La columna paso por El Jaguel , Las Higueras , Yalguaraz, Uretilla, río de los Patos, Manantiales y Agua Fría; cruzó el primer cordón montañoso del Espinacito, a 5.000 metros de altitud, y continuó por la quebrada de los Patillos, siguieron el curso del río Teatinos hasta el campo del Mercedario, al pie de la Cordillera Real.
La vanguardia de Soler cruzó las altas cumbres por el paso Llaretas el 2 de febrero y se dirigió al campo de los Piuquenes. Desde allí se adelantó el mayor Arcos para ocupar la garganta de Achupallas. Informados los realistas de la aproximación de Arcos, tomaron posiciones emboscadas en las faldas que bordean el valle de Chalaco. Los patriotas avanzaron sin advertir la presencia del enemigo y, cuando fueron sorprendidos, no vacilaron en trabar combate. No tardó en producirse la decisión y el campo quedó en poder de los patriotas; el teniente Juan Lavalle persiguió a los realistas hasta unas dos leguas hacia el sur. La vanguardia de Soler entró en el caserío de Achupallas el 6 de febrero.
El Ejército de los Andes inició el cruce por los pasos de Los Patos y Uspallata llegando a una altitud de 4.000 metros. Las tres columnas al mando de Miguel Estanislao Soler, José de San Martín y Bernardo de O’Higgins avanzaron por el paso de Los Patos y las tropas de Gregorio de Las Heras y Luis Beltrán (con la artillería y el parque) tomaron la ruta para cruzar por Uspallata.
El coronel español Miguel María de Atero se hallaba en Santa Rosa de los Andes; al tener noticia de la derrota de sus avanzadas de Achupallas y Guardia Vieja se creyó atacado desde dos direcciones simultáneamente y abandonó el valle del Aconcagua, replegándose sobre Santiago, dejando en Santa Rosa víveres y material de guerra que recogió la división Las Heras. Atero llegó el 5 de febrero a la cuesta de Chacabuco y se encontró con las fuerzas al mando del coronel Quintanilla, que avanzaban hacia Aconcagua. Reunidos ambos jefes decidieron volver a Santa Rosa.
Informado Soler de la aproximación del enemigo, reforzó el destacamento de Mariano Necochea con dos escuadrones de granaderos a caballo y dos compañías de infantería; pero Necochea no esperó estos últimos refuerzos y avanzó con los granaderos. Los realistas se habían instalado en una posición ventajosa y Necochea recurrió a una estratagema para hacerlos salir de ella; dividió su fuerza en tres grupos y simuló un ataque y una fuga al descubrir el enemigo, lo que hizo que éste saliera de su posición con la caballería para perseguir a los patriotas.Cuando los perseguidores se alejaron bastante de su base, los destacamentos de Soler y Pacheco volvieron grupa y cargaron contra ellos, y Necochea, que había quedado oculto, apareció inesperadamente y atacó igualmente a los realistas. La caballería enemiga se puso en fuga y arrastró a la infantería, precipitando su derrota.
Las fuerzas españolas derrotadas abandonaron San Felipe y se retiraron hacia la Villa de Santa Rosa de los Andes, pero no se detuvieron en ella, sino que retrocedieron hasta las casas de Chacabuco, a las que llegaron en la madrugada del día siguiente. El 8 de febrero el grueso del ejército de los Andes entró en San Felipe y desde allí estableció enlace con la división Las Heras.Todo el plan sanmartiniano se había cumplido hasta allí matemáticamente.