La Unión Cívica se organizó en todo el país y consagró una fórmula para las elecciones presidenciales de 1892 conformada por Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen. Sin embargo, Julio Argentino Roca, líder indiscutido del oficialista Partido Autonomista Nacional (PAN), acuerda con Mitre una fórmula de unidad nacional entre ambos partidos, encabezada por el propio Mitre.
En marzo de 1891 llegó Bartolomé Mitre de Europa y en una manifestación popular Mariano Demaría, en nombre de la Unión Cívica, proclamó públicamente las candidaturas designadas en la convención del Rosario, Mitre para la presidencia, Bernardo de Irigoyen para la vicepresidencia.
Unos días después el general Roca visitó a Mitre para considerar la situación política del país y ambos resolvieron iniciar gestiones para evitar la lucha electoral mediante un acuerdo o alianza del partido gobernante con la oposición y la proclamación de candidatos comunes. Roca envió telegramas a los amigos de las provincias y las respuestas fueron favorables a su criterio. Se hizo circular la versión de que Pellegrini y Roca habían convenido apoyar la candidatura presidencial de Mitre, con otro ciudadano en lugar de Bernardo de Irigoyen en la vicepresidencia, sostenido por el partido nacional.
La junta directiva de la Unión Cívica publicó un manifiesto declarando que llevaría a las urnas los candidatos votados por la convención nacional de Rosario; el manifiesto fue firmado por Leandro N. Alem, Mariano Demaría, Aristóbulo del Valle, Hipólito Yrigoyen, Lisandro de la Torre, Francisco A. Barroetaveña, Manuel Augusto Montes de Oca, Martín M. Torino, Carlos Estrada, Francisco Ramos Mejía, Joaquín Cullen y Manuel Mantilla.
Roca renunció al ministerio el 19 de mayo de 1891 para trabajar cómodamente desde la presidencia del partido autonomista nacional; fue reemplazado por el doctor Zapata, senador mendocino. Hubo agitación en algunas provincias y se produjeron subversiones que fueron dominadas o frustradas.
La caricatura del Mosquito muestra a Mitre reunido con Pellegrini , luego a a Mitre abrazado a Roca y por último a Mitre con Alem, mostró la falsedad en búsqueda de poder de Mitre dinamitando la Unión Cívica que había salido luego de la revolución del parque
Comenzó a dividirse el pueblo en dos bandos, el de los partidarios del acuerdo y el de los adversarios del mismo, que comenzaron a llamarse radicales, con poca simpatía de Hipólito Yrigoyen por el adjetivo.
El 31 de mayo se reunió la convención del partido autonomista nacional, convocada por Roca; decidió entablar negociaciones con la Unión Cívica para sostener candidatos comunes.
En la segunda semana de junio se reunieron los delegados de las dos agrupaciones. El partido nacional aceptó la candidatura de Mitre a la presidencia, con José Evaristo Uriburu como vicepresidente. En cambio, en la Unión Cívica hubo disparidad de criterio: tres de los delegados estaban dispuestos a admitir el arreglo, otros sostuvieron que sólo una convención nacional podía alterar la decisión de Rosario.
Se firmó entonces un compromiso ad referéndum, que fue considerado el 26 de junio por el comité de la Unión Cívica bajo la presidencia de Alem; 34 miembros resolvieron, a propuesta de del Valle, someter la decisión a una convención nacional convocada al efecto.
Pero el mismo día, 24 miembros del comité, que no asistieron a la reunión presidida por Alem, bajo la inspiración de Bonifacio Lastra, se reunieron en otro local y aprobaron la política del acuerdo y resolvieron reorganizar el partido.
Así se bifurcó la Unión Cívica creada en 1890, la fracción encabezada por Lastra, de origen mitrista, tomó el nombre de Unión Cívica Nacional; la acaudillada por Alem mantuvo un tiempo el nombre originario, pero después acabó por adoptar la denominación de Unión Cívica Radical.
La fracción de Alem intensificó sus trabajos conspirativos para oponerse a las elecciones con la fórmula del acuerdo; en Tucumán, en los últimos días de octubre de 1891, al presentarse los ciudadanos de filiación radical a la inscripción para votar en las próximas elecciones, fueron recibidos a tiros por la policía; Vicente C. Gallo, Ricardo Paz y otros comunicaron lo acontecido en telegrama a Alem.
La corbeta "La Argentina" fue botado en 1883, como buque escuela para la Marina turca, se encontraba paralizado en su construcción, por haber desistido aquella su compra, es inspeccionado en ese estado y en 1884, el Capitán de Navio D. Clodomiro Urtubey, lo encuentra apto para que la Escuela Naval Militar navegue en él y por su consejo se adquiere pues el buque, firmando el contrato de compra el representante argentino en Europa, Dr. D. Miguel Cañé.
Producido el movimiento Radical de abril, se traslada a la Rada Exterior, y permanece por orden superior en completo aislamiento, convertido en "pontón prisión", colocando presos políticos a su bordo, como presos del Estado, se alojan en abril los Doctores D. Leandro N. Alem, D. Martín M. Torino, D. Federico Barroetaveña, D. Víctor M. Molina, D. Osear Lihedal v el Coronel D. Julio Figueroa, quienes en junio son trasladados al vapor "Cardiff", en igual condición, por un lapso más breve se encuentra a su bordo también preso el joven D. Marcelo T. de Alvear.
Como Pellegrini fuese informado de la preparación de un movimiento revolucionario encabezado por Alem, hizo detener en la madrugada del 2 de abril de 1892 a las personas más conocidas del partido radical y conducirlas a bordo del buque de guerra La Argentina; entre los detenidos, además de Alem, figuraban: Liliedal, Castellanos, Leguizamón, Saldías, Barroetaveña, Marcelo T. de Alvear, Martín M. Torino, Juan Posse, Rufino Pastor, Víctor M. Molina y Julio Figueroa. La proclamación del estado de sitio anuló la sentencia favorable en favor de los detenidos del juez Tedín.
El 17 de noviembre de 1892 fue sancionada la carta orgánica de la Unión Cívica Radical, declarando en el preámbulo que era "una asociación política esencialmente impersonal, a cuyas filas pueden ingresar todos los ciudadanos que quieran adherirse a su programa, formado para luchar por el resurgimiento de la vida institucional; que asegure a la patria su paz y su progreso por el cumplimiento honrado de la ley, la pureza de la moral administrativa, el ejercicio efectivo de la soberanía popular y el amplio reconocimiento de la autonomía de los estados y de los municipios, bases fundamentales de nuestro sistema de gobierno y existencia nacional". Así nació el partido Radical.
También declaró en otra resolución que "si los partidos de principios son necesarios en todo el país libre para ase-pirar los beneficios de la civilización, la experiencia nos enseña que la falta de estos partidos en la República, y en especial la de un gran partido que controle los gobiernos, ha influido mucho en los males del país, de donde surge la necesidad de constituir vigorosa y sólidamente el que representamos".
La carta orgánica la firmaban Enrique S. Pérez, Francisco A. Barroetaveña, Lisandro de la Torre, Celestino J. Marcó, Martín M. Torino, Carlos F. Gómez, Damián Totino, Prudencio M. Clariá y otros más.
José Nicolás Matienzo señaló en 1930 cómo al llegar la nueva situación electoral de 1912, la carta orgánica fue olvidada y se proclamó candidato a Yrigoyen sin programa alguno y sin obligación de principios determinados.
"Ya se acerca el momento en que veamos que clase de fierro es este clavo" dice abajo de la caricatura del mosquito del 9 de octubre de 1892 donde se ve a Roca y Mitre modelando la cabeza del nuevo presidente Luis Saenz Peña
Aristóbulo del Valle, que había resultado electo senador nacional por la capital y que se había incorporado al Congreso, renunció a su mandato el 27 de junio en vista de la situación creada; y la escisión de la Unión Cívica llevó a la reunión de dos convenciones; Bernardo de Irigoyen envió una nota al doctor Torrent, presidente de una de ellas, renunciando a la vicepresidencia; la convención designó en su puesto a José Evaristo Uriburu, pero dejó en primer término a Mitre; la otra, presidida por Juan M. Garro, eliminó la candidatura de Mitre y proclamó en su lugar a Bernardo de Irigoyen para la presidencia y a Garro para la vicepresidencia.
Se produjeron diversos hechos que echaron leña a la hoguera de la oposición; en Mendoza fue elegido senador Emilio Civit, y Rocha denunció la intervención del gobernador Guiñazú en la elección de Civit, y de él mismo cuatro meses después. Aristóbulo del Valle habló durante tres sesiones en favor de la investigación de los hechos sobre injerencia de las fuerzas nacionales en las elecciones de Mendoza. El senador Alem, que había sido elegido por la capital junto con del Valle, dijo entonces:
"El señor presidente de la República no ha cumplido ante propios y extraños, ni en el orden político, ni en el orden económico, ni el orden administrativo, los solemnes compromisos que contrajo. La misma política de opresión sigue en toda la República", y denunció luego la inje-rencia de la fuerza de línea en los asuntos políticos de Córdoba, Entre Ríos, Santiago y Catamarca.
Se volvieron tirantes las relaciones y se vio en peligro el acuerdo. Mitre renunció a su candidatura en carta enviada a Roca el 15 de octubre de 1891, diciendo que estaba persuadido de que su nombre había dejado de ser la solución nacional que creyó que era, al aceptar la can-didatura, y se adhirió a la política del acuerdo para suprimir la lucha en beneficio del bien común.
La Unión Cívica Radical (UCR) fue fundado el 26 de junio de 1891 por Leandro N. Alem, el 15 de agosto de 1891 en la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical proclamó a Bernardo de Irigoyen como candidato a presidente. Leandro Alem decía por entonces que el programa de la UCR tiene cuatro banderas: libertad política, honradez administrativa, impersonalidad de la coalición y sentimiento nacional.
Pocos días antes de las elecciones, el 2 de abril de 1892, el presidente Carlos Pellegrini denunció falsamente que había un complot radical para tomar el poder y asesinar a los principales líderes oficialistas, inmediatamente decretó el estado de sitio y detuvo a los principales líderes radicales, entre ellos Leandro Alem. En esas condiciones y sin la participación de la Unión Cívica Radical, se realizaron las elecciones del 10 de abril en las que resultó elegido presidente el candidato oficialista Luis Sáenz Peña.
En un manifiesto al pueblo anunció que había aceptado la candidatura para abrir los comicios electorales en paz y libertad. Pero comprendió que su candidatura había dejado de ser una solución nacional por estas causas: "La situación general de la república, la combinación de sus elementos políticos, las obstrucciones locales que se prolongan y tienden a perpetuarse por los mismos medios que nos han traído la situación en que nos encontramos, las influencias perturbadoras que alteran la armonía que se busca, los prospectos que por estas causas se diseñan en el desarrollo ulterior de la política electoral, desviándola de sus rumbos iniciales".
Roca renunció dos días después a la presidencia de la junta ejecutiva del partido autonomista nacional y fue reemplazado por Benjamín Zorrilla, lo que no impidió que su gravitación fuese decisiva, lo mismo que era completa la jefatura de Mitre en la Unión Cívica Nacional presidida por Bonifacio Lastra.
Pellegrini creyó entonces necesario tener una reunión con las personalidades más distinguidas de los diversos partidos; acudieron Mitre, del Valle, Zorrilla, Quintana, Lastra, Hipólito Yrigoyen, Liliedal.
Anunció que Roca había resuelto retirarse de la escena política y que la reunión tenía por objeto aproximar las opiniones políticas para buscar soluciones que, al regularizar el proceso electoral, habilitasen al pueblo para ejercer libremente sus derechos y al gobierno para cumplir su deber de garantizar el orden y la libertad. Mitre respondió que estaba al servicio del orden y de la autoridad. Bernardo de Irigoyen entendió que la paz pública no peligraba y que no era necesaria de ninguna manera la intervención del presidente de la República en los asuntos que competían a los partidos; los poderes públicos no tenían otra misión que la de amparar y garantizar la libre emisión del sufragio. Del Valle dijo que los partidos podrían entenderse para gozar respectivamente de la libertad y el orden en los comicios.