Saqueo Fundación Eva Perón

Después del golpe militar, la Fundación fue saqueada en septiembre de 1955, la Dirección de Asistencia Integral sostuvo como objetivo intervenir, desmantelar y disolver toda la obra de la Fundación Eva Perón. 

La respuesta del odio

Marta Ezcurra ordena el día 23 de septiembre la ocupación militar de cada una de las Escuelas Hogar. Su política de shock es muy clara: retirar y destruir todos los símbolos del gobierno. Con los niños como mudos testigos, en cada uno de los patios, el fuego hace arder pilas de frazadas, sábanas, colchones, pelotas y juguetes diversos con el logo de la FEP, que los valientes soldados previamente han arrancado de sus camitas y dormitorios. Los bustos de Eva son decapitados.

Dispone la intervención inmediata de cada uno de los institutos el día 24 de septiembre. Convoca para ello, a los miembros de los “comandos civiles” (Acción Católica Argentina) quienes de inmediato comienzan a realizar la depuración de adictos a la “tiranía”. En medio de un odio demencial, ordena el desalojo inmediato de todos los niños y niñas internados en la Clínica de Recuperación Infantil Termas de Reyes, en Jujuy. La transforma en un casino para la oligarquía.

Manda tirar al río Mendoza, toda la vajilla y cristalería (importada de Finlandia y Checoslovaquia) con la que han comido los “cabecitas negras” en las unidades turístico termales de alta montaña de Puente del Inca y Las Cuevas. Manda destruir todos los frascos de los Bancos de Sangre de los Hospitales de la Fundación porque contenían sangre “peronista”. Manda secuestrar todos los pulmotores porque tienen placas metálicas con las palabras “Fundación Eva Perón”. Ordena el asalto militar contra la Escuela de Enfermeras, y dispone su cierre definitivo.

Marta Ezcurra

La Asistente Social Marta Ezcurra, que había sido fundadora de la juventud de la Acción Católica en 1931, ordenó el 23 de ese mes de ese mismo año la ocupación militar de cada una de las Escuelas Hogar. Se retiraron o se destruyeron todos los símbolos peronistas.

Determina la confiscación de todos los muebles de los hospitales, hogares para niños, hogares escuelas y hogares de tránsito por ser demasiado lujosos para los ahora sin privilegios, se los llevan a sus casas los “comandos civiles”. Los camiones del ejército llegan a los edificios y depósitos de la Fundación y parten llenos. Dispone la desactivación absoluta de todos los programas de turismo social por ser “un peligroso ejemplo de demagogia populista y antidemocrática” en las Colonias de Vacaciones de Córdoba, Mar del Plata y Buenos Aires. Decide el cierre definitivo de las casi 200 proveedurías de alimentos de primera necesidad, la clausura del Plan Agrario, el Plan de Trabajo Rural y los Talleres Rodantes. Resuelve la intervención de los Hogares de Ancianos y el cierre de los Hogares de Tránsito. A pedido del Coronel Ernesto Alfredo Rottger -su Jefe y Ministro- ordena que sean expulsados a la calle todos los estudiantes de la Ciudad Estudiantil “Presidente Juan Perón”. El Coronel la necesita como centro de detención para encerrar a todos los miembros del gobierno constitucional detenidos. Allí caen las flamantes diputadas, las primorosas enfermeras, las militantes de los cien barrios porteños…

Cuando los interventores envían los primeros informes de las Escuelas Hogar, Marta Ezcurra descubre con escándalo que “la atención de los menores era suntuosa, incluso excesiva, y nada ajustada a las normas de sobriedad republicana que convenía para la formación austera de los niños. Aves y pescado se incluían en los variados menús diarios. Y en cuanto a vestuario era renovado cada seis meses”. (En San Juan un niño pobre comía 100 gramos de carne por día y 6 cucharadas de leche. En Jujuy, -por año- un niño comía 43 kilos de carne, en La Rioja 27, en Catamarca 26, y en Santiago del Estero tan sólo 19,6 Kilos), en las Escuelas Hogar Eva Perón, los niños comían carne todos los días. Marta Ezcurra cambiará el menú y el nombre de todas esas escuelas.

Queda prohibida en todo el territorio de la Nación: las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas artículos y obras artísticas, la utilización de la fotografía retrato o escultura, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes, dichos objetos ofenden el sentimiento democrático del pueblo Argentino y constituyen para éste una afrenta que es imprescindible borrar”