Acción Argentina

Acción Argentina fue creada el 5 de junio de 1940 a partir de una propuesta del Partido Socialista con el fin de promover el ingreso de Argentina a la Segunda Guerra Mundial integrando el bando Aliado.
Su manifiesto inicial está encabezado por el expresidente radical Marcelo T. de Alvear y la organización estaba dirigida por una Junta Ejecutiva Central integrada por Raúl C. Monsegur, Federico Pinedo, Jorge Bullrich, Alejandro Ceballos, Julio A. Noble, Victoria Ocampo, Emilio Ravignani, Nicolás Repetto, Mariano Villar Sáenz Peña y Juan Valmaggia. La organización creó filiales que llegaron a sumar alrededor de 300 en todo el país


Acción política

La invasión de Francia por los alemanes produjo un vigoroso sentimiento de solidaridad con esa nación y de condenación de los invasores, por encima de los partidos, de los intereses, de las consideraciones económicas; fue una explosión moral de protesta. Ese clima de apoyo a ,la tradición liberal de Francia dio motivo a la constitución de un movimiento que tomó el nombre de Acción argentina. Surgió la idea en un homenaje al director de un semanario, Argentina libre, en el que hablaron Nicolás Repetto, Juan S. Valmaggia, Mario Bravo, Julio A. Noble. Se acordó realizar un acto público en junio de 1940, pero fue prohibido por la policía. Entre las consideraciones políticas del gobierno y el sentir espontáneo del pueblo había un manifiesto divorcio. Se acordó redactar un manifiesto, "A los argentinos", que firmaron personalidades de las ideas políticas, sociales y religiosas más diversas, militantes de distintos partidos y simples simpatizantes de las distintas orientaciones en que se expresaba el pensamiento contemporáneo, sin hallarse ligados por un credo político común, pero unidos para sostener principios esenciales, cuya vigencia había constituido la razón de ser de la nación argentina.

"Como argentinos y como hombres —se decía allí— no sabríamos soportar un destino igual o parecido al impuesto a Checoeslovaquia, Polonia, Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica. Somos los herederos de una tradición de libertad que nos proponemos afianzar y depurar de continuo, por el esfuerzo combinado de todos los países de América, que seguirá siendo un hogar para los hombres laboriosos y libres, pero nunca un campo propicio para que se ensayen en él planes de hegemonía política ni de opresión económica. La Argentina debe afirmar en estos momentos su propósito inquebrantable de prevenir desde ahora los peligros que amenazan su porvenir. Debe esforzarse por asegurar la integridad de su territorio, de su soberanía política y de su independencia económica. Debe seguir siendo un país libre, consciente de su importancia como de su responsabilidad, sin odios políticos, sin luchas religiosas, sin persecuciones raciales ni preocupaciones extranjerizantes, aprovechables para entorpecer la formación y el desarrollo de un sólido sentimiento nacional. No pretendemos que el país se ponga a la zaga de ninguno de los beligerantes. Queremos afirmar nuestra fe en los principios de respeto, justicia y honor que deben regir la vida internacional y oponer una unidad iríviolable de inteligencias y corazones argentinos, al embate brutal de quienes los violan sistemáticamente y que hasta se valen de nuestra hospitalidad para dividirnos, minar los cimientos de la nación y preparar su futura conquista, con la complicidad de algunos hombres que por su inconsciencia ó venalidad traicionan a su patria"...


accion argentina

Una junta ejecutiva central fue integrada por Juan Carlos Palacios, secretario general, Raúl C. Monsegur, Jorge Bullrich, Alejandro Ceballos, Rodolfo Moltedo, Alfredo González Garaño, Julio A. Noble, Victoria Ocampo, Rafael Pividal, Emilio Ravignani, Nicolás Repetto y Mariano Villar SáenzPeña.

En una junta consultiva figuraban Marcelo T. de Alvear, Tomás R. Amadeo, Carlos M. Noel, Adolfo Bioy, Antonio Santamarina, Héctor González Iramain, Bernardo A. Housay, Eduardo Laurencena, los generales Juan E. Vaccarezza y Ramón Molina, el almirante Eleazar Videla.

El manifiesto de la entidad, difundido luego, llevaba millares de firmas,. hombres y mujeres, figuras representativas de la cultura, de las ciencias, de la economía, de la política, de la sociedad.

Pocas iniciativas habían contado con una adhesión tan amplia y tan representativa como la de Acción argentina. Filiales de la entidad, en número de más de 150, se formaron en la capital federal y en pueblos y ciudades del interior. Se denunciaron reiteradamente las actividades alemanas de tendencia nazi en el país, secuestros de armas a simpatizantes del régimen de Adolfo Hitler. Se realizaron numerosos actos públicos, con oradores conocidos de todas las tendencias, socialistas, liberales, conservadores, en locales cerrados y en calles y plazas. En mayo de 1941 se realizó un nutrido Cabildo abierto en el salón Versalles del Concejo deliberante para fijar posiciones sobre la democracia en la Argentina, la república frente a la infiltración totalitaria, la repercusión de la guerra en la economía nacional.

El propio Alvear habló en un banquete que le ofrecieron los radicales en Córdoba, en mayo de 1940, de la quinta columna que operaba contra la conciencia liberal y democrática. Dijo en aqbella ocasión:


 "Tenemos un deber que cumplir, dentro de nuestro propio territorio. No tenemos ni la potencia militar ni la potencia económica necesaria para poder gravitar en los campos de batalla. Pero sí tenemos una idealidad americana, la idealidad que caracteriza a este continente y debemos cuidarla señores, porque hay una 'quinta columna' en la Argentina. 
Una 'quinta columna' que no conspira por el momento contra nuestra soberanía ni contra nuestra libertad, pero que conspira. contra algo que es tan importante como aquello: conspira contra nuestra conciencia liberal, republicana y democrática. 
Tenemos que cuidarnos. No podemos sonreír indiferentemente. Debemos cerrar las filas; cada uno de nosotros debe ser un propagandista de esos ideales, sin los cuales la Argentina no podrá vivir y si pudiese vivir, no valdría la pena vivir en ella."

La agitación promovida logró que la Cámara de diputados crease el 19 de junio de 1941 una Comisión investigadora de actividades antiargentinas, integrada por Raúl Damonte Taborda, Juan Antonio Solari, Adolfo Lanús, Fernando de Prat Gay, Silvano Santander, José Aguirre Cámara y Guillermo O'Reilly, que recogió importantes comprobaciones hasta el 4 de junio de 1943 en que terminó su mandato y su labor. Sus hallazgos fueron, sin embargo, de escaso valor si se les considera al margen y a la distancia de la pasión beligerante del momento. Aun en tiempos de paz, las representaciones diplomáticas en cualquiera que sea el país de su actuación, procuran propagar la política, los valores, los hechos de los respectivos países, valiéndose de los medios oportunos. Y en un país como la Argentina, de inmigrantes o de hijos de inmigrantes, no se podía impedir que, en contingencias como una guerra mundial, no tratasen de ayudar a sus países de origen, identificándose con su causa. Las extra-limitaciones eventuales eran materia para llamadas al orden de las autoridades nacionales o para medidas restrictivas del abuso de la libertad y de la inmunidad diplomática.