En 1910 Roque Sáenz Peña tuvo un triunfo arrollador, ningún otro presidente obtuvo tal unanimidad; Roca fue ungido en la primera presidencia por 155 electores contra 70 que obtuvo su contrincante Carlos Tejedor.
En la elección de Juárez Celman, en 1886, el colegio electoral le dio 168 votos contra 31 de Ocampo y 13 de Bernardo de Irigoyen. Los opositores, que habían sido fuertes en la provincia de Buenos Aires, habían sido integrados en el régimen al llegar a la elección para el período 1916-1922, mientras que hasta allí todavía se advertía resistencia a la entrega; en el escrutinio definitivo de la segunda presidencia de Roca, Mitre obtiene 38 votos (13 de la capital federal, 18 de la prov. de Buenos Aires y 7 de Corrientes) ; en la elección de Quintana, julio de 1904, José Evaristo Uriburu obtiene 34 votos (12 por la capital federal, 22 por Entre Ríos), Marco Avellaneda, 13 por la capital federal, y Justo Daract, 6 por Tucumán. La máquina electoral del régimen se había perfeccionado hasta el punto de dar en 1910 la totalidad de los sufragios al candidato oficial. Y fue justamente esa victoria total del régimen la que abrió por fin las puertas a la oposición y al sufragio libre.
La oposición no era menospreciable, pues, por ejemplo, en la elección de 1894 para diputados al Congreso, electores de gobernador y legisladores de la provincia de Buenos Aires, los radicales, vencidos en la revolución de 1893, obtuvieron 16.479 votos, contra 14.685 de los oficialistas y 13.695 de la unión civica. En esa emergencia, los oficialistas del partido autonomista nacional, dieron sus votos al candidato cívico Guillermo Udaondo y los radicales quedaron en la minoría.
Es de interés el siguiente cuadro comparativo del aumento de los electores oficialistas y el decrecimiento de los de la oposición:
Años | Oficialismo | oposición |
---|---|---|
1880 | 155 | 70 |
1886 | 168 | 44 |
1892 | 210 | 10 |
1898 | 218 | 38 |
1904 | 240 | 54 |
1910 | 263 | 1 |
La consigna de la Constitución y el sufragio libre fue constante a través de los años y tuvo periódicamente explosiones de violencia, como en 1874, en 1890, en 1893, en 1905. La presencia de Roque Sáenz Peña iba a significar la ruptura de una línea de predominio cimentado en el fraude y la violencia. Su fallecimiento en 1914 pudo poner en peligro las intenciones largamente alentadas por el candidato oficial triunfante, si el vicepresidente no hubiera sido leal al programa de su compañero de fórmula.