El mitin del 13 de abril de 1890

Luego del mitin de 1º de setiembre de 1889 se crearon varios comités en el Barrio de Belgrano, y siguieron los de la Concepción, San Telmo, Balvanera, Socorro, San Nicolás, Piedad, Montserrat, Catedral al Norte, San Cristóbal, Catedral al Sud, San Miguel y San Juan Evangelista (Boca).

Acto del Frontón de Pelota

Se constituyeron en 1889 solamente en la capital catorce comités y la oposición no halló obstáculos para su articulación y su propaganda. El propio Juárez Celman no la consideraba con hostilidad, pero, decidida a tentar la suerte en una revolución, la Unión Cívica no participó en las elecciones de diputados nacionales de febrero de 1890 ni se presentó siquiera a votar. 

El 13 de abril de 1890 se realizó un gigantesco mitin para fundar la Unión Cívica. La convocatoria fue firmada prácticamente por todos los sectores opuestos al gobierno a través de sus máximos representantes. Allí estaban desde el expresidente Bartolomé Mitre y sus seguidores, de tendencia conservadora oligárquica, hasta los líderes católicos José Manuel Estrada y Pedro Goyena, que se oponían activamente al laicismo del gobernante Partido Autonomista Nacional. Entre los convocantes hay jóvenes como Juan B. Justo, que pocos años después fundaría el Partido Socialista de Argentina, y el abogado Francisco Barroetaveña que había movilizado a los jóvenes progresistas de clase media de Buenos Aires. Pero también estaba Bernardo de Irigoyen, que se había alejado del oficialismo, el historiador y ex rector de la Universidad de Buenos Aires Vicente Fidel López, el histórico general Juan Andrés Gelly y Obes, el empresario Mariano Billinghurst, y por supuesto la que fuera el ala popular del alsinismo, Leandro Alem y Aristóbulo del Valle. Leandro Alem resultó elegido presidente de la Unión Cívica.

mitin en el fronton

El 13 de abril de 1890, decididos ya a constituirse en una nueva fuerza política, se reunieron en lo que se conoce como el “Mitín del Frontón” y se nombró una junta ejecutiva para poner en marcha el proyecto que los había convocado. Ubicado en la esquina de Florida y Paraguay, el Jardín Flo rida, era un recreo que ocupaba gran parte de la manzana, extendiéndose hacia Córdoba y Maipú. En la concurrencia, principalmente juvenil que llenó el lugar (inclusive un grupo de cadetes del Colegio Militar, quienes no trepidaron en concurrir con sus uniformes), estaba la semilla de la Unión Cívica Radical. Alem habló a las 30.000 personas que se encontraban presentes y en su discurso, atacó duramente al gobierno y exigió la participación del pueblo en la toma de decisiones. Otro de los oradores en esas circunstancias fue el general Bartolomé Mitre

La creación de la Unión Cívica finalizó con una enorme marcha hacia la Plaza de Mayo. En la primera fila iban tomados del brazo Mitre, Alem, del Valle, Vicente López y Estrada. A poco de iniciada, millares de pobladores se sumaron a la marcha, que llenaron las calles del centro de la ciudad y la convirtieron en el primer acto político de masas de la historia argentina contemporánea.5 La manifestación produjo una seria crisis política en el gobierno y la renuncia inmediata de todo los ministros.

En cambio, se preparó la realización del mitin del 13 de abril y se convino en nombrar en él una junta ejecutiva de 10 miembros que tendría como presidente a Alem y de la que formaban parte Juan José Romero, Miguel Goyena, Hipólito Yrigoyen, Lucio Vicente López y tres militares: Manuel Campos, Julio Figueroa y Joaquín Montaña. 

Francisco Barroetaveña presentó en el gran acto público, al que concurrieron unas 30.000 personas, al presidente de la Unión Cívica, el caudillo del que todos hablaban, pero al que pocos conocían de cerca. 

oradores del mitin

El discurso de Alem

Dijo Alem en esa oportunidad: 

"Se me ha nombrado presidente de la Unión Cívica y podéis estar seguros de que no he de omitir ni fatigas ni esfuerzos, ni sacrificios, ni responsabilidades de ningún género para responder a la patriótica misión que se me ha confiado.
Se sintió exaltado por la resurrección del espíritu cívico en Buenos Aire tanto por el tono y por el contenido, Alem supo estar a la altura del gran acto.
El pueblo donde no hay vida política es un pueblo corrompido y en decadencia o es víctima de una brutal opresión. La vida política forma esas grandes agrupaciones que llámeselas como ésta, populares, o llámeselas partidos políticos, son las que desenvuelven la personalidad del ciudadano, le dan conciencia de su derecho y el sentimiento de solidaridad en los destinos comunes". . . "Pero la vida política no puede hacerse sino donde hay libertad y donde impera una constitución... No hay, no puede haber buenas finanzas donde no hay buena política. Buena política quiere decir respeto a los derechos; buena política quiere decir aplicación recta y correcta de las rentas públicas; buena política quiere decir protección a las industrias lícitas y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder; buena política quiere decir exclusión de favoritos y de emisiones clandestinas"...

escarapela

Colores de las escarapelas utilizadas en 1890 durante la Revolución del Parque la Unión Cívica duraría 1 años hasta que la traición de Mitre se fuera en 1891 en alianza con Roca.

Otros discursos

Aristóbulo del Valle habló después; era el primer orador parlamentario de su tiempo, pero su lógica magnífica y su voz armoniosa no produjo ante la gran aglomeración popular el efecto de las palabras de Alem. Habló de la crisis y dijo:

 "El comercio en bancarrota, los títulos de crédito sin colocación; los propietarios territoriales con su fortuna reducida a la mitad; los agricultores obligados a vender sus granos al precio que le imponen unos cuantos explotadores y millones de familias honradas y laboriosas sin medio de atender a las necesidades de la vida, cuando hasta hace poco el dinero abundaba aún para los gastos de lujo y de placer. Y en frente de nosotros a nuestros gobernantes en cómoda opulencia, sin dificultad, sin compromisos, sin zozobra para lo por venir, como si fueran extraños que hubieran venido de tránsito con el secreto de hacerse millonarios sin trabajo y sin oficio y a quienes no los abate la tempestad que abate la cabeza de todos".

Miguel Navarro Viola, católico, leyó un largo discurso lleno de acritud y terminó pidiendo la caída del presidente para que dejase de bajar el oro.

Le siguió José Manuel Estrada, brillante en la cátedra; orador de alto vuelo:

"Mas no veo en la época afrentosa a que llegamos, ni en los que usurpan el derecho una ambición de poder que los haga dignos de cotejo con Quiroga, ni en los desposeídos del derecho energía para resistir, que los haga dignos del nombre y de la gloria de sus padres. No: Veo bandas rapaces, movidas de codicia, la más vil de todas las pasiones, enseñoreadas del país, dilapidar sus fuerzas, pervertir su administración, chupar su substancia, pavonearse insistentemente en las más cínicas ostentaciones del fausto, comprarlo y venderlo todo hasta comprarse y venderse unos a otros a la luz del día"...

Le sucedió Pedro Goyena en la tribuna, pero la hora avanzaba y habían transcurrido tres horas de discursos; salió del paso con algunas palabras.

El general Mitre dijo en el mitin: 

"No es ésta una reunión de partido ni tampoco una coalición de partidos, es una asociación de voluntades sanas, es una condensación de fuerzas vivas que responde a una necesidad imperiosa por todos sentida en las difíciles circunstancias político-económicas que atravesamos ... Falseado el registro cívico y cerrados por el fraude los comicios electorales, lo que da por resultado la complotación de los poderes oficiales contra la soberanía popular, el pueblo, divorciado de su gobierno, está excluido de la vida pública, expulsado del terreno de la constitución. Sólo le ha quedado el derecho de reunión y a su ejercicio apela para hacer acto de presencia y de conciencia".

Bernardo de Irigoyen se adhirió por nota a la resolución de luchar en defensa de las libertades conculcadas y del crédito institucional de la República.

En la víspera del mitin había renunciado al ministerio de Juárez Celman hecho señalado por Vicente Fidel López y Aristóbulo del Valle, y fue reemplazado por otro en el que participaron Salustiano J. Zavalía, Roque Sáenz Peña, Amancio Alcorta, Francisco Uriburu y Nicolás Levalle. 

Los tres candidatos a la presidencia: Roca, Pellegrini y Cárcano, renunciaron a sus candidaturas.

Terminado el mitin del Jardín Florida se organizó una manifestación hasta la Pirámide de Mayo y, al disgregarse allí, una gran masa de los concurrentes rodeó a Mitre, que pudo escapar en un coche; pero la columna llegó a su casa, donde se reunieron algunas decenas de personas; entre ellas el vicepresidente Pellegrini y varios ministros dimitentes.

Se había constituido de hecho un gran partido de oposición.

El propio Juárez Celman había dicho:

"Por fin tendremos una oposición responsable". Pero en la concepción de Alem, lo que podía salvar la situación era un golpe de mano conspirativo, con apoyo de fuerzas militares. La Prensa comentaba: "El mitin nos ha revelado que el pueblo argentino existe y que el derecho de reunión es respetado. Hubo completa libertad: todos los partidos se han unido para proclamar el propósito de volver a la vida cívica" (14 de abril de 1890).

Marelo T. de Alvear en su juventud

Marelo T. de Alvear tuvo una destacada actuación al organizar con éxito el meeting en el Jardín Florida el 1 de septiembre de 1889, reunión que ayudó a popularizar entre la juventud porteña a Leandro N. Alem, quien se encontraba retirado de la vida política desde los años 1880. En esta reunión también se ideó la Revolución del Parque. Alvear se encargó de la organización del evento, el cual tuvo gran concurrencia. Inmediatamente después de la reunión en el Jardín Florida Alvear, comenzó a trabajar como secretario de Alem, y lo acompañó también tras la fundación en 1890 de la Unión Cívica. A su vez fue vocal y luego presidente del Club del Socorro, miembro de la Comisión Directiva de la Unión Cívica y secretario de su Comité Nacional, no existen muchos registros de la actuación de Alvear en la Revolución del Parque, ya que este actuó de forma anónima.

Resultados del encuentro

El resultado fue la renuncia masiva de todos los ministros de Juárez Celman, impactados por la magnitud de la movida que se avecinaba.

Otro de los resultados del encuentro fue el de fue conformar una junta revolucionaria para dirigir el movimiento, que entró en combinación con la Logia de los 33 oficiales, grupo secreto del Ejército que daría apoyo armado a la sublevación. Uno de los miembros de esta logia era un subteniente salteño de veintidós años llamado José Félix Uriburu (quien curiosamente depondría a su camarada de la Revolución del Parque, Hipólito Yrigoyen, cuarenta años después). La logia prometió el apoyo de dos regimientos de infantería, uno de artillería, un batallón de ingenieros, una compañía, algunos cadetes del Colegio Militar y unidades de la Armada.