Las cámaras se reunieron el 30 de julio; la de diputados sancionó un decreto de pensión a los huérfanos y viudas de los empleados de policía muertos en las jornadas del 26, 27, 28, 29 y 30 de julio; también se aprobó el decreto de estado de sitio emanado del poder ejecutivo durante los sucesos.
El Senado sesionó bajo la presidencia del general Roca y al discutirse el decreto del estado de sitio, el senador Manuel D. Pizarro pronunció un discurso memorable. Reclamó el derecho de los senadores a considerar el estado general de la Nación, para llegar a la verdadera pacificación:
"... mis palabras ... van a producir impresión desagradable en muchos de los que me oyen, después del triunfo que celebran; son la expresión de un estado de mi espíritu que sólo puedo traducir con aquella conceptuosa expresión de Byron: ¡El triunfo y la victoria lloran! En presencia de esta victoria que como miembro de la tendencia gobernante me alcanza, siento, a pesar de todo, entristecido mi espíritu y una lágrima, lágrima de sangre que cae sobre mi corazón, lo conmueve y agita con los más encontrados sentimientos. La providencia ha velado por los destinos del país al ahogar la revolución que contaba con elementos tan poderosos y fuertes. ¡Pero los entusiasmos y las dianas de la victoria no acompañan al vencedor! La revolución, Sr. Presidente, está vencida, pero el gobierno está muerto. Al expresarme así no hablo de los hombres del gobierno, sino del gobierno como persona moral. El gobierno es autoridad moral, respeto a las leyes, prestigio en los que mandan y obediencia en todos, no en nombre de la fuerza, sino en nombre de lo que dignifica al hombre, en nombre del deber, del sentimiento moral, del respeto que por sí mismo se debe a la autoridad y a las leyes. ¡Y todo eso ha desaparecido!".
El gesto del doctor Pizarro al reivindicar el derecho a un pensamiento propio, no regimentado por el gobierno, fue un acto heroico. No se había hecho por ningún parlamentario gubernamental en los tres años anteriores.
Pizarro renunció indeclinablemente a la senaduría, como renunció también Aristóbulo del Valle, este último por haber participado en la revolución sofocada. Pizarro pidió la renun-cia del poder ejecutivo en pleno, del presidente, del vice, de los ministros, y del mismo presidente del Senado.
ecreto de estado de sitio emanado del poder ejecutivo durante los sucesos.
aricatura del senador Manuel Pizarro realizada por el dibujante Cao. El senador Pizarro durante los días en que se desarrollo la revolución del Parque permaneció neutral, y fue quien acuñó la conocida frase "la revolución está vencida, pero el gobierno está muerto". En efecto, los revolucionarios habían perdido, pero el presidente Juárez Celman se vio obligado a renunciar. La frase de Pizarro fue descrita por Gaspar Ferrer: proclama el triunfo de los principios morales sobre la fuerza misma que dominó la insurrección.