El 8 de noviembre, el poder ejecutivo propuso en un mensaje al Congreso que se diese una base más amplia a la representación nacional, por la cual se doblase, si era posible, el número de los representantes; se le pedía que invitase a las provincias a enviar cuanto antes sus respectivos diputados.
Ese aumento del número de representantes produjo disgusto en las provincias, acrecentado por la idea relativa al poder ejecutivo permanente, que también se había propuesto. Todo ello se interpretó como una maniobra de la tendencia unitaria para dominar la política del país. Y la verdad es que la personalidad de Rivadavia estaba de algún modo detrás de esas corrientes. José Valentin Gómez escribió a Carlos de Alvear el 18 de noviembre:
"Los diputados subirán a 9 y todos serán dotados por la Nación. Los papeles políticos instruirán a Ud. de la naturaleza de esta medida así como de las otras, del empréstito y Banco Nacional, consolidación de la deuda nacional, etc., a que se ha dado principio por influjo de don Bernardino Rivadavia".
Los diputados fueron duplicados y los de la Banda Oriental fueron incorporados como los de una provincia más; el 4 de enero de 1826 quedaron nombrados Juan Francisco Giró, Mateo Vidal y Molina y Manuel Moreno; después se incorporaron otros; entre los nuevos congresales por Buenos Aires estaban Vicente López, Pedro Somellera y Mariano Sarratea.
Manuel Moreno, primero, y Manuel Dorrego, después, se convirtieron en el Congreso en los adalides del federalismo.