Formó parte de la expedición española bajo el mando del capitán Juan Díaz de Solís5 al Río de la Plata, donde descubrieron la isla Martín García.6 La expedición fracasó al morir el capitán y algunos tripulantes en manos de antropófagos, posiblemente de origen guaraní, en las costas del actual Uruguay.
El portugués Alejo García, uno de los náufragos de la expedición de Díaz de Solís en 1516, permaneció con otros compañeros en la isla de Santa Catalina, al sur del Brasil. Había oído hablar a los indios de un país en el que abundaban el oro y la plata.
Decidió entonces partir en su búsqueda con cuatro o cinco acompañantes blancos, un mulato y un cierto número de indios. Posteriormente sometió y convenció a las tribus que fue hallando en su camino hacia aquel país quimérico. Atravesó Paraguay, cruzó el río homónimo, penetró en la selva del Chaco y llegó hasta las estribaciones andinas, en la actual Bolivia, donde reunió una buena cantidad de esclavos y de metales preciosos. Pero, como encontró resistencia, regresó a la costa brasileña, mas no pudo llegar a destino, pues los guaraníes del Paraguay le dieron muerte, quitándole sus tesoros.
La noticia de su hazaña llegó a la costa, donde dos náufragos de la expedición refirieron el hecho, en 1526, a Rodrigo de Acuña, de la armada de Loaisa, y a Sebastián Caboto. Los relatos influyeron en la decisión de este último de internarse por el Río de la Plata, en busca de la sierra de la Plata y del Rey Blanco, trasuntos del Perú, región de donde procedían los metales que tenían los indios de las zonas visitadas por García.
Este extraordinario y audaz aventurero es una de las figuras menos conocidas de la conquista americana. Años después era recordado aún por los indios del Paraguay, como lo comprobaron Cabeza de Vaca e Irala. La expedición de García se ubica entre los años 1521 y 1526.
Alejo García formaba parte de la expedición que Juan Díaz de Solís emprendió en 1515, que tenía como objetivo cruzar el estrecho que se suponía que debía existir en el extremo meridional de América. Tras recorrer la costa brasileña, la flota de Díaz de Solís penetró en el estuario del Plata y fue atacada por los indios guaraníes, que dieron muerte a Solís y a un gran número de expedicionarios. Los supervivientes, al mando del cuñado de Solís, Francisco de Torres, decidieron emprender el regreso a España, sin proseguir la exploración. En el puerto de los Patos, frente a la isla Santa Catalina, al sur del Brasil, se hundió una de las carabelas y quedaron en tierra dieciocho náufragos.