En Buenos Aires repercutió la proeza del brasileño Alberto Santos Dumont, que hizo el 23 de agosto de 1906 un vuelo rasante con un biplano de su invención en Bagatelle, en París; también se conocieron las declaraciones de los hermanos Wright, que hicieron saber que habían volado en un biplano construido por ellos en Ohio, en 1902 y todo eso fue reanimado por la proeza de Louis Blériot, que cruzó el Canal de la Mancha el 25 de julio de 1909, en un monoplano de su invención, con motor Anzani de 25 caballos.
En el curso de esa ambición de la conquista del aire, no faltaron los tropiezos. En 1907 regresó el deportista Aarón de Anchorena de París y trajo un globo libre bautizado El Pampero, que se llenaba con gas del alumbrado; dos de sus amigos, los hermanos Eduardo y Jorge Newbery, le acompañaron en sus ascensiones y en la fundación del Aero Club Argentino, la primera institución rectora de ese juego arriesgado que era entonces un deporte. El 17 de octubre de 1908, Eduardo Newbery se dispuso a realizar una nueva ascensión y despegó con El Pampero, acompañado por el sargento Eduardo Moreno; el globo se elevó y tomó rumbo al sur, sin que jamás se haya vuelto a saber de su destino. La tragedia no amilanó a Jorge Newbery, que encargó otro globo a Francia, que llamó El Patriota, con el que inmediatamente se reanudaron las ascensiones; el 18 de abril de 1909 Jorge Newbery, acompañado por Horacio Anasagasti, se elevó desde la fábrica de gas de Belgrano y fue a aterrizar con éxito en Marcos Paz; unos meses después, el 12 de setiembre, hubo en Buenos Aires una carrera de globos en la que participaron El Patriota y El Huracán, y el 28 de diciembre Newbery unió Buenos Aires con Bagé, en Río Grande do Sul, en 13 horas de permanencia en el aire. Pero el globo libre no respondía más que a fines deportivos. La atención se fue centrando cada día más en el vuelo mecánico.
Santos Dumont hizo famoso su pequeño monoplano Demoiselle, con motor de 25 caballos, y los ensayos de Blériot, de Farman, Voisin y otros seducían a los entusiastas del vuelo.
A comienzos de 1910 llegó a Buenos Aires el ingeniero italiano Ricardo Ponzielli y trajo un pequeño biplano Voisin de 60 caballos, con el que hizo en Campo de Mayo pruebas, logrando elevarse a unos 10 metros de altura, cayendo luego la primera vez al suelo sin daños para el piloto, por entonces, hubo en Buenos Aires otros ensayos como el de Henry Bregi, en febrero de 1910.
Pablo Teodoro Fels ha pasado a la historia de la aviación por dos hechos destacables. El primero fue el convertirse en el piloto más joven del mundo al obtener su licencia de aviador civil mientras era soldado el 23 de mayo de 1912. El segundo fue batir el récord mundial de vuelo sobre agua, al cruzar el Río de La Plata, en un vuelo desde Buenos Aires a Montevideo en 2h. 20min., en la madrugada del 1 de diciembre de 1912 a bordo de un Bleriot.2 Esta proeza la llevó a cabo a espaldas de sus superiores, sin autorización, lo que le supuso una sanción, aunque inmediatamente felicitado por dicha hazaña y ascendido a Cabo
En ocasión de los festejos del Centenario llegaron aviadores y aparatos monoplanos y biplanos para realizar exhibicioncs, por su parte, Jorge Newbery y Carlos Goffre también hicieron llegar de Francia un Blériot y aumentaron los pretendientes a pilotear las máquinas volantes. Goffre hizo el 17 de abril un vuelo sin acompañante; los pilotos extranjeros realizaban exhibiciones públicas en Villa Lugano, donde se improvisó un primer aeródromo. Hubo una semana de aviación en conmemoración del Centenario y en ella participaron argentinos y extranjeros; Alfredo Valleton conquistó el premio de velocidad, alcanzando 62 km por hora, y el de distancia, 86 km de vueltas a la pista; el premio de altura se dio al belga Dolphin, que ascendió a 230 metros.
Mucha popularidad alcanzó el piloto Emile Aubrun, que manejaba un Blériot, con el que partía de Villa Lugano para detenerse en las proximidades de la actual Ezeiza y regresar luego. Obtuvieron los primeros brevets de pilotos, Florencio Parravicini, Juan A. A. Roth, Jorge Newbery y Herman Hencht.
Se fundó luego la Compañía Aérea Argentina y fue autorizada para establecer su aeródromo en El Palomar; dispuso de dos máquinas, un biplano Farman y un monoplano Antoinette, con motores de 50 caballos; un instructor francés, Max Paris Le Clerc, fue encargado de formar pilotos y entre los primeros alumnos figuraron Sergio García Uriburu, Jorge Molero, Adolfo de Bruyn; se agregaron, el teniente de ejército Raúl E. Goubat y el teniente de fragata Melchor Z. Escola, que pronto comenzaron a volar solos.
A fines de 1910, el piloto italiano Bartolomé Cattáneo, con su monoplano Blériot, se convirtió en el héroe del aire con sus exhibiciones en Buenos Aires y ciudades del interior.
Los globos libres seguían realizando ascensos, pero comenzaron a decaer y a ceder el puesto a los más pesados que el aire. El 25 de julio de 1911 Cattáneo voló de Rosario a Buenos Aires, aunque bajó en Campana para cargar combustible; cubrió el trayecto de 300 km en 3 horas, 7 minutos y 30 segundos.
Un mecánico francés, Paul Castaibert, construyó en Villa Lugano un monoplano, parecido al Blériot, pero más estilizado y con tren de aterrizaje más sólido. Voló con él y desde entonces se dedicó a construir aparatos similares.
El francés Marcel Paillet compitió con Cattáneo y fue instructor de los primeros pilotos civiles y militares.
Uno de sus alumnos fue el joven Pablo T. Fels, que no tardó en volar solo y en admirar por su maestría, en un Blériot, monoplano de 50 caballos que le había obsequiado su madre. Los progresos en la conquista del aire no se interrumpieron.
El propio Jorge Newbery obtuvo el 6 de noviembre de 1911 el récord de altura suramericana, con 5.100 m, llevando como pasajeros a Goubat y a Escola, y el 21 del mismo mes unió Buenos Aires con Colonia. Fels concibió la proeza de ligar a Buenos Aires con Montevideo, 240 km sobre el agua, y logró su intento, mientras servía como conscripto en el ejército, el 10 de diciembre de 1912, en dos horas y 22 minutos de vuelo. A su regreso fue felicitado en la casa de gobierno por el presidente de la República.
En 1910 Newbery obtuvo su licencia de piloto (brevet), pero continuó realizando ascensiones en globo hasta 1912. A partir de ese año se dedicó exclusivamente a la aviación. Como directo resultado del ofrecimiento de Newbery y el Aero Club Argentino de poner su parque gratuitamente a disposición del Ministerio de Guerra, el día 10 de agosto de 1912 el Presidente Roque Sáenz Peña creó la Escuela Militar de Aviación, la primera fuerza aérea militar de América Latina. El civil Jorge Newbery y los tenientes coroneles Enrique Mosconi y M. J. López fueron los primeros directores de la Escuela Militar de Aviación, instalada en el Palomar de Caseros. Ante la falta de fondos públicos para comprar aviones el Aero Club Argentino organizó una colecta popular con la que se adquirió la primera flotilla. El 25 de mayo de 1913 esa flotilla desfiló por primera vez: cuatro monoplanos piloteados por dos civiles, Newbery y Macías, y dos militares, Goubat y Agneta. Unos meses después el Ejército nombró a los dos primeros como pilotos militares con derecho al emblema. En el duelo entre monoplanos o biplanos Newbery era partidario de los primeros. El 24 de noviembre de 1912 Newbery cruzó el Río de la Plata en el monoplano Centenario, un Bleirot Gnome de 50 HP. Fue el primero en cruzar el río y volver en el mismo día. Influenciado por Newbery, el joven Teodoro Fels, que se encontraba cumpliendo el servicio militar, tomó uno de los aviones de la Escuela Militar de Aviación sin permiso y llegó a Montevideo batiendo el récord mundial de vuelo sobre agua. A su regreso, el presidente Roque Sáenz Peña le impuso arresto por su desobediencia y a la vez lo ascendió a cabo por la hazaña. El 10 de febrero de 1914 Newbery, en un monoplano Morane-Saulnier, superó el récord mundial de altura alcanzando 6225 metros. La marca no fue homologada por la comisión internacional porque la reglamentación establecía entonces que era necesario superar el récord anterior por un mínimo de 150 metros, y Newbery solo la superó por 65 metros.
Desde entonces no hubo sino un desarrollo creciente de la aeronáutica argentina. En 1912 fue creada la Escuela de aviación militar, animada por Newbery y el barón De Marchi; la Compañia Argentina de Tabacos le obsequió un aeroplano militar y se hicieron colectas públicas para adquirir una flotilla con destino a la escuela, y además de esa escuela militar, funcionaba otra, la de Henri Castaibert, en Villa Lugano, de la que egresó Eduardo Olivero.
El 19 de enero de 1913 se realizó un vuelo desde la capital a Mar del Plata, en el que participaron Teodoro Fels, Castaibert, Liibbe y Origone; este último cayó con su máquina en Domselaar y murió instantáneamente.
El 10 de marzo de 1914 intentó Newbery realizar un viejo sueño de cruzar la cordillera de los Andes, pero su aparato cayó en El Plumerillo y en el accidente murió el tenaz impulsor de la aviación argentina.
El fracaso de Newbery en el cruce de la cordillera no paralizó el fervor de los aviadores militares; Aníbal Brihuega y Raúl E. Goubat hicieron el 30 de mayo-1" de junio, el trayecto Buenos Aires-Córdoba-Buenos Aires.
Goubat unió Buenos Aires con Cariada de Gómez, en la provincia de Santa Fe, en 3 horas, 30 minutos, y Pedro Zanni, el mismo año, el 18 de julio, realizó el crucero El Palomar-Villa Mercedes (San Luis) y regreso, a una velocidad de 168 km por hora en la vuelta al punto de partida. No faltaron los accidentes trágicos; en uno murieron el aviador Alfredo S. Agneta y el doctor Felipe Madariaga, y en otro el teniente Goubart.
Sin embargo, en 1915 se crearon dos nuevas escuelas de aviación, la de Longchamps y la de José C. Paz, y además, se inició la escuela de aviación de la armada.
El 1 de marzo de 1914, mientras se encontraba haciendo una demostración previa a cruzar la Cordillera de los Andes en el próximo mes, murió al caer su avión en el campo de aviación Los Tamarindos, como se conocía entonces a la actual zona de El Plumerillo en el distrito de Las Heras, Mendoza, al precipitarse a tierra en un avión Morane-Saulnier que él mismo manejaba. Tenía 38 años. Los revisionistas se inclinan por esta explicación a su muerte: Jorge Newbery había llegado a Mendoza para estudiar el primer cruce a la Cordillera en avión, el que había dejado en Buenos Aires. Ante un pedido de una dama, después de almorzar, de verlo volar, pidió el avión a su amigo Teodoro Fels, quien se lo ofreció, no sin antes indicarle un serio problema que tenía el ala del monoplano. Jorge Newbery subió a él invitando a Jiménez Lastra a que lo acompañara y comenzó a hacer cabriolas y demostraciones, y a las 18,40, en una riesgosa maniobra, el monoplano cayó violentamente y allí encontró la muerte, en la Estancia "Los Tamarindos" de Mendoza, el 1 de marzo de 1914. La noticia llegó esa noche de corso dominguero a Buenos Aires, provocando la angustia colectiva ante la muerte de un pionero.