Durante la presidencia de Alvear se produjo un fuerte impulso de renovación, de modernización, de reajuste de las fuerzas armadas que condujo a la creación de un espíritu de cuerpo, a una unidad orgánica y espiritual de que habían carecido en gran parte; además se logró disponer de recursos financieros importantes para un mejor equipo, siguiendo la línea de los desarrollos del aparato bélico de las grandes naciones.
Durante la presidencia de Alvear las fuerzas armadas se organizaron escuelas de armas; en 1924 se dispuso la instalación de una Escuela de infantería, con el regimiento 4 del arma, con su plana mayor, dos batallones a dos compañías de tiradores cada una, una compañía de ametralladoras y otra de lanza bombas; fue reorganizada la Escuela de caballería, con el regimiento 2 de caballería; la Escuela de artillería, sobre la base del regimiento de esa arma, en sustitución de la escuela de tiro, que fue disuelta, y la Escuela de tropas de comunicaciones.
El 2 de enero de 1923 se creó la Inspección general del ejército y el general José Félix Uriburu fue puesto al frente de la misma, la mayor autoridad después del ministro de guerra.
La nueva arma, la aviación, dispuso de su propia Escuela de aviación militar desde agosto de 1912, creada durante la presidencia de Sáenz Peña, con intervención del ministro de guerra, general Gregorio Vélez.
Entre los nuevos armamentos incorporados figuran obuses pesados de campaña calibre 10,5 cm, modelo 1928, sistema Schneider; cañones de montaña calibre 75 cm, modelo 1928; obuses de montaña, calibre 10,5 cm obuses livianos de campaña, calibre 10,5 cm, modelo 1929; obuses de caballería, calibre 10,5, modelo 1928.
La aviación fue renovando sus materiales de vuelo y su armamento; en 1930 era ya una fuerza de gravitación con sus aparatos de diversa categoría y sus ametralladoras Madsen, calibre 7,65, Lexis y Colt antitanque-antiaérea; con bombas de fragmentación, incendiarias, fumígenas y lacrimógenas.
El 10 de octubre de 1927 bajo la presidencia del radical Marcelo Torcuato de Alvear y con la dirección de Francisco de Arteaga teniendo tal empresa estatal el nombre de «Fábrica Militar de Aviones».En febrero de 1928 se iniciaron las actividades para levantar la segunda sección, comprendiendo Laboratorio de Ensayos de Motores, Laboratorio de Ensayos Estáticos, Laboratorio de Aerodinámica, Oficina de Fabricación, 4 talleres, 2 depósitos, un taller doble para motores, comedor para obreros, enfermería, guardia, comando de pista y una torre-tanque. Poco después, el 11 de mayo de 1928, la Comisión impulsora del establecimiento fue disuelta, al considerar que la función asignada ya había sido cumplida satisfactoriamente: puesta en marcha de la primera sección, adelantada la segunda y en licitación la tercera.
La presencia del general Agustín P. Justo en el ministerio de guerra y la de José Félix Uriburu en la inspección general del ejército hicieron posible la configuración de un fuerte poder armado; si antes de la presidencia de Alvear el presupuesto de las fuerzas armadas insumía el 12 % del total de gastos públicos, desde entonces fue en rápido aumento ese porcentaje.
En septiembre de 1930, después de la revolución, se creó el cargo de comandante en jefe del ejército, para el que fue designado el general Agustín P. Justo, que reemplazó en sus funciones al inspector general de la institución.
La armada disponía en 1930, y desde 1914-15, de dos acorazados, el "Moreno" y el "Rivadavia", de 28.000 toneladas de desplazamiento normal, incorporados en 1911; tres cruceros, el "25 de Mayo", el "Almirante Brown" y el "Buenos Aires"; cuatro cañoneros; cinco exploradores; cuatro destructores; dos submarinos, el "Santa Fe" y el "Santiago del Estero"; 10 rastreadores; los buques-escuela "Presidente Sarmiento", "San Martín", "Belgrano", "Pueyrredón" y "Garibaldi"; dos buques oceanográficos; un balizador; siete transportes; cuatro transportes de río; un buque-tanque; cinco avisos; catorce remolcado-res; un polvorín flotante; una grúa; una draga, y otras unidades menores.
Para la formación de su personal, que no podía surgir de la improvisación, sino de estudios y conocimientos técnicos, dispuso de una Escuela naval, de una Escuela de mecánica de la armada, y de una Escuela de aplicación para oficiales. Se realizaron constantes estudios hidrográficos, relevamientos, se instalaron faros y balizas; se confeccionaron cartas náuticas del litoral marítimo y del río de la Plata. Un observatorio naval, dotado en 1926 con moderno instrumental emisor, pudo transmitir señales radio-horarias.
La aviación naval contó con su propia escuela desde 1914, con base en el arsenal de Río Santiago.
Acorazado Rivadavia y acorazado Moreno en alta mar luego de ejercicios militares