El golpe de estado de junio de 1966, que terminó con el gobierno de Illía, produjo un quiebre muy grande en nuestra cultura y libertado que trajo censura y represión.
El gobierno de Onganía en esa segunda parte de los sesenta, como para los de la etapa del “proceso” en los setenta: los profesores y estudiantes universitarios; los intelectuales argentinos que escribían u opinaban en los medios; los pintores comprometidos con lo social; los poetas reflexivos o los compositores de música progresiva nacional eran potenciales enemigos. las dos formas básicas de contener a tal antagonista era mediante la represión y la censura.
El 23 de julio de 1966, el Consejo Superior de la Facultad de Ciencias Exactas decidió no abandonar la institución educativa; el gobierno de facto, mediante la Guardia de Infantería, logró desalojar el edificio y reprimió con dureza. Los hechos, aunque con menor intensidad, se repitieron durante la misma noche en otras facultades. La llamada “noche de los bastones largos” trajo aparejada la renuncia posterior de 1373 docentes, muchos de los cuales continuarán sus carreras en el exterior”; la represión a gran escala había comenzado.
Una de los primeras víctimas de la dictadura de Onganía fue la revista de humor dirigida por Landrú , Tía Vicenta, esto se debía a sus irreverentes retratos del general Juan Carlos Onganía, que era caracterizado como una morsa (un sobrenombre con el que sus camaradas militares se referían a Onganía debido a sus grandes bigotes) esto determinó el cierre de Tía Vicenta por un edicto gubernamental de julio de ese año.
Otra de los ejemplos de la censura de Onganía es la opera Bomarzo el 9 de julio de 1967, durante una velada del teatro Colón, espeta al intendente, Schettini: “Mirá, Eugenio, vos me sacás Bomarzo mañana mismo o yo te cierro el teatro mañana mismo”. No se trataba de una prohibición, simplemente se ordenaba que fuera retirada de la temporada del Colón, donde estaba programada tras el triunfal estreno de Washington. Pero el asunto se fue de las manos de tal manera que la exclusión de Bomarzo se convirtió en el hecho cultural más relevante de los cinco años de mandato de Onganía.
Tras una Consagración de la primavera , de Stravinski, en versión del coreógrafo Óscar Araiz en el Colón, Onganía reprocho "Quiero saber quién es el responsable de haber puesto esa indecencia”, y a continuación dijo. “Mi mujer y mi hija tuvieron ayer que ver las indecencias de estos bailarines semidesnudos, ¡tras lo cual hoy hemos debido ir a confesarnos!” y acto seguido el general convirtió en prohibición del ballet , además prohibió El mandarín maravilloso, de Bartók, o la película Blow Up, de Antonioni, sin atender que la película estuviera basada en un cuento de Cortázar. .
El 22 de mayo de 1968, se procede a la clausura de “los baños” del artista Roberto Plate; una construcción que incluida la muestra “Experiencias ´68” en el Instituto Di Tella que simulaba baños públicos. La obra en cuestión (sin la propuesta expresa de su creador) había conducido al público a realizar grafittis, algunos de los cuales aludían a la figura de Onganía… ello solo bastó para determinar las fajas de clausura y una custodia policial dentro del propio ámbito de “Experiencias ´68”. El resto ya casi forma parte del folclore de nuestro anecdotario: los demás artistas intervinientes en la muestra, sacaron al día siguiente de la clausura de “los baños”, sus obras a la calle Florida, en señal de protesta, y las destruyeron….
El 4 de agosto de 1969 por un decreto de la dictadura de Ongania prohibió la circulación de la revistra “Primera Plana” que era dirigida por el periodista Jacobo Timerman esto era por una nota sobre el instituto Di Tella que decía a la represión de “la noche de los bastones largos “se agregaba ahora la censura. “Di Tella. La sangre llega al río”, tituló una nota la revista “Primera Plana”, unos días.
Revista Tía Vicenta, año 7, número 254, lunes 8 de julio de 1963, ilustración de portada: estudio lombrosiano de la cabeza de Onganía, Landrú
Bomarzo se estrenó en Washington el 19 de mayo de 1967 pero el estreno previsto en el Teatro Colón de Buenos Aires fue suspendido por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía y prohibida por decreto debido a que "el argumento de la pieza y su puesta en escena revelan hallarse reñidos con elementales principios morales en materia de pudor sexual".