Hacia fines del S. XVII, el alcalde Diego Bazán y
Figueroa había construido su vivienda en el terreno que hoy ocupa la Casa de la
Independencia, según lo atestigua su testamento de 1695. En 1765 la Casa
pasó a ser propiedad de Doña Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna, que la
recibió de sus padres como dote. El frente
de la casa, con sus características columnas torsas, debió ser construido por
los Laguna y Bazán, ya que este tipo de ornamentación aparece en el Norte a
fines del Siglo XVIII.
En 1816, ante la
necesidad de contar con un local para las sesiones del Congreso que se reuniría
en Tucumán, se optó por la Casa de Doña Francisca Bazán de Laguna. La tradición
afirma que Da. Francisca prestó la casa para las sesiones, pero investigaciones
posteriores consideran, acertadamente, que el Estado Provincial dispuso usarla,
ya gran que parte de la Casa estaba alquilada para la Caja General y Aduana de
la Provincia. Una de las hijas de Doña Francisca, Gertrudis Laguna y Bazán,
casó con Pedro
Antonio de Zavalía y Andía. La hija de ambos, Carmen Zavalía
Laguna, casó con su tío carnal, . Da. Carmen
heredó de su abuela parte de la Casa y adquirió el resto a los otros herederos,
convirtiéndose así en la única propietaria. Sus hijos fueron los últimos
miembros de la familia dueños del solar, ya que lo vendieron en 1874 al Gobierno
Nacional por 200.000 pesos.
El Presidente
Nicolás Avellaneda , de origen tucumano, emitió un decreto del Poder Ejecutivo
Nacional para la compra de la casa por el Estado, con la expresa recomendación de que se
conservara el "antiguo y venerable salón". La Casa estaba en muy mal estado
entonces el Gobierno decidió demoler el auténtico frente y "las
habitaciones del ala derecha del primer patio", dejando intacto el Salón de la
Jura, separado de las nuevas oficinas del Juzgado y Correo, que ocuparon el
costado izquierdo y el frente. El Ingeniero Stavelius dirigió los trabajos,
dando a la casa una fachada "Neoclásica" con un entablamiento y un gran frontis,
cuyo arranque estaba flanqueado por "dos leones acostados", como lo describe el
Arq. Mario Buschiazzo. En 1880, la Casa se encontraba en estado
lamentable, con excepción de la nueva fachada. Hasta el techo del Salón de la
Jura amenazaba derrumbarse. En 1881 se logró que el Correo restaurase y
engalanase, aunque modestamente, el histórico salón.
En aquella época, se colocaban para las fiestas patrias los retratos de
dieciocho de los Congresales, realizados por Augusto Ballerini (1887) y
adquiridos por el Gobierno Nacional. Cuando pasaban los festejos, estos eran
llevados a la Biblioteca Sarmiento donde eran conservados y custodiados. En
1896, debido al mal estado de las habitaciones en las que funcionaban las
oficinas del Correo y Juzgado, estos organismos se trasladaron a otro edificio,
con lo que la Casa quedó totalmente abandonada. En 1902 el deterioro de la
casa había avanzado. Doña Guillermina Leston de Guzmán -dama tucumana famosa por
sus obras de beneficencia- solicitó al entonces Ministro de Obras y Servicios
Públicos de la Nación, Emilio Civit, de paso en Tucumán, que evitara la
destrucción de la Casa. Su solicitud fue escuchada, y el Presidente Julio A.
Roca, aprobó el proyecto de construcción de un templete que protegiese
únicamente el Salón de la Jura, demoliéndose el resto de la propiedad.
Recordemos que fue el Presidente Nicolás Avellaneda, tucumano como Roca, quien
hizo que el Gobierno Nacional adquiriera la Casa en 1874 con la expresa
recomendación de que se conservara el "antiguo y venerable salón"
Para ornamentar "El
Templete", el Presidente Roca encargó a la escultura tucumana
Lola Mora la
confección de los bajorrelieves
que representan 'El 25 de Mayo de 1810' y 'La Declaración de la Independencia'.
El 'Templete' fue inaugurado el 24 de septiembre de 1904. En 1916, Centenario
de la Independencia, el Gobernador Ernesto Padilla promulgó una Ley que
determinaba la expropiación del terreno colindante con la Casa, hacia calle 9 de
julio, actual patio de homenajes y donde se encuentran los bajorrelieves de Lola
Mora. En el interior del 'Templete' se econtraba el Salón de la
Jura de la Independencia, que habitualmente se engalanaba para las fiestas
tucumanas, como la celebración de San Miguel. En la Galería de fotos
del Templete se pueden apreciar fotografías que muestran distintas facetas
del mismo.
|
|
Galería del primer patio,
colindante al Salón de la Jura. Sentadas, las señoritas Ernestina López de
Zavalía y Luisa Zavalía, poco tiempo antes que la familia Zavalía vendiera
la casa al Estado Nacional. (Foto A.Paganelli) |
|
|
Carmen Zabalía
Laguna |
|
|
Esta
fotografía (tomada por Angel Paganelli en 1869) es una de las
dos que documentan el frente original del edificio antes de su
demolición en 1874. |
|
|
La Casa de la Independencia a
fines del siglo XIX, fachada construída en 1874, bajo la dirección del
Ing. Stavelius. A partir de entonces funcionó allí la oficina de correo |
|
|
El "Templete" que protegía el
Histórico Salón, obra ejecutada por mandato del Presidente Roca: fué
inaugurado el 24 de septiembre de 1904. El resto de la casa había sido ya
demolido. |
|
|
En 1940 comenzó a gestarse la idea de reconstruir
íntegramente la Casa de la Independencia. Por un proyecto de Ley presentado por el Diputado Nacional por Tucumán, Ramón Paz Posse,
se aprobó la obra. La Casa había sido declarada Monumento Histórico Nacional
en 1941. El Doctor Ricardo Levene, Presidente de la Comisión Nacional de Museos,
Monumentos y Lugares Históricos fue uno de los entusiastas propulsores de la
reconstrucción. En Tucumán, Enrique García Hamilton, Director del diario "La
Gaceta", apoyó la obra desde las páginas del mismo. La mayor dificultad fue
la falta de documentación gráfica para encarar la reconstrucción. Se localizaron
los planos utilizados en 1874, cuando el Estado Nacional adquirió la casa y que
fueron usados para las reformas realizadas por el Ingeniero Stavelius. Se contaba, además, con las fotos tomadas por A.
Paganelli en 1869.
La tarea de la reconstrucción fue encomendada al célebre
arquitecto Mario J. Buschiazzo, especialista en la materia y el 17 de abril de
1942 se inició la demolición del Templete. Hubo resistencias y críticas .
Buscchiazzo no se amilanó; realizando, lo que hoy se llama "arqueología
colonial" y en base a los antiguos planos, inició excavaciones de sondeo en busca de los
antiguos cimientos.
Estos aparecieron en el lugar donde lo había indicado; de tal manera, como él
mismo manifestó: "la batalla estaba ganada". Buschiazzo consiguió elementos
arquitectónicos originales del S. XVIII para la reconstrucción de la Casa.
Adquirió primero 4 rejas, 12 pilares y 12 puertas de una casa colonial que se
estaba demoliendo en ese entonces - la del Obispo Piedrabuena -, y el resto de
los materiales los obtuvo de corralones, reduciendo de esta forma al mínimo las
imitaciones modernas. La puerta principal es réplica, que diseñó de acuerdo a
la foto de Paganelli. La "original", que se conserva en el Museo de Luján,
difiere en sus medidas, según manifestó Buscchiazzo que las cotejó. Entre las
refecciones importantes, mencionamos la reposición del cañizo del Salón de la
Jura -que en 1843 había sido reemplazado por tablazón- con lo que adquirió
nuevamente el aspecto original, el que hoy presenta. El resto de la sala es
íntegramente original de los siglos XVII y XVIII.
En el año 1986 el Distrito
Noroeste elaboró un proyecto de restauración integral de las cubiertas, que se
desarrolló en dos etapas. La primera en 1986, abarcó tres salas y sectores de
galerías. La segunda etapa, en 1993, incluyó el resto de la Casa, mereciendo
especial atención la restauración de la cubierta del salón histórico, único
sector de la Casa original. Los trabajos consistieron en desmontar el antiguo
tejar, recuperando la mayor cantidad posible de tejas. Estas fueron
cuidadosamente lavadas, quitándoles todo el vestigio de mortero de asientos y
musgo. El techado de cañizo fue renovado en su totalidad, empleándose cañas
seleccionadas, procedentes de fincas cercanas a la ciudad. La estructura de
madera: tirantes, cabriadas y alfajias, fue conservado casi íntegramente,
excepto 30 metros del borde de las galerías que fueron atacadas por termitas
(hormigas), comprometiendo resistencia. |
|