El primer Triunvirato no fue modelo de armonía interna; los temperamentos de Chiclana y Paso no cabían juntos en un ambiente restringido;
Chiclana afectado por murmuraciones que se habían hecho circular contra él, presentó su dimisión; Antonio Álvarez Jonte tuvo que realizar grandes esfuerzos para que volviese a su puesto, pero cuando lo logró, estalló la ira de Paso, y Rivadavia tuvo que recurrir a todas sus artes de persuasión para evitar conflictos y rivalidades que trascendían a la calle. Sin embargo, la renuncia de Chiclana aceleró la convocatoria de la asamblea general de abril, que Rivadavia había querido demorar.
El Estatuto preparado por Rivadavia para el Triunvirato, por primera vez, establece la amovilidad de los miembros del gobierno y su renovación alternativa cada seis meses; se atribuía en él gran papel a las asambleas generales y mediante ellas quería el gobierno aplazar la reunión del congreso, que tendría lugar después que fuesen libertadas las provincias. Si el congreso no llegase a reunirse en el plazo de 18 meses, los miembros del gobierno y sus secretarios, también amovibles, eran responsables de su conducción ante las asambleas generales.
Desde comienzos de 1812 se mantenía viva la hostilidad de criollos y peninsulares, de Buenos Aires y las provincias, de los saavedristas y morenistas, y en el Triunvirato, la lucha entre Chiclana y Paso.
Se preveía la eventualidad de la declaración de la independencia, pero, aunque anunciaba las asambleas generales, no se dio el reglamento de las mismas y cuando el gobierno se decidió a presentarlo habían variado los puntos de vista iniciales y se puso freno a la amplitud programada en el Estatuto.
En el gobierno fue imposible mantener la armonía; Juan José Paso, inconciliable con Chiclana, estaba descontento de la marcha del Triunvirato y, con ayuda de su hermano Francisco, organizó un partido que extendió su influencia a las quintas, con la colaboración de los hermanos Sosa, que contaban con un numeroso personal auxiliar.
Independientemente de otros núcleos, Paso entró también así en el campo de la oposición al gobierno. Éste comenzó a disgregarse y a quebrantar la firmeza rivadaviana; Chiclana presentó la renuncia; Sarratea quedó al frente del ejército de operaciones de la Banda Oriental y fue confirmado en ese cargo por la fracción alvearista triunfante el g de octubre; Nicolás Herrera mantenía una conducta equívoca, pues integraba la Logia y era en el Triunvirato una avanzada de la misma.