes de la oposición y fue elegido diputado provincial. Apoyó el gobierno de Manuel Quiroga Carril y fue considerado un aliado del caudillo Facundo Quiroga. En 1828, la legislatura eligió gobernador a Timoteo Maradona.
EL estallido de la segunda guerra entre unitarios y federales lo obligó a ceder casi todas sus fuerzas a Quiroga, para las batallas de La Tablada y Oncativo; cuando el general José María Paz derrotó a los federales, Maradona se encontró sin fuerzas militares que oponer al avance de los oficiales unitarios, de modo que bastó que Santiago Albarracín se presentara en la capital para que Maradona le entregara el gobierno. Pasó los siguientes meses entre la cárcel y los sucesivos escondites en que se asiló.
El 9 de enero, el teniente coronel Juan Manuel Cabot inició la expedición por el Norte junto a 60 hombres. Su punto de partida fue San Juan, allí el teniente gobernador había preparado un escuadrón de 80 milicianos de caballería. Las instrucciones que había recibido del general San Martín eran claras: debía “invadir la Provincia de Coquimbo y su capital La Serena, con el propósito de posicionarse en ella en nombre del Estado de Chile”. Asimismo, debía llevar proclamas para insuflar los sentimientos patrióticos de sus pobladores sobre “nuestra justa causa y activa cooperación que deben prestarle”.
José Ignacio de la Roza fue derrocado el 9 de enero de 1820 por el militar Mariano Mendizábal, esposo de su hermana Juana De la Roza, y fue condenado a muerte. La pena no se cumplió y fue cambiada por el destierro. Pasó a Chile y de allí a Perú, donde fue auditor de guerra del gobierno de San Martín. Influenció lo suficiente en San Martín para que éste exigiera que Mendizábal le fuera enviado a ese país, y para que lo hiciera condenar a muerte y fusilar.
Revolución de Mendizábal
El 9 de enero de 1820, el capitán Mendizábal y el teniente Francisco Solano del Corro dirigieron una revuelta de oficiales subalternos y sargentos. Arrestaron al coronel Severo García de Sequeira, jefe del regimiento, y se ascendieron a sí mismos al grado de coronel.
El movimiento fue apoyado por el cabildo de San Juan, que incitó a los oficiales a arrestar a De la Roza, y poco después nombró a Mendizábal gobernador interino de la provincia de San Juan, segregada de hecho de la de Cuyo. En marzo sería nuevamente electo, como gobernador titular.
Mendizábal y Del Corro no pudieron contener a las tropas, de modo que la ciudad quedó sometida a un saqueo brutal. El gobernador Luzuriaga pretendió aplastar la revuelta; pero, a pedido del cabildo sanjuanino – y también tras considerar que militarmente estaba en inferioridad de condiciones – ordenó a las tropas regresar a Mendoza.
Mariano Mendizábal
Mariano Mendizábal fue detenido en La Rioja por las fuerzas del comandante de los Llanos, Juan Facundo Quiroga, el aventurero militar estuvo un tiempo detenido y remitido luego a Martín de Güemes que lo envió a Perú, a disposición del general San Martín. En Lima, Mariano Mendizábal fue sometido a consejo de guerra y condenado a muerte, su cuñado José Ignacio De la Roza pidió al Libertador por la vida de su cuñado a pesar que lo había traicionado pero fue en vano. Mendizabañ fue degradado en la plaza de Huaura y fusilado en cumplimiento de las ordenanzas militares.
Facundo Quiroga
Facundo Quiroga para asegurar y aumentar el poder para el partido federal y aprovechando los problemas de la provincia de San Juan, influyo colocando en el gobierno a un pariente suyo, el coronel Manuel Quiroga Carril. Ese mismo año de 1826, el Congreso sancionó una constitución unitaria, que fue rechazada por la mayor parte de las provincias. Solo Salta y Tucumán aprobaron esa constitución.
Sublevación de julio de 1825 y toma del poder
El movimiento que derrocó a Del Carril el 26 de julio de 1825 estuvo integrado por lo más caracterizado del clero sanjuanino y prominentes vecinos e intelectuales, a los que se sumó parte del ejército. Los revolucionarios llegaron a liberar presos para aumentar su tropa.
La guerra civil entre unitarios y federales trajo una instabilidad política en la provincia de San Juan con gobiernos provinciales que duraron menos de un año aproximadamente el primero de estos gobernadores fue Juan Aguilar que goberno entre 6 de abril de 1830 y el 17 de diciembre de 1830 siendo removido por Hipólito Pastoriza que ejercio el gobierno entre el 17 de diciembre de 1830 y el 3 de abril de 1831, luego vino José Tomás Albarracín entre el 3 de abril de 1831 y el 29 de abril de 1832, siendo derrocado por Valentín Ruiz el 29 de abril de 1832 hasta el 4 de mayo de 1834
El 4 de mayo de 1834, con apoyo de Quiroga, fue nombrado gobernador de su provincia. Su gobierno fue relativamente activo: realizó defensas sobre el río San Juan, que había desbordado inundando completamente la ciudad, habilitó el cementerio municipal y dividió el territorio de la provincia en departamentos.
Su ministro general era Domingo de Oro, exministro de Estanislao López, un personaje que oscilaba entre unitarios y federales, y que dominó completamente a Yanzón. Le hizo dictar una ley de amnistía y permitir el regreso de varios unitarios notables, además de la publicación de varios periódicos, entre ellos uno del joven Domingo Faustino Sarmiento. Mantuvo la tranquilidad en su provincia cuando llegó la noticia del asesinato de Facundo Quiroga.
Muerte de Quiroga y crisis política en Cuyo
El asesinato de Facundo Quiroga en Barranca Yaco en 1835 convulsionó el país y particularmente la región de Cuyo, donde se produjeron alzamientos como el de Mendiolaza en San Luis, y el de Ignacio Correa y Alejo Cuitiño en Mendoza. El mismo año, el ministro sanjuanino Domingo de Oro urdió un plan para apresar a Aldao en Mendoza y destituir al gobernador de esa provincia. Para ello conspiró junto con el coronel unitario Lorenzo Barcala – uno de los afroamericanos con mayor rango y prestigio en el ejército en su tiempo – a quien Quiroga había prestado especial protección. Esta conspiración fue notable por la participación que en la misma tuvieron figuras influyentes de San Juan, Córdoba, La Rioja y San Luis. El plan fue descubierto y sus cabecillas fusilados en Mendoza, incluido el coronel Barcala. Acusado por Barcala antes de su ejecución, Oro huyó a Chile, protegido por el gobernador Yanzón. Una investigación ordenada por la legislatura sanjuanina – en que tuvo especial participación – llevó a Benavídez a la convicción de la participación de Yanzón en la conspiración.
Por ello Benavídez dirigió una revolución en contra del gobernador, que terminó en un fracaso y el exilio del responsable. En su camino conferenció con Aldao y los gobernadores de Mendoza y San Luis, pero al llegar a Buenos Aires fue arrestado, pero fue liberado al poco tiempo por orden del gobernador Rosas, que lo tomó bajo su protección. Durante su ausencia, el gobernador Yanzón invadió La Rioja, apoyado por grupos de montoneros del departamento riojano de Los Llanos. Fue derrotado en el Combate de Pango por el después general Tomás Brizuela, y depuesto en ausencia en San Juan, acusado de "traición y violación a la Liga Federal". En su lugar, tras la salida del interino Ortega, la Sala de Representantes eligió a José Luciano Fernández como nuevo gobernador, mientras las fuerzas riojanas ocupaban San Juan.
Benavídez fue enviado de regreso a su provincia por Rosas, y a su arribo fue restituido en el cargo de Comandante General de Aduanas y el de Mayor de Plaza, cargos que no aceptó.
Nazario Benavídez
Nazario Benavídez ejerció como gobernador de la Provincia de San Juan en cuatro periodos distintos de las cuales en tres de ellas entre 1836 y 1852 estuvouvo solo algunos meses fuera del poder alguna veces por estar dirigiendo el ejercito de San Juan o como en 1852 por ir al Acuerdo de San Nicolás dejando un gobernador interino .
Fue aliado de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza, figurando como el hombre fuerte de Cuyo durante más de 20 años, y participó de las luchas entre unitarios y federales. Su asesinato fue uno de los desencadenantes de la Batalla de Cepeda (1859), que puso fin al periodo de organización constitucional de la Argentina.
Su largo gobierno fue ordenado y pacífico: no fue un sanguinario, sino un gobernante con pretensiones de "recto y justo". Con razón, se lo llamó "el caudillo manso"; reprimió siempre el pillaje y la matanza, fue tolerante con sus enemigos y generoso con los vencidos ante quienes nunca buscó venganza.
El primero de mayo de 1851 tuvo lugar el Pronunciamiento de Urquiza, frente al cual Benavídez se manifestó en favor de Rosas, calificando al general Urquiza de loco traidor salvaje unitario Urquiza".
Benavídez ofreció a Rosas su asistencia a la campaña contra Urquiza, que fue aceptada; por ello incorporó al ejército a los hombres de entre 16 y 55 años de edad y concentró recursos. Para asegurarse la estabilidad de su provincia expulsó a algunos opositores, entre ellos Guillermo Rawson, hijo de su exministro. Solicitó a las provincias cuyanas y a La Rioja y Córdoba tropas para incorporarlas al ejército, pero recibió sucesivas negativas bajo distintos pretextos. Esta negativa demoró la partida de su ejército en ayuda de Rosas, por lo que la Batalla de Caseros se libró sin su participación.
Enterado de la caída de Rosas, Benavídez adoptó una actitud prudente: derogó las disposiciones laudatorias a Rosas y denigratorias contra Urquiza, y prohibió el uso de la divisa punzó. También nombró secretario de su gobierno a Guillermo Rawson, reconocido unitario. No se opuso al derrocamiento del mendocino Mallea.
A fines de abril, Benavídez se trasladó a San Nicolás de los Arroyos para concurrir a las deliberaciones que darían lugar al Acuerdo de San Nicolás, del cual fue suscribiente. En su ausencia, el 12 de abril la Sala de Representantes de la provincia cedió a Urquiza el manejo de las relaciones exteriores.
El 9 de mayo la Sala de Representantes revocó los poderes dados a Benavídez y facultó a Urquiza a firmar los acuerdos en nombre de la provincia. Tres días más tarde, las milicias provinciales fueron licenciadas. El 6 de junio de 1852 se sancionó una ley, dejando sin efecto el nombramiento de Benavídez como gobernador, con considerandos acusatorios sobre su proceder y llegando a prohibirle habitar suelo provincial. En su lugar se designó a Zacarías Yanzi.
La relación entre Benavidez y Sarmiento
Muchas anécdotas pintan al caudillo paternalista de cuerpo entero, algunas de ellas tienen como protagonista a un fogoso Domingo Faustino Sarmiento, director en aquellos años del periódico El Zonda, esta es una de ellas:
Benavides había mandado llamar a Sarmiento a su despacho.
Esta anécdota fue contada por el mismo Sarmiento.
Pero Sarmiento incorregible al fin, el siguiente número de El Zonda publicó un artículo titulado “Testamento”, aludiendo a que “había sido mordido por cierta perrilla faldera, rabiosa, idolatrada en su casa”. Para los sanjuaninos fue una directa alusión a la esposa del gobernador y Benavidez podía tolerar cualquier cosa menos que se atacara a Telésfora, su esposa idolatrada, la mujer más buena del mundo ese fue el último número de El Zonda, el sexto pues la incontinencia verbal de Sarmiento también sabía ser injusta y cruelmente dañina, no obstante, Sarmiento permaneció en San Juan un año y cuatro meses más. Pero su situación se hacía insostenible, especialmente por sus críticas a Rosas y sus contactos con quienes conspiraban desde Salta donde estaba Aberastain y La Rioja.
Sarmiento fue convocado nuevamente a la Casa de Gobierno y Benavidez lo interrogó nuevamente sobre su conspiración.
La tercera entrevista en la Casa de Gobierno, fue la última.
Sarmiento terminó encerrado en la cárcel ubicada en los altos del cabildo, con centinela a la vista y barra de grillos.
El 17 de noviembre (de 1840) el comandante José Manuel Espina le preparó un simulacro de asesinato, que concluiría con la afeitada a sable del preso y su traslado a la cárcel de la planta baja. No obstante el vejamen no pasaría de una comedia pues el general Benavidez lo salvó de aquella afrenta. Finalmente Sarmiento obtuvo su libertad. Cuentan que fue doña Telésfora -a la que había ofendido Sarmiento- la que intercedió por él.
-Benavidez, tengo que pedirte un favor- dijo a su esposo, llamándolo por el apellido.
-A una buena moza no se le niega nada. Pero depende de lo que sea...
-El favor se hace sin condiciones o no es favor.
-Bueno, concedido.
-Pues debo decirte que Sarmiento se halla en esta casa y quiero que lo hagas salir y llegar a salvo a Chile.
-¿En mi propia casa?
-Si Benavidez, está acá.
El 18 de noviembre Sarmiento partió de San Juan, acompañado por Clemente, su padre, en mulas proporcionadas y aperadas por el propio Benavides, rumbo a Chile. Al pasar por los baños de Zonda escribió su célebre frase “ont no tue point les idées”, repitiendo la sentencia de Fortoul.
Poco antes de morir, el 22 de junio de 1888, Sarmiento le escribió una carta a su amigo don Ignacio S. Flores y en ella hace justicia a su viejo enemigo:
“En la casa de Benavides, su señora viuda pondrá el retrato más grande que tenga del general Benavides, a quien debe San Juan, por su moderación, que no se derramase sangre en su gobierno”.
Ya desde su exilio en Chile, el gran maestro había escrito: “Benavides es un hombre frio; a eso debe San Juan haber sido menos ajado que los otros pueblos. Tiene un excelente corazón, es tolerante, la envidia hace poca mella en su espíritu, es paciente y tenaz”.
Salvador María del Carril, antiguo cabecilla unitario, no esperó la muerte del jefe federal para escribirle en 1852 una carta muy elogiosa en la que concluía diciendo, “usted en aquella época infausta, estancó la sangre que había corrido a torrentes y dio asilo generoso a los oprimidos sin amparo”.
Zacarías Yanzi (gobernador interino entre el 29 de mayo de 1852 y 8 de agosto de 1852)
En 1852, el gobernador viajó a la firma del Acuerdo de San Nicolás, dejando como gobernador delegado a Yanzi. Éste se rodeó de dirigentes unitarios, entre ellos su ministro Rosauro Doncel. La legislatura depuso a Benavídez en ausencia, y el 29 de mayo de 1852 eligió en su lugar a Yanzi. Pocas semanas después su gobierno se enfrentó con la legislatura, tras disponer que los productos importados no pagasen impuestos con lo que perjudicaba a las artesanías e industrias provinciales. A mediado de ese año la provincia fue sacudida por una seguidilla pillajes y saqueos que llevaron caos al interior provincial. Dado el extenso apoyo que gozaban los federales mediante un bando ordenó dar muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos que simpaticen con la causa federal.
La legislatura notificó la noticia a Benavídez, que se encontraba en San Luis, en viaje de regreso a su provincia; y pidió al gobernador Pablo Lucero, de esa provincia, que desarmara a las fuerzas que acompañaran a Benavídez. Pero Lucero entendió que, si apoyaba ese golpe de estado, sería él mismo el próximo en caer en manos de los unitarios. Ambos escribieron al presidente provisional Urquiza, que ordenó que todas las fuerzas de San Luis, La Rioja y Mendoza se dirigieran a San Juan, a reponer a Benavídez en el gobierno. Yanzi no intentó oponerse, y el 8 de agosto permitió ingresar al caudillo pacíficamente a la capital, entregándole de inmediato el gobierno.
Durante la gobernación de Yanzi se habían producido las elecciones de convencionales constituyentes para la convención constituyente de Santa Fe, resultando electos Sarmiento y Salvador María del Carril, siendo Rawson electo suplente. >Benavídez' no reconoció esta elección por haber sido realizada sin la concurrencia del pueblo y llamó a nuevas elecciones para el 2 de septiembre. Fueron electos Bernardo de Irigoyen y Eugenio Sánchez, como suplente Fidel Torres. La elección fue cuestionada porque el primero no era sanjuanino y el segundo hacía años que no residía en la provincia.
Revolución del 11 de septiembre de 1852
En Buenos Aires se produjo la revolución del 11 de septiembre de 1852, que tuvo por consecuencia la separación del Estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina y el traslado de la capital de la última a la ciudad de Paraná. Benavídez recibió instrucciones de la Sala de Representantes de apoyar a la Confederación Argentina en el conflicto.
Ante el conflicto por las elecciones de constituyentes, Urquiza decidió intervenir y para ello solicitó al gobernador de Mendoza, general Pedro Pascual Segura, que interviniera como árbitro; éste envió a San Juan a Baltazar Sánchez y Damián Hudson. Benavídez no recibió de buen grado la medida y dio por sentado que existía connivencia de la Comisión Mediadora con el partido unitario. Los mediadores retornaron a Mendoza.
La noche del 13 de noviembre los militares Santiago Albarracín, José María Ortiz y José Ignacio Coria se alzaron en armas y se dirigieron a la plaza principal. Adujeron problemas con el pago de los salarios, pero en realidad se hallaban influenciados por los unitarios, y unirse a la causa del Estado de Buenos Aires.
Benavídez se refugió en Pueblo Viejo (Actual Concepción), y el día 18 tomó la iniciativa, ofreciendo una gratificación a los militares sediciosos que abandonaran la lucha, sitiando la ciudad y cortando el suministro de agua y prometiendo pasar por las armas a los rebeldes que acometiesen contra persona alguna o sus bienes. El día 19 terminó todo con la rendición de los rebeldes. Benavídez hizo a los vencidos suscribir un empréstito por los gastos originados en el levantamiento. Rawson y otros unitarios fueron apresados por unos días. Otros, como Antonio Lloveras, Marcelino Rojo y Gregorio Rufino fueron expulsados de la provincia.
Estos sucesos impidieron la partida de los diputados electos a la Convención Constituyente. Se llamó a una nueva elección y el 28 de noviembre de 1852 la población de San Juan eligió a los dos diputados titulares y uno suplente que representarían a la provincia en el Congreso Constituyente. Resultaron electos Salvador María del Carril, Antonino Aberastain, y como suplente Ruperto Godoy, que reemplazaría a Aberastain. Los sanjuaninos se sumaron al congreso – que ya estaba sesionando desde noviembre de 1852 – recién en febrero de 1853.
Por decreto del 23 de junio de 1853, Benavídez ordenó el juramente en todos los pueblos y villas de la provincia de la Constitución Argentina de 1853, que había sido sancionada el 1 de mayo de ese año.
Renuncia de Benavídez
En marzo de 1854 se realizaron las primeras elecciones constitucionales nacionales, en las que fueron electos los candidatos oficialistas Justo José de Urquiza – para la presidencia – y el sanjuanino y unitario Salvador María del Carril para vicepresidente. Del Carril y Benavídez no tenían buen trato entre ellos. Al respecto del segundo decía el primero En esta época, Benavídez comenzó a alejarse del ejercicio del poder alegando razones de salud. La gobernación fue ejercida entre agosto de 1853 y abril de 1854 por Juan Luis Riveros. En octubre de 1854 se desató un conflicto de poderes entre los tres poderes provinciales a raíz de las acusaciones de fraude en las elecciones de Representantes provinciales por parte de los opositores. Esto originó un nuevo alejamiento de la gobernación de Benavídez, quien la cedió hasta diciembre a José Antonio Durán. El 1 de diciembre regresó al cargo y expidió un decreto convalidando las elecciones. El día 13 del mismo mes presentó su renuncia ante la Sala de Representantes.
El 4 de enero de 1855 finalmente la Sala de Representantes de San Juan aceptó la renuncia presentada por el gobernador Nazario Benavidez. El día 21 del mismo mes se nombró el nuevo gobernador provisorio, Francisco D. Díaz.
Francisco Díaz
Durante su primer gobierno se llamó a la primera convención constituyente de la provincia y se dictó una Constitución provincial de acuerdo con la Constitución Nacional de 1853. A pesar de la Carta de Mayo fue la primera constitución provincial que disponía acerca de la organización de los poderes del estado, el funcionamiento de las instituciones y los mecanismos electorales. Su preámbulo no invocaba a dios como fuente de toda razón y justicia, algo inaudito para la época. Las reformas llevadas a cabo durante su administración abarcaron un amplio espectro: justicia, política, educación, ejército y cultura. Esto le originó problemas con las autoridades del poder judicial, de la iglesia católica y con el ejército a cargo de Nazario Benavidez, Caudillo cuyano y gobernador por los 12 años anteriores a su periodo. Asumió por elecciones generales en 1855 y fue destituido por una revolución encabezada por Nazario Benavidez en 1857.
Conflicto con Benavidez
Al poco tiempo de asumir nombró una comisión para que efectuara el juicio de residencia a Nazario Benavidez, gobernador saliente. La comisión renunció a efectuar el juicio de residencia sosteniendo que el poder omnipotente y absoluto de Benavidez que asumió la suma del poder público en diciembre de 1854 al destituir a la Legislatura. También desconocieron a los diputados provinciales que habían asumido luego de la destitución de la Legislatura. Estos hechos resintieron la relación con Nazario Benavidez. En septiembre de 1856 se constituyó un Consejo Consultivo del gobierno y se nombró a Benavidez para presidirlo. Este declinó del ofrecimiento, lo que patentizó su desconfianza hacia el gobierno.
Conflicto con la Iglesia
Díaz acusaba al prelado de ser hombre aliado de los unitarios y de obrar de acuerdo con ellos.Nazario Benavidez, caudillo y hombre fuerte de la provincia, era amigo de Maradona y defendía la postura del obispo. El sacerdote gozaba de amplia influencia en gran parte de la población. Durante la gobernación anterior, el gobernador Nazario Benavidez había solicitado a Timoteo Maradona los documentos que justificaran su ejercicio como vicario del Obispado de San Juan de Cuyo. Maradona contestó que gobernaba en calidad de vicario en sede vacante, por delegación del obispo José Manuel Quiroga Sarmiento. Díaz en ejercicio del vicepatronato de la iglesia, delegado por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, creó nuevos curatos, expropió el hospicio de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced para que ahí funcionara la escuela para varones, requirió informes de las finanzas del obispado y solicitó nuevamente los documentos donde constara el nombramiento de Timoteo Maradona como obispo. Esto hizo que se tensaran las relaciones entre el gobierno y la iglesia gravemente. A mediados de julio de 1856 la crisis estalló y Díaz dictó una resolución desconociendo la legitimidad de Timoteo Maradona como obispo y ordenando sanciones para los prelados que lo obedecieran. Maradona no reconoció el decreto y continuó ejerciendo su cargo. En noviembre del mismo año el gobernador Diaz desconoció nuevamente la investidura de Maradona y dispuso su captura e incomunicación. El gobierno nacional, ante la crisis en la provincia, ordenó restituir a Timoteo Maradona. Díaz se mostró ante Urquiza de acuerdo con la medida y le manifestó que atrás del conflicto estaba Benavidez quien incitaba al alzamiento.
Constitución de San Juan
Durante su gobierno se convocó a la primera Convención Constituyente de la provincia que redactó una constitución para la provincia de San Juan en 1856. Se tomaron como antecedentes las constituciones vigentes en la Provincia de San Luis y la Provincia de Mendoza. La convención estuvo presidida por Nazario Benavidez y conformada por 40 diputados. La constitución comprende un preámbulo y 9 capítulos con un total de 44 artículos. La constitución no innovaba en sus disposiciones respecto a las ya vigentes en otras provincias, pero omitía en el preámbulo la invocación a dios como fuente de toda razón y justicia y suprimía el mantenimiento del culto por parte del estado.
Obra de gobierno
En la Nación se creó la dirección de Correos y Postas Nacionales, se suprimieron las aduanas provinciales y se creó una Administración de Rentas para todo el país; estos cambios influyeron en la provincia, donde se instalaron delegaciones provinciales. Se realizó un censo en 1857 por orden de la Confederación Argentina. Se crearon dos escuelas modelos de enseñanza gratuita para ambos sexos y se instaló una escuela pública para varones. Cuidó de forestar la plaza central de la provincia. Reorganizó completamente el Poder Judicial, lo que ocasionó graves problemas en el funcionamiento de este. Reinstaló la Corte de Justicia como autoridad máxima.
La Revolución de 1857
El diecisiete de marzo de 1857 se produjo una revolución organizada por militares benavidistas que colocó a Nazario Benavidez en el cargo de gobernador interino en reemplazo de Francisco Díaz a quien acusaban de haber girado hacia el sector de los liberales de Buenos Aires. La revuelta no tuvo derramamientos de sangre y contó con la participación de parte de la población civil. El gobernador no presentó oposición a los revolucionarios. La Confederación Argentina, que apoyaba a Benavidez envió prontamente una comisión interventora que asumió la gobernación y llamó a elecciones de gobernador.
El regreso de Nazario Benavidez (gobernador interino)
El 20 de septiembre de 1856 se produjo una revolución en La Rioja que – aunque sofocada – generó inestabilidad en la provincia. El gobierno de la Confederación comisionó a Benavídez buscar una solución amistosa y ordenó al Chacho Peñaloza que lo apoyara. No obstante, Benavídez no se trasladó a La Rioja, mientras que Peñaloza ocupó la capital de su provincia y llegó a ser el hombre fuerte de la misma. El 17 de marzo de 1857 estalló en San Juan una revolución militar incruenta, que colocó a Benavídez en el cargo de gobernador interino en reemplazo de Francisco Díaz, a quien acusaban de haber girado hacia el sector de los liberales del Estado de Buenos Aires. La revuelta contó con la participación de parte de la población civil, por lo que el gobernador no presentó oposición a los revolucionarios.
La corta gobernación de Benavídez que duro entre el 18 de marzo de 1857 y abril de 1857 impidió su comisión en La Rioja, lo que llamó la atención del gobierno nacional. Este envió en abril una comisión interventora presidida por Nicanor Molinas, que asumió la gobernación entre abril de 1857 y el 8 de septiembre de 1857 , Molinas favoreció a sus contrarios , los unitarios, sostenidos económicamente por sus amigos en Buenos Aires, ganaron las elecciones, sancionaron una constitución provincial, y el 8 de septiembre de 1857 llevaron a la gobernación a Gómez Rufino.
Manuel José Gómez Rufino
Una vez restaurada la paz en la provincia, el interventor llamó a elecciones, por las que en septiembre fue electo Manuel José Gómez Rufino, reconocido unitario que había participado en el golpe de mayo de 1852 contra Benavídez. Contaba con las simpatías de los liberales y los federales opuestos a Benavídez, y mantuvo fluidas relaciones con los liberales de Buenos Aires, entre los que se hallaba el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento.
Gómez Rufino nombró ministro a Saturnino Laspiur dirigente conservador. Se dedicó a organizar las instituciones públicas – muchas de las cuales no pasaron del papel en que fueron diseñadas – y modificó y modernizó el sistema impositivo y contable de la provincia. Apoyó al periodismo liberal y dirigió, junto con Antonino Aberastain y Saturnino Laspiur, la formación de un partido liberal organizado. Para defenderlo de las tropas leales a Benavídez, creó una Guardia Nacional, es decir, milicias urbanas, dirigida por oficiales liberales. Benavídez conservó sus cargos militares, lo que produjo constantes roces con el gobernador por la constante intervención de éste en los asuntos castrenses. Gómez creó a instancia de Saturnino Laspiur cuerpos militares provincales que estaban fuera del ámbito de Benavídez, y cambió los oficiales, persiguió a los partidarios del caudillo y buscó desafiar su autoridad. Ambos recurrieron a Urquiza para que zanjara las diferencias, y el presidente se inclinó por Benavídez, pero sin dar instrucciones claras de cómo proceder al respecto, y librando medidas confusas en relación al conflicto.
En las elecciones para renovar la mitad de la Legislatura provincial de agosto de 1858 triunfaron los partidarios de Benavídez, que contaban con un gran apoyo popular. El gobierno comenzó a buscar mecanismos para anular las elecciones y, percibido esto por la población en general, la misma comenzó a asistir en gran número a las sesiones de la Legislatura. El gobernador se incomodó por la situación y ordenó la prisión de los amigos de Benavídez, muchos de ellos jefes y oficiales del ejército. Gómez hizo correr la voz de que era Benavídez el responsable de los movimientos cívicos y ordenó su arresto.
Arresto y asesinato de Benavidez
El 19 de septiembre de 1858, Benavídez fue detenido en una riña de gallos, ubicada en lo que hoy es la calle San Luis, entre Sarmiento y Entre Ríos, por una gran cantidad de hombres armados. Lo dejaron preso e incomunicado y le colocaron una barra de grillos de 32 libras. Se acusó judicialmente a Benavídez por conato comprobado de sedición. Esto alteró gravemente la paz social. El secretario de la Comandancia, Santiago Quiroga, informaba al gobierno naciona, entonces la prensa porteña, especialmente La Tribuna y El Nacional – redactado por Sarmiento – requerían explícitamente la eliminación del tirano.
El gobernador Gómez acusó a Benavídez de complotar con los porteños alejados de la Confederación Argentina contra el presidente Urquiza. Su esposa Telésfora, llamada por ese entonces la generala, buscó apoyo en amigos y enemigos para evitar que mataran a su marido y se reunió con sus partidarios que se organizaron para liberarlo. El 23 de octubre de 1858 los partidarios de Benavídez asaltaron la cárcel para liberarlo. Las tropas del gobernador estaban bajo aviso del ataque, que no pudieron detener. Los benavidistas tomaron la parte baja de la prisión y liberaron a más de sesenta presos, la mayoría por ser partidarios del caudillo. Debían llegar a los Altos del Cabildo, que servía de prisión, y cuando sólo los separaba una pesada puerta – que ya estaban hachando – el coronel Domingo Rodríguez disparó a quemarropa al pecho de Benavídez, quien se hallaba engrillado, y luego le clavó la bayoneta en el corazón. Luego de ello arrojaron el cuerpo por una ventana y huyeron. Horas después fue desnudado y expuesto al escarnio en la plaza central. Su cadáver quedó en el lugar en que hoy se emplaza la fuente de la Plaza 25 de mayo, principal de la Ciudad de San Juan.:
Manuel José Gómez Rufino
Urquiza debía terminar su mandato en 1860, lo que hizo arreciar los intentos porteños de lograr adictos en el interior, en San Juan, había triunfado en las elecciones Manuel José Gómez Rufino un unitario, vinculado al vicepresidente unitario del Carril, ambos hombres muy bien mirados por Buenos Aires.
Manuel José Gómez Rufino dispuso la prisión del comandante militar de la provincia, general Nazario Benavídez (firmante del acuerdo de San Nicolás y prestigioso caudillo sostenedor de Urquiza en la región de Cuyo), para quien los diarios porteños pidieron la muerte.En octubre de 1858 fue asesinado el general Benavídez en la prisión, noticia que se recibió con júbilo en Buenos Aires, en cuya prensa (escrita por Sarmiento, entre otros) se recomendaba idéntica acción para con Urquiza.
El presidente, a través de Derqui, intervino San Juan e impuso al general Virasoro, probado federal, como gobernador, En la Confederación se levantaron voces reclamando airadamente represalias contra Buenos Aires, Adolfo Alsina, a la sazón gobernador de Buenos Aires, dispuso que la producción de la provincias confederadas fuera considerada como extranjera. La escalada de violencia fue inevitable y el 23 de agosto de 1959 los ejércitos se encontraron en Cepeda con las tropas al comando de Mitre ante el triunfo de Urquiza Alsina debio renunciar a la gobernacion
Luego del asesinato de Benavidez el presidente de la confederación Argentina desidio intervenir a la provincia desplazando a Gómez Rufino de ka gobernación y para ello envio una comision interventora integrada por José Miguel Galán , Baldomero García y el ministro del interior y futuro presidente Santiago Derqui con el fin de normalizar la provincia esta comisión estuvo entre el 28 de diciembre de 1858 y el 24 de enero de 1859 porque Urquiza habia designado como goberandor provisorio a José Antonio Virasoro
José Antonio Virasoro (gobernador interino)
Luego de un mes de trabajo de la comision interventora el presidente Urquiza intervino la provincia, enviando como máximo jefe militar a Virasoro, este puso en la cárcel a varios de los complotados, mientras la Confederación Argentina declaraba la guerra al Estado de Buenos Aires, derrotándola y reunificando el país por medio del Pacto de San José de Flores. En enero de 1859, Virasoro fue nombrado gobernador interino, y en septiembre fue confirmado con el carácter de gobernador titular. Sus relaciones con los unitarios sanjuaninos fueron pésimas, pero tampoco tuvo el apoyo popular en su propio partido, el federal. Gobernó rodeado de un círculo cerrado, en que la mayor parte de sus colaboradores eran correntinos. Se decía que despachaba sus asuntos de gobierno en idioma guaraní.
El gobierno de Virasoro había sido considerado desde Buenos Aires y por los propios sanjuaninos como una delegación encubierta del gobierno federal y una continuación de la anterior Comisión Interventora. En su mandato, Virasoro tomó varias medidas polémicas, como la destitución de la Cámara de Justicia y la expulsión de 7 miembros de la Legislatura. Como si fuera poco, también restringió el libre sufragio. El descontento era cada vez mayor y al tener conocimiento de un posible motín, Virasoro recorrió cuarteles y ordenó vigilar las casas de sus adversarios. Los federales sanjuaninos pidieron al presidente Urquiza, y luego a su sucesor Santiago Derqui ayuda contra el “forastero”. Por su parte, los unitarios decidieron derribarlo por la fuerza.
Los conflictos por el gobierno de Virasoro tuvieron un principio de solución: una reunión entre Bartolomé Mitre, gobernador de la provincia de Buenos Aires, el presidente Derqui y Urquiza, realizada en el palacio San José en noviembre de 1860, dio como resultado un pedido de renuncia al gobernador Virasoro, firmado por todos ellos.
Asesinato de Virasoro
Urquiza ya alejado de la presidencia , en un intento por recrear la armonía que amenazaba quebrarse, invitó al nuevo presidente Derqui y al gobernador Mitre a festejar el primer aniversario del Pacto de Unión en su residencia San José en noviembre de 1860. Pero un hecho grave quebró toda posible cordialidad: el asesinato del gobernador de San Juan y figura del partido federal, coronel José A. Virasoro, el 16 de noviembre de 1860, y su reemplazo por una figura del partido liberal opositor, el doctor Antonino Aberastain. Precisamente ese mismo día el presidente Derqui y los generales Urquiza y Mitre le habían dirigido la siguiente carta -única realización concreta de la reunión de los tres- instándolo a abandonar el poder. La carta decía:
Con perfecto conocimiento del estado en que se encuentra la provincia de San Juan, a cuyo frente V.E. se halla y consultando las altas conveniencias públicas, a la vez que las exigencias de la opinión, de la cual podemos considerarnos intérpretes en esta ocasión, nos permitimos aconsejarle un paso que le honraría altamente y que resolvería de manera decorosa para todos la crisis por que está pasando esa desgraciada provincia. Este paso que le aconsejamos amistosamente es que meditando seriamente sobre la situación de la provincia de San Juan, tenga V.E. la abnegación y el patriotismo de dejar libre y espontáneamente el puesto que ocupa en ella, a fin de que sus aptitudes militares puedan ser utilizadas en otra parte, por la nación, con mayor honra para el país y para V.E. mismo.
El texto de esta carta era una prueba de que sus firmantes temían por la vida del gobernador Virasoro y quisieron evitar la posibilidad de un atentado en su contra. La prensa de Buenos Aires, principalmente El Nacional, venía publicitando hace tiempo el asesinato político de Virasoro, considerado como un tirano. Como había ocurrido con el general Nazario Benavides, los comisionados del gobierno llegaron tarde para evitar el asesinato de Virasoro. Según Julio Victorica y Mariano A. Pelliza, la prensa de oposición en Buenos Aires anunció que el ministro de hacienda, Rufino de Elizalde, había facilitado al de gobierno, Domingo Faustino Sarmiento, un millón y medio de pesos papel para derrocar a las autoridades de la provincia de San Juan. El ministro de hacienda quiso defenderse del cargo, pero la constancia de que el órgano oficial del ministro de gobierno había anunciado con una anticipación de seis días la muerte del gobernador Virasoro fue un factor que le impidió a Elizalde desligarse de su responsabilidad en el asesinato.
El asesinato del gobernador de San Juan llevó al presidente Derqui, a pesar de los esfuerzos del gobernador de Buenos Aires, a intervenir aquella provincia. El 25 de noviembre de 1860, a cinco días de la muerte del gobernador de San Juan, José Antonio Virasoro, un decreto firmado por el presidente Santiago Derqui en acuerdo de ministros, iba a tener gran repercusión en la provincia. El decreto comisionaba al gobernador de San Luis, coronel Juan Saa, importante jefe federal, “para que representando al gobierno nacional, restituya el orden en San Juan aniquilado, adoptando al efecto las disposiciones y medidas que creyese convenientes y legales”.
Francisco Tristán Coll
El jefe revolucionario, Pedro Nolasco Cobo, convocó al pueblo a reunirse en la plaza y por medio de un acta firmada por 319 ciudadanos, asumió la responsabilidad del movimiento popular que había derrocado a Virasoro. Para reemplazarlo llamó a un plebiscito. Así, el 17 de noviembre de 1860, fue nombrado gobernador interino Francisco Tristán Coll, quien asumió el 19.
Al hacerse cargo de la jefatura de gobierno, designó ministro a Antonino Aberastain, quien se encontraba desterrado en Mendoza, y a Valentín Videla, mientras tanto, en Buenos Aires, al conocerse el asesinato de Virasoro, el presidente Derqui decretó el 26 de noviembre de 1860 la intervención a la provincia, designando para el cargo al gobernador de San Luis, coronel Juan Saa.
El puntano, era pariente y amigo del gobernador de Mendoza, Laureano Nazar, se puso en contacto para imponer sus ideas federales en San Juan, si bien hubo varios intentos desde la provincia para frenar esta intervención. Entre ellos se destaca el envío de dos comisiones negociadoras enviadas por Coll. Frente a la imposibilidad de un arreglo, Coll llamó a elecciones, dando una señal de pacificación. De esas elecciones, que se realizaron el 2 de diciembre, resultó ganador Antonino Aberastain,(para el gobierno de la Confederación el principal instigador de las muertes de Benavides y Virasoro) quien asumió el 29 del mismo mes. Pero la intervención decretada por Derqui avanzó con tropas desde San Luis. Coll estuvo como gobernador 39 días al frente de la provincia de San Juan en uno de los momentos más convulsionados de la historia y fue el único gobernador que sobrevivió al cargo en 1860 (Benavidez, Virasoro y Aberastain).
Antonino Aberastain
Antonino Aberastain era un gran amigo de Sarmiento ya que habian estudiado juntos en Bunos Aires en 1826, cuando asumió la gobernación, el 16 de noviembre de 1.860, tenía 50 años. Juan Saa entretanto, el día 7 de diciembre había mandado una nota al gobernador interino en tono conciliador, en la que aseguraba que no pretendía “imponer al pueblo un candidato ni colocar un partido”. Pero con firmeza le pedía “suspender entretanto todo procedimiento que pudiera alterar el actual estado de cosas en San Juan con respecto a su organización”. El 16 de diciembre Saa llegó a Mendoza, paso intermedio para viajar luego a San Juan y tal como había prometido, lo acompañaba una pequeña escolta. En Mendoza se encontró con el gobernador Laureano Nazar, su pariente y amigo íntimo y acá comienza a cambiar la historia porque Nazar consideraba a los sanjuaninos unos anarquistas, siempre solidarios con los liberales mendocinos.
Ante el avance de Juan Saa todos los sectores de San Juan se abocaron a la defensa militar. Aberastain lanzó un manifiesto en el que fundamentó la autonomía provincial dentro del concierto argentino: “El gobernador de San Luis, desnudado el carácter de comisionado nacional, y el gobernador de Mendoza, procediendo ya ambos de propia autoridad, organizan fuerzas para invadir San Juan. Este es puramente un acto de guerra civil, según el artículo 109 de la Constitución, que el gobierno federal debe sofocar y reprimir”. El 3 de enero, Aberastain delegó el mando en el presidente de la Cámara, Ruperto Godoy, para ponerse personalmente al frente de la movilización.
Batalla de la Rinconada
El 6 de enero de 1861 se supo en San Juan que las fuerzas de Saa y Nazer ya estaban en marcha para invadir la provincia. Aberastain ordenó la concentración de las fuerzas. Así partieron los sanjuaninos a luchar en La Rinconada, aquella mañana de enero. Con Aberastain a la cabeza, asistido por su cuñado Gabriel Brihuega, secundado por su ministro de gobierno Santiago Cortínez, marchaban 1200 hombres, en su mayoría de infantería. El clima en San Juan cuando marchaban hacia el sur las tropas era de entusiasmo delirante, para el pueblo, se iba a defender la libertad y la autonomía y nadie se planteaba -ni había espacio para hacerlo- si Aberastain era una víctima de los acontecimientos o un demagogo que había creado una situación insostenible. Las tropas de Aberastain estaban mal armadas y pertrechadas, integrada en su mayoría por hombres sin experiencia militar , mientras que las tropas de Juan Saa estaba integradas por sus hermanos los coroneles Francisco y Felipe Saa , por el gobernador de Mendoza y sus hermanos y otros dos coroneles arrastraban larga fama Angel Vicente Peñaloza (el Chacho) y Felipe Varela, en total eran unos 1.500 hombres, en su mayoría profesionales de la guerra.
La batalla comenzo a las 8 de la mañana y tuvo una mediana duración, pero termina con la derrota total de las fuerzas sanjuaninas, y con el apresamiento de Antonino Aberastain. En ese viaje que se produce un hecho que conmovería al país que es el fusilamiento de Aberastain por el coronel Clavero, sentado sobre un montículo de rocas, en un lugar llamado Alamos de Barboza. En horas de la tarde el coronel Juan Saa, con sus tropas y sus prisioneros, llegaron a la ciudad y la ocuparon en nombre del gobierno federal. El asesinato brutal del Gobernador sanjuanino repercute en el gobierno, ya que figuras de peso político repudian el hecho, entre ellos Justo José de Urquiza y Domingo Faustino Sarmiento (quien era amigo íntimo del fallecido Aberastain) Las disputas recrudecerán hasta llevar a la denominada Batalla de Pavón, con la consecuente unificación del país. La heroica lucha de Aberastain será tenida en cuenta luego, para la reafirmación de las autonomías provinciales como pilar fundamental para el federalismo.
Juan Saa
En San Juan, después de la muerte del exgobernador federal Nazario Benavídez, había tomado el poder el interventor nacional Virasoro, que se mostró como un gobernante excepcionalmente torpe.1 En noviembre de 1860, Virasoro fue también asesinado, y el gobierno lo ocupó el unitario Antonino Aberastain. El presidente Santiago Derqui nombró interventor federal a Juan Saá, acompañado por dos unitarios, los coroneles Wenceslao Paunero y Emilio Conesa, que se dedicaron a boicotear la intervención. Saá los expulsó.
Desde la frontera de San Luis, en diciembre, exigió el mando de la provincia y la entrega de los asesinos. Pero Aberastain le negó del derecho de entrar en la provincia, y menos con tropas, mientras formaba apuradamente un pequeño ejército. Saá entró en la provincia con toda la División Sur y venció a Aberastain en la batalla de Rinconada del Pocito el 11 de enero de 1861 . Aberastain fue llevado prisionero hacia San Juan, pero sus conductores lo acusaron de querer escapar y lo fusilaron. No es seguro que Saá haya ordenado su muerte, pero tampoco es imposible. El parte de la batalla declaraba que la victoria se había conseguido "a lanza seca", que puede ser interpretado como la mayor parte de su caballería no llegó a utilizar sus lanzas sobre el enemigo. Sobre la base de ello le aplicaron desde entonces el mote de "Lanza Seca". Juan Saa goberno menos de un mes entre 11 de enero de 1861 y 19 de febrero de 1861 dejando en el poder a Filomeno Valenzuela.
Filomeno Valenzuela
En San Juan la destitución de gobernadores fue un hecho repetido a lo largo de la historia. Algunos fueron depuestos por revoluciones, otros destituidos por juicios políticos y hasta varios fueron asesinados. Pero un caso curioso fue el de don Filomeno Valenzuela, quien juró como gobernador interino de la provincia el 20 de febrero de 1.861. Valenzuela era un buen vecino, un hombre común, un personaje del montón sin condiciones para el mando. Su único mérito era pertenecer en un oscuro segundo plano al Partido Federal. El comisionado federal, coronel Juan Saa quería dar una solución política rápida a su permanencia en la ciudad, luego del asesinato de Aberastain y vio en este buen hombre, teniente coronel de guardias nacionales, que había acompañado a Virasoro como jefe de policía, una salida. Así fue como Valenzuela de pronto se encontró con el cargo de gobernador interino y pasó lo que tenía que pasar. Sólo pudo sostenerse ocho días en el cargo.
Pero la historia merece ser contada pues demuestra que la gobernación de la provincia no es un cargo fácil, ya el coronel Saa se había ido de San Juan y un día don Valenzuela llega a las dependencias del viejo cabildo, ubicado sobre lo que hoy es calle General Acha, frente a la Plaza 25 de Mayo, montado en su caballo. En el momento que iba a descender de su caballo, apareció un grupo de unos 40 muchachos que lo hizo objeto de una rechifla ensordecedora, acompañada por ruidos de latas, mientras varias piedras lanzadas con hondas daban contra la humanidad de don Filomeno. Los chicos, todos menores, estaban volviendo loco a hondazos a Valenzuela cuando aparecieron los coroneles Melchor de los Ríos y Francisco Domingo Díaz, los verdaderos promotores de la singular “revolución” y tomando del brazo al atribulado gobernador lo ayudaron a entrar al Cabildo donde éste, temblando aún, presentó la renuncia y se fue a su casa, abandonando definitivamente la política. Así pasó sin pena ni gloria la gobernación de don Filomeno Valenzuela
Francisco Díaz (Segunda Gobernación)
Luego de la conocida como Segunda Batalla de la Rinconada del Pocito los federales asumieron el poder en la San Juan. El interventor Juan Saá se hizo cargo del gobierno y designó al Teniente Coronel de Guardias Nacionales Filomeno Valenzuela como gobernador. A los ocho días de haber asumido el mismo, el 27 de febrero de 1861 fue derrocado sin sangre por Díaz. El 1 de marzo Díaz asumió la gobernación . Con la derrota de la Confederación Argentina en la Batalla de Pavón Díaz dejó el gobierno el 3 de enero de 1862 y huyó de la provincia ante la proximidad de las tropas liberales a cargo de Sarmiento Domingo Faustino Sarmiento fue designado gobernador en su reemplazo.
Domingo Faustino Sarmiento
En 1862 el general Mitre asumió la presidencia y se propuso unificar al país. En estas circunstancias asumió Sarmiento la gobernación de San Juan el 3 de enero de 1862 . Llegó a San Juan embargado de un gran optimismo. Veía un gran potencial minero para la provincia y pensaba que podía transformarla en la gran capital del oeste argentino. A poco de asumir dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio, más tarde llamado Domingo Faustino SarmientoColegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras.
En sólo dos años Sarmiento cambió la fisonomía de su provincia. Abrió caminos, ensanchó calles, construyó nuevos edificios públicos, hospitales, fomentó la agricultura y apoyó la fundación de empresas mineras. Y como para no aburrirse, volvió a editar el diario El Zonda. No obstante, muchos sanjuaninos lo comentaron. “Estamos empachados de progreso”, se escuchó decir en una provincia mayoritariamente inculta. La lucha, y la muerte del caudillo Chacho Peñaloza y la oposición interna que debió afrontar impidieron el logro total de sus proyectos y ante la falta de apoyo de sus comprovincianos, renunció al gobierno el 8 de abril 1864.
Asesinato de Virasoro
El asesinato del gobernador de San Juan llevó al presidente Derqui, a pesar de los esfuerzos del gobernador de Buenos Aires, a intervenir aquella provincia. El encargado de normalizar la situación interna sanjuanina fue el gobernador de San Luis, coronel Juan Saá. El interventor desconoció la autoridad del nuevo gobernador, Antonino Aberastain, quien intentó resistir, pero fue vencido y tomado prisionero. La situación se complicó aún más cuando, al marchar Saá a ocupar la capital sanjuanina, uno de sus jefes pasó por las armas a Aberastain, temiendo una posible rebelión de los prisioneros.
Juan Saa
En noviembre de 1860, Virasoro fue también asesinado, y el gobierno lo ocupó el unitario Antonino Aberastain. El presidente Santiago Derqui nombró interventor federal a Juan Saá, acompañado por dos unitarios, los coroneles Wenceslao Paunero y Emilio Conesa, que se dedicaron a boicotear la intervención. Saá los expulsó.
Desde la frontera de San Luis, en diciembre, exigió el mando de la provincia y la entrega de los asesinos. Pero Aberastain le negó del derecho de entrar en la provincia, y menos con tropas, mientras formaba apuradamente un pequeño ejército. Saá entró en la provincia con toda la División Sur y venció a Aberastain en la batalla de Rinconada del Pocito el 11 de enero de 1861 . Aberastain fue llevado prisionero hacia San Juan, pero sus conductores lo acusaron de querer escapar y lo fusilaron. No es seguro que Saá haya ordenado su muerte, pero tampoco es imposible.
El parte de la batalla declaraba que la victoria se había conseguido "a lanza seca", que puede ser interpretado como la mayor parte de su caballería no llegó a utilizar sus lanzas sobre el enemigo. Sobre la base de ello le aplicaron desde entonces el mote de "Lanza Seca".