Decidido a iniciar las operaciones en el verano de 1817, se esforzó San Martín por fomentar la dispersión de las fuerzas enemigas. En dos oportunidades envió tropas a Uspallata y a El Portillo para que los realistas se sintiesen obligados a perseguirlas a fin de ir castigándolos aisladamente, pero aquellos quedaron inactivos.
Para que Marco del Pont se convenciese de que la invasión se produciría por el sur, llamó San Martín al cacique Nancurián y a varios jefes pehuenches, y conferenció con ellos en el fortín San Carlos.
Les informó de su propósito de pasar la cordillera por el Planchón y les pidió que se le autorizase para cruzar sus tierras y le auxiliasen con víveres y como había esperado, los indios propalaron la noticia y Marcó del Pont mantuvo fuertes contingentes en Talca y Concepción, a la espera de la anunciada invasión, contrariamente a lo que opinaban sus consejeros que le recomendaban concentrar el ejército en Santiago.
Hizo reconocer los pasos de la cordillera y sus caminos de acceso, valiéndose de oficiales de su ejército. Pero necesitaba un croquis de los caminos de Los Patos y de Uspallata, y para cumplir ese cometido comisionó al ingeniero Álvarez Condarco a Santiago como parlamentario con un mensaje para Marcó del Pont, en el cual el gobernador de Cuyo lo invitaba a reconocer la de-claración de independencia del Congreso de Tucumán.
Álvarez Condarco fue rechazado de mala manera por el capitán general de Chile; había ido por el camino de Los Patos y volvió, por el más breve, el de Uspallata; dotado de magnífica memoria, a su regreso hizo los croquis de los dos caminos que le había pedido el general en jefe.
A fines de 1816, San Martín envió a Chile a José Antonio Álvarez Condarco, con el encargo aparente de llevar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont. Lo que San Martín quería, en realidad, era que la gran memoria visual de Álvarez Condarco retuviera los accidentes de la cordillera, para marcar luego el camino del ejército. Así cruzó por Los Patos y, ni bien llegado, Marcó del Pont lo despachó de vuelta por el paso más corto, que era el de Uspallata. Los mapas que trazó luego de este viaje fueron fundamentales para el cruce que el Ejército de los Andes realizó a Chile por esos dos pasos.