El 28 de marzo de 1982, a las 10:57, el destructor ARA Santísima Trinidad zarpó como buque insignia de la Fuerza de Tareas 40, conducida por el contraalmirante Gualter Oscar Allara, con el comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo Jorge García.
Al día siguiente, la FT40 inició el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo San Antonio, que llevaba las tropas y medios para el desembarco.
Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irízar, y comenzó la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medio de helicópteros, mientras la FT40 se destacaba en una posición al norte de las islas.
El viento se incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de seis nudos. El Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar, perdió parte de la carga de nafta que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo produjeron un sensible atraso en el derrotero de la Fuerza Anfibia, lo que provocó que se cambiase el día «D» para el 2 de abril.
Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos en el D-2, y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo cumplían vuelos de exploración.
El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el Gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim, seguido de otros dos buques de superficie y tres submarinos nucleares, que se dirigieran a las islas Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la Marina Real británica se puso en alerta de cuatro horas.
El 31 de marzo el comandante de la FT40 dispuso una reunión en su buque insignia para analizar la situación en función de las últimas informaciones recibidas, teniendo en cuenta que, dado que el gobernador de Malvinas impartía por radiodifusión, a su población, instrucciones, disponiendo una serie de medidas de prevención y defensa, se había perdido el factor sorpresa. Se explicó que el Aeropuerto de Puerto Stanley se encontraba defendido con emplazamiento de ametralladoras, imposibilitando el descenso sorpresivo de aeronaves e imponiendo la necesidad de capturarlo y apresarlo. A las 18:00, le comunicó al personal a bordo del ARA Cabo San Antonio la misión que debían cumplir y los riesgos de la misma.
Finalmente, el 2 de abril en horas de la madrugada, buzos de la Armada Argentina que nadaron hasta una playa al norte de Puerto Argentino desde un submarino, habilitan el desembarco de vehículos anfibios y tropas argentinas. Minutos después de pisar tierra, los soldados argentinos fueron sorprendidos por tropas inglesas, las cuales abrieron fuego, sin embargo no pudieron vencer a la Infantería de Marina argentina. A las 6:30, desde el ARA Santísima Trinidad, se irradió un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre. El grupo del capitán de corbeta Pedro Edgardo Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del gobernador, invitándole a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de Marines Reales, entablándose un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el capitán de corbeta Giachino, que fue herido mortalmente fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el teniente de fragata Diego García Quiroga y el cabo primero Ernesto Urbina. El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur de la misma.
El día 30, la inteligencia británica notificó al gobernador Rex Hunt que se trataba de una amenaza real y que se esperaba la acción militar para el día 2 de abril. Hunt reunió a sus pocas tropas y les encomendó la defensa de las islas. En la mañana del 1 de abril, apagaron el faro e inutilizaron el pequeño aeropuerto local y sus radiobalizas. Ese mismo día, el general García, debido a las malas condiciones meteorológicas reinantes, postergó un día la operación de desembarco, fijando como día D al 2 de abril y como hora H las 6:00.5
El 1 de abril, a las 21:18, el primer grupo de botes se desprendió del ARA Santísima Trinidad: 84 comandos anfibios y buzos tácticos bajo el mando del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots. A las 22:45, el grueso de la Agrupación de Comandos Anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose, inmediatamente, el destructor en su zona de patrullado. Desembarcaron en Mullet Creek sobre las 23:00. A esa misma hora, el submarino ARA Santa Fe libró a otros diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el faro Cabo San Felipe. Cuando el Santa Fe emergió, fue detectado por el radar de navegación del buque costero Forrest, con lo que se iniciaron las hostilidades. A las 23:40, en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y, al poco tiempo, fue apagado el faro San Felipe.
Ya el 2 de abril, a primeras horas, se dio el desembarco de un grupo de comandos anfibios y de buzos tácticos con botes neumáticos para despejar posibles obstáculos o minas que hubiera en las playas para el arribo de los vehículos anfibios, a la 1:30, los hombres de Sánchez Sabarots se dividieron en dos grupos: el primero, comandado por él mismo, se dirigió a los barracones de la Real Infantería de Marina británica en Moody Brook para atacarlos; el segundo, bajo el mando del capitán de corbeta Pedro Edgardo Giachino, segundo jefe del Batallón de Infantería de Marina N.º 1 (BIM 1), avanzó hacia Puerto Stanley con objeto de tomar las oficinas del gobernador y capturarlo. El cabo Jacinto Eliseo Batista integró el grupo inicial de comandos que desembarcó en Pembroke:
Pasamos a muy poca distancia del grupo de ametralladoras que nos estaba esperando en la playa. Pedimos autorización para tomarlos, cosa que fue denegada, primero porque no tenía que haber bajas y segundo porque no querían que se desvelase la operación.
A la 1:55, el submarino ARA Santa Fe salió a la superficie, frente a Punta Calebroña y lanzó sus buzos tácticos a unos 3000 m del faro San Felipe, que se encontraba apagado, alejándose después, a máxima velocidad en superficie, para regresar a su lugar de patrulla. Pero los británicos, sobre aviso, habían evacuado los barracones y estaban desplegados en posiciones de combate para defender la localidad.
A las 4:20, el destructor ARA Hércules izó su pabellón de guerra y comenzó su patrulla en Puerto Groussac, protegiendo el inicio de la fase de asalto, la aproximación del BDT ARA Cabo San Antonio y de la corbeta ARA Drummond.
A las 5:45, la Fuerza de Desembarco de Sánchez Sabarots abrió intenso fuego automático y de granadas de aturdimiento sobre los barracones donde suponían a los infantes de marina británicos. A los pocos minutos, descubrieron que nadie devolvía el fuego (estaban vacíos). El ruido, por el contrario, alertó al mayor Mike Norman —que dirigía a las fuerzas británicas— de que los argentinos habían llegado.
Cerca de las 6:00 se apagaron las luces de la bodega del BDT, se abrieron las compuertas de proa y se pusieron en marcha los enormes extractores de gases.
A las 6:22, llegó la orden «¡Primera ola al agua!» y, desde el portal de proa del ARA Cabo San Antonio, comenzaron a lanzarse al mar los vehículos anfibios, con tropas de élite integradas por el Batallón de Infantería de Marina N.º 2 cuyo comandante era el capitán de fragata de IM Alfredo Raul Weinstabl y junto a ellos, una Sección del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino, a cargo del subteniente Roberto Reyes, embarcados también en uno de los anfibios6. Uno a uno fueron zambulléndose al mar los tractores anfibios, orientándose solo con las balizas que habían colocado los buzos tácticos del submarino ARA Santa Fe. La primera oleada fue la vanguardia de la Fuerza de Desembarco, integrada por efectivos de la Compañía Foxtrot del Batallón de Infantería de Marina N.º 2 bajo el mando del capitán de corbeta (IM) Hugo Jorge Santillán como Comandante de la Vanguardia y el teniente de corbeta (IM) Carlos R. Schweizer como segundo comandante y jefe de la sección Foxtrot. Esa formación de avanzada llegó a tierra y enfiló hacia el aeropuerto. Una vez que se llega a la cabecera de pista del mismo, el subteniente Reyes recibe la orden de despejar con sus tropas del Ejercito Argentino la pista principal que se encontraba obstaculizada con maquinarias y tractores. La Vanguardia, constituida principalmente por elementos de infantería, morteros, ametralladoras y cañones sin retroceso de la compañía Foxtrot continua hacia la zona del itsmo que une el aeropuerto con Puerto Stanley sobrepasándolo rápidamente en dirección al poblado.
El 28 de marzo de 1982 a las 10.57, el ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al Comandante del teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo García, junto al DEHE y al resto de los buques de la Flota de Mar, incluido el PAL ARA Veinticinco de Mayo (V-2). Al día siguiente la FT.40 inicia el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco. Mar afuera se les une el rompehielos ARA Almirante Irizar (Q-5) (RHAI), y comienza la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medios de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las Islas.
El viento de incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de 6 nudos. Debido a los golpes del mar, el destructor perdió parte de la carga de combustible que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo producían un sensible atraso en derrota de la Fuerza Anfibia, lo que se decide cambiar el Día "D" para el 2 de abril.
Mientras el Almirante Irizar reponía los tambores de combustible perdidos en el D-2, aviones Grumman S-2 Tracker del ARA Veinticinco de Mayo cumplían vuelos de exploración. El 1 de abril a las 21:18 el primer grupo de botes se desprendió del ARA Santísima Trinidad (D-2). A las 22;45 el grueso de la agrupación de comandos anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose el destructor en su zona de patrullado. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el faro San Felipe.
A las 6:22 del 2 de abril llegó la orden: «¡Primera ola al agua!» y desde el ARA Cabo San Antonio comienzan a desembarcar los LVTP-7 y LARC-5 con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino.
Desde el buque, casi a las 7:00 se irradiaba un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamientos de sangre.
Luego de la reconquista de la Islas, el 6 de abril, los buques de la FT.40 se replegaron a la Base Naval Puerto Belgrano, a la que arribaron el día 12 de ese mismo mes.
Mapa de los movimientos realizados en los alrededores de Puerto Argentino/Stanley entre los días 1 y 2 de abril.
ARA Cabo San Antonio (Q-42) fue un buque de desembarco de tropas y tanques de la Armada Argentina, construido en aquel país en el astillero AFNE, Río Santiago. Fue botado el 20 de julio de 1968. El diseño del Cabo San Antonio estaba basado en del buque de la Armada de los Estados Unidos, USS De Soto County (LST-1171). Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, dentro de la Operación Rosario. El Cabo San Antonio desembarcó veinte vehículos anfibios LVTP-7 realizando un transporte blindado de personal y vehículos de transporte LARC-V del Batallón de Vehículos Anfibios N.º 1, trasportando a las Compañías D y E del Batallón de Infantería de Marina N.º 2 en la Bahía Yorke. No participó en la consecuente Guerra de las Malvinas, tras el arribo de las tropas británicas a las islas.
El ARA Santa Fe (S-21) (SUSF) fue un submarino que sirvió en la Armada Argentina entre los años 1971 y 1982, de la Clase Balao con la modernización GUPPY II, sirvió anteriormente en la Armada de Estados Unidos bajo la denominación USS Catfish (SS-339) entre 1945 y 1971.
En 1982, cuando estaba a punto de ser dado de baja, fue utilizado en la Guerra de Malvinas, siendo capturado por fuerzas británicas en las costas de las Islas Georgias del Sur. Tras la Guerra, a principios de 1985, cuando era remolcado hacia el Reino Unido, se hundió en medio de un violento temporal.
Pedro Edgardo Giachino en las operaciones de recuperación de las Malvinas, fue jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al sur de Puerto Argentino.
Cuando comandaba una patrulla de comandos anfibios que asediaba la casa del gobernador británico de las islas, resultó herido por un proyectil que le atravesó la arteria femoral y le provocó la muerte horas después, cuando era atendido en el Hospital de Puerto Argentino.
Giachino intentaba obtener la rendición de Rex Hunt, gobernador colonial, mientras las tropas argentinas ingresaban a la capital isleña. Al ver que no podía lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribando una puerta. Allí una ametralladora lo hirió a quemarropa. Su segundo, el teniente de fragata Diego García Quiroga, quiso sacarlo de la línea de fuego siendo también herido de gravedad. Un cabo enfermero intentó rescatar a los dos tenientes, siendo también herido.
El contraalmirante Carlos Büsser, estuvo a cargo de la Operación Rosario en la cual el Batallón de Infantería de Marina N.º 2 que se encontraba a sus órdenes operativas y que contaba entre sus hombres destacados con la presencia del capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino (único caído en la operación) y el teniente de navío buzo táctico Diego Fernando García Quiroga. El 2 de abril desembarcó en las islas Malvinas y logró la rendición del gobernador británico Rex Hunt. En la foto de Izq. a der. Clmte. Carlos Büsser; Grl. Div. Osvaldo Jorge García; Clmte. Gualter Oscar Allara
Aproximadamente unos 400 metros antes de llegar al mismo, el vehículo anfibio que iba a la cabeza de la formación, a cargo del suboficial Quiroga, recibe un nutrido fuego de morteros por lo cual Santillán ordena desenfilada de casco para evitar que los tiros de morteros que reglaban los británicos, puedan dar en alguno de los anfibios y a la vez manda el desembarco de las tropas que rápidamente tomaron posición para repeler el ataque. De igual manera actuaron los dos vehículos que venían detrás, uno a cargo del capitán Hugo Santillán y otro a cargo del teniente Carlos Schweizer quienes tomaron posición desplegando a los infantes de marina en el terreno y comenzando a repeler el ataque que arreció cuando los ingleses abrieron fuego con ametralladoras y también con cañones sin retroceso Carl Gustav de 84 mm. A raíz de esto el comandante de la vanguardia le ordena al suboficial Di Filipo, que haga fuego con sus cañones sin retroceso de 75 mm, cuidando de tirar muy por encima de las tropas británicas para evitar ocasionarle bajas al enemigo tal como fue la orden del contraalmirante Busser. Se efectuaron disparos de tiradores, de morteros y finalmente al hacerlo con los cañones sin retroceso de 75 mm impactando en la parte alta del galpón desde cuya base combatía un grupo de royal marines que optan por batirse en retirada ante la precisión de la infantería de marina argentina. En estos primeros combates se produce el primer y único herido de la vanguardia, el infante de marina Horacio Tello. Las Compañías Echo y Delta desembarcaron poco después para ocupar el faro y continuar con las misiones planeadas.
A las 6:30, desde el Santísima Trinidad, se radió un comunicado en el que instaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre.
A las 6:45 de la mañana del 2 de abril, se realizó el izamiento del pabellón argentino en las islas, a cargo de Guillermo Rodríguez, suboficial mayor de Infantería de Marina y encargado de la Agrupación de Comandos Anfibios.
El grupo de Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del gobernador, y le invitaron a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de marines reales, y se entabló un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el capitán de corbeta Pedro Giachino, que fue herido mortalmente; fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el teniente de fragata Diego García Quiroga y el cabo primero Ernesto Urbina. El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del Gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur. Pedro Giachino murió después, convirtiéndose así en la primera baja de la guerra de las Malvinas y recibió post mortem la Cruz al Heroico Valor en Combate.
Los constantes cambios de posición de los comandos anfibios argentinos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer C-130 Hercules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Stanley.
El grupo del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots se encolumna y rápidamente sale para reforzar a los hombres del capitán Giachino, pero antes de llegar a la casa del gobernador, apareció un argentino de la población civil, que no había sido capturado, y avisa de la presencia de 25 milicianos en Drill Hall, por lo que los comandos anfibios entraron y los milicianos no ofrecieron resistencia.
Cuando la Compañía E del teniente de navío Carlos Aruani llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora de la 2.ª Sección del teniente Bill Trollope, pero la tripulación argentina resultó ilesa. El capitán de fragata Alfredo Weinstabl, comandante del BIM 2 recuerda:
Dispuse que la Compañía Delta del teniente de navío Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la Echo del teniente de navío Aruani, sin desmontar de los vehículos a oruga, se lanzase hacia la ciudad, pero ya el capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción, retirándose al interior de la localidad.
El contraalmirante Busser, responsable del desembarco, comenzó a preocuparse: las tropas blindadas aún no habían entrado en contacto con los comandos, y la resistencia británica era más intensa de lo esperado. Ordenó entonces que un pelotón de fusileros del Batallón del BIM 1 bajo órdenes del teniente de navío Oscar Oulton fuesen helitransportados a la costa.
Los constantes cambios de posición de los comandos anfibios argentinos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina en el aeropuerto.
Cuando la Compañía E del teniente de navío Carlos Aruani llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora de la Segunda Sección del teniente Bill Trollope, la tripulación argentina resultó ilesa. El capitán de fragata Alfredo Weinstabl, comandante del BIM 2 recuerda:
Dispuse que la Compañía Delta del teniente de navío Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la Echo del Teniente de Navío Aruani, sin desmontar de los vehículos a oruga, se lanzase hacia la ciudad, pero ya el Capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción retirándose al interior de la localidad.
El grupo del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots se encolumnaó y rápidamente salió para reforzar a los hombres del capitán Giachino, pero antes de llegar a la Casa del Gobernador, apareció un argentino de la población civil, que no había sido capturado y avisó de la presencia de veinticinco milicianos en Drill Hall, por lo que los comandos anfibios entraron y estos no ofrecieron resistencia.
A las 8:30, el gobernador Hunt y el mayor Norman, sitiados y bajo presión, debatieron qué hacer. Se sugirió dispersarse por el interior para iniciar una guerra de guerrillas, pero finalmente, creyéndose rodeados por una compañía reforzada de infantería de marina, decidieron que este plan de acción no tenía sentido. Hicieron traer a Héctor Gilobert, un argentino residente de las islas al que consideraban un espía, y le encargaron negociar el alto el fuego.
Poco después de la rendición británica, más de treinta ciudadanos argentinos que habían sido tomados rehenes en la capital malvinense fueron liberados.
El abanderado de la Flota de Mar, teniente de fragata Martín Cazaux, se trasladó desde el ARA Hércules hasta Puerto Stanley, en un helicóptero Lynx, para izar la bandera de la Argentina.
Cumplida su tarea por la fuerza de desembarco, algunas de sus fracciones se encontraban listas para el repliegue al continente, que comenzó el mismo 2 de abril.
En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, el comandante de la flota de mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas, designando como jefe al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio.
Al día siguiente aparecieron en los periódicos británicos las fotos de los marines tendidos en el suelo boca abajo. Aproximadamente 120 defensores —incluyendo alrededor de 50 civiles voluntarios, ex marines reales, policías y miembros de la FIDF— fueron capturados por los argentinos en la acción.
Entre los 120 prisioneros tomados en la Operación Rosario, figuraban los cabos Gerald Cheek y Pat Peck y veinte de sus hombres de la Falkland Islands Defence Force capturados en las inmediaciones de la Casa del Gobernador.
Media docena de marines reales bajo el mando del cabo Stefan York evitaron ser capturados, pero pronto se vieron obligados a rendirse agotados a los pocos días de tomar refugio en Estancia House. Terry Peck, de la policía local tuvo más éxito, y pudo unirse a la fuerza de desembarco británico en San Carlos.
La noticia de la recuperación de las Malvinas generó un clima de triunfalismo poco común en la Argentina, todos los políticos argentinos manifestaron su apoyo a la acción militar.
El 3 de abril infantes de marina argentinos ocuparon Grytviken y Puerto Leith, dominando las islas Georgias del Sur, finalizada las operaciones, gran parte de las fuerzas argentinas regresaron al continente.
Inmediatamente después de la ocupación, las autoridades argentinas cambiaron el sentido de circulación, la moneda y el idioma de la radiocomunicación.
La Fuerza Aérea Argentina trasladó al exgobernador Hunt y a los militares británicos prisioneros a Londres, haciendo escala en Montevideo. No hubo declaración oficial de guerra por parte de ninguna de las dos partes.
La orden para los comandos argentinos que llevaron a cabo la Operación Rosario fue clara: no se debían producir bajas en las tropas británicas (57 infantes de marina, 11 Royal Marines y 40 miembros de la Fuerza de Defensa de las Islas). A primera hora de la mañana del 2 de abril llega la rendición.
En Ross Road, Puerto Argentino, los marines deponen sus armas frente a los comandos anfibios de la Armada Argentina. En los enfrentamientos cae el Capitán Pedro Edgardo Giacchino y resultan heridos de gravedad el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Primero Ernesto Urbina
Los comandos argentinos recolectan las armas de los soldados británicos y las juntan a un costado de la casa de Hunt, durante la larga mañana del 2 de abril.
El contraalmirante Carlos Büsser recorre Ross Road. Los ingleses acaban de rendirse y él se dirige hacia donde está Rex Hunt, a quien le dice: “Hemos recuperado lo que nos pertenece por derecho y vamos a permanecer aquí para siempre”
Sir Rex Hunt se viste con su traje de gala y se entrega a las tropas argentinas, a quienes les dice que el desembarco es ilegal. Ese mismo día es enviado a Montevideo y el 5 a la mañana llega a Londres, justo para dar un informe a los soldados que salían hacia el Sur.
El comandante Büsser da la orden de quitar del mástil de la casa del gobernador Hunt la bandera del Reino Unido, que es custodiada como trofeo de guerra por un soldado argentino, y cerca del mediodía del 2 de abril las tropas argentinas izan por primera vez la bandera argentina. Tres días más tarde la flota británica parte de Portsmouth y Plymouth hacia el Atlántico Sur.
El dictador, Leopoldo Fortunato Galtieri, saluda desde la Casa Rosada a los ciudadanos que se congregaron en la Plaza de Mayo para apoyar la recuperación de las islas Malvinas, el 2 de abril de 1982.