Cualquiera que pueda ser la reserva que se haga hoy, a la luz del moderno sufragio universal, al procedimiento electoral, la verdad es que la calidad de los diputados enviados al Congreso constituyente de Santa Fe no ha tenido equivalente hasta allí en su composición.
Santa Fe eligió a Manuel Leiva y a Juan Francisco Seguí, federalistas vinculados desde hacía muchos años a los esfuerzos en favor de la organización nacional; Seguí había sido secretario de Urquiza, redactor de El federal entrerriano y de El iris argentino, con Marcos Sastre; Leiva fue secretario del congreso entrerriano de 1826, ministro de gobierno de Entre Ríos, representante de Corrientes en la Liga del Litoral, enviado confidencial de Santa Fe ante el gobierno de Corrientes en 1835, secretario de Estanislao López, ministro de hacienda de Corrientes bajo el gobierno de Ferré, redactor de El pacificador, ministro de gobierno de Santa Fe. Por Entre Ríos fueron nombrados Juan María Gutiérrez y José Ruperto Pérez, este último periodista, redactor principal de El federal entrerriano; el primero, fundador de la Asociación de Mayo con Echeverría, Alberdi y López, una de las grandes figuras intelectuales de la generación del 37 y del 52. Córdoba eligió a Santiago Derqui, de larga y destacada actuación en la resistencia a Rosas; fue secretario del general Paz en la campaña de Corrientes-Entre Ríos; estuvo vinculado a Virasoro y a Pujol; otro de los delegados cordobeses fue Juan del Campillo, jurista acreditado. Por Santiago del Estero concurrieron José Benjamín Lavaysse, sacerdote, hijo de un militar de Napoleón, amigo de Juan Crisóstomo Lafinur, y José Benjamín Gorostiaga, uno de los jóvenes de mayores conocimientos en materia económica y financiera, rodeado de alto prestigio, integrante del gobierno de la provincia de Buenos Aires después de Caseros. Mendoza eligió a dos jurisconsultos proscriptos, Martín Zapata y Agustín Delgado. Corrientes estuvo representada por Luciano Torrent y por Pedro Díaz Colodrero; éste había actuado brillantemente junto con Pedro Ferré, con Cabral, con Beron de Astrada y con Joaquín Madariaga.
San Juan eligió a Ruperto Godoy y a Antonino Aberastain; éste aceptó de buen grado la misión, pero hallándose en Chile y al lado de Sarmiento, renunció y en su lugar fue enviado Salvador María del Carril, ex gobernador de la provincia y ex ministro de Rivadavia.
Tucumán designó a representantes caracterizados de las tendencias de la opinión: fray José Manuel Pérez y Salustiano Zavalía; el último fue compañero de Marco Avellaneda y emigrado en Bolivia y Chile. San Luis se hizo representar por Delfín B. Huergo y Juan Llerena; el último en reemplazo de Adeodato Gondra, que renunció después de una serie de actitudes confusas.
Salta estuvo representada por Facundo Zuviría y Eusebio Blanco; Blanco fue designado en lugar del general Rudecindo Alvarado, compañero de San Martín en Chile y Perú, que no pudo aceptar por razones de salud. Catamarca nombró por insinuación de Urquiza a Pedro Ferré, el prócer correntino promotor del pacto del litoral en 1831; tuvo por compañero de representación al presbítero Pedro Zenteno, federal rosista, ultramontano, ex ministro del gobernador Octaviano Navarro. Jujuy envió a José Quintana, y La Rioja a Regis Martínez.