El gobierno siguió presionando para que moviese sus tropas y Belgrano respondió haciendo consideraciones oportunas y dando explicaciones que hicieron que Buenos Aires aprobase su plan de concentrarse en Cotagaita y Suipacha.
Pero luego el plan primitivo fue alterado al tener noticias de la entusiasta acogida de Potosí a la avanzada de Díaz Vélez y resolvió dirigirse hacia allí para concentrar el ejército.
Entró en el rico emporio potosino el 19 de junio, uno de los grandes centros de trabajo y de producción mineral de la época colonial.
Valer un Potosí era un proverbio que significaba fortuna. Las poblaciones del Alto Perú se manifestaron activamente en favor de la independencia apenas quedaron libres de la presión realista: La Plata (Chuquisaca), Tarja, Potosí, Cochabamba, etc., ofrecieron ayuda a los patriotas.
Para coordinar la acción y la administración de aquellas provincias, Belgrano confió a Juan Antonio Álvarez de Arenales la gobernación intendencia de Cochabamba; al coronel Ignacio Warnes la de Santa Cruz de la Sierra y Mojos y Chiquitos; a Francisco A. Ortiz de Ocampo el gobierno de Charcas y a Francisco Pico el de Salta. Procuró atraerse a los naturales, contar con su simpatía y su adhesión, aun cuando su valor combativo fuese bastante reducido.
Álvarez. de Arenales objetó el nombramiento, pues prefería continuar al frente del ejército, cargo para el cual se consideraba más útil. Belgrano persistió en su criterio diciéndole que "los servicios de la patria son de igual mérito en las armas como en lo político y civil".
Encomendó a su secretario Tomás Manuel de Anchorena la redacción de unas instrucciones para los nuevos gobernadores, en las que recomendaba la siguiente conducta:
"Observe V. S. por máxima que ninguna persona tome ascendiente sobre V. S., ni crea que lo tiene; pero que el pueblo todo comprenda que estima V. S. a los hombres de bien y que trata de alejar de sí a los que no lo son aunque se presenten con la máscara de patriotas. .. No contradiga V. S. ni muestre disgusto con los usos, costumbres y estilos del país que no se opongan al orden ni a la moral, y si desdicen a la educación y cultura públicas procure V. S. desterrarlos por medios indirectos que no manifiesten el fin a que se dirigen. Aplauda V. S. siempre aquello que le parezca mejor en el pueblo, especialmente al mujerío. .. para ganarles el afecto por una cierta analogía o conformidad de ideas, aunque sea aparente ... Para corregir el mal concepto que se ha formado en los pueblos de lo que es el patriotismo, cuando hable V. S. con algunos de los que se tienen por patriotas sin entender el significado de esta voz, les hará entender que sólo debe reputarse tal el que ama prácticamente la patria (por la que no se entiende tan solamente el país en que ha nacido cada individuo, sino la comunidad en las Provincias Unidas del Río de la Plata) con preferencia a su interés particular y sólo aprecia la virtud y la justicia" . .. "Para consultar la prosperidad y honor de la causa de la patria debe ser la primera atención de V. S. el orden, la unión y recíproca correspondencia tanto entre los pueblos como entre las familias y habitantes, haciéndoles conocer los males que trae consigo la división, pues además de que produce una debilidad causando la destrucción de nosotros y nuestros compatriotas introduciendo el desorden, dando ocasión a los inicuos, que por desgracia jamás faltan en todo pueblo, para poner en ejecución sus perversos designios, impidiendo absolutamente el que todos obren de concierto a beneficio de la causa común". . . (documento dado a conocer en 1924 en Londres por José Evaristo Uriburu).
El comandante Cornelio Zelaya fue adelantado con el regimiento de caballería de línea del Perú (dragones de la patria) en misión de vanguardia hacia Cochabamba para organizar en la zona tropas de caballería e infantería; el caudillo Baltasar Cárdenas, con el grado de coronel, fue enviado hacia la provincia de Chayanta para dar una cierta organización militar a una fuerte partida de indios sublevados a fin de que presten su cooperación al ejército.
Las damas patricias de Potosí ofrendan la tarja de plata a Belgrano . Óleo sobre tela.
El pueblo expresó profundas muestras de reconocimiento y el general como forma de agradecimiento preparó un sarao donde habitaba para el día 4 de julio de 1813, donde se recordó también el aniversario de la Independencia de los Estados Unidos.
Se presentó una comisión de damas y después de elogiar los triunfos, cualidades y la importancia del ejército que había detenido el avance realista ante la total indiferencia de Buenos Aires, le obsequió una Tarja (escudo antiguo), una pieza de orfebrería totalmente realizada en oro y plata que mide 1,70 m de alto por 1,03m de ancho, de estilo barroco.
La tarja tiene un enorme valor económico, pero es aún mayor el valor simbólico, representa el agradecimiento de un pueblo a quien lo liberó. Las partes que componen esa hermosa obra de arte tienen en sí mismas, un enorme valor y nos ayudan a entender la sociedad de la época, costumbres, sentimientos, su amor a la patria.
En la parte superior un inca simboliza la cultura entre dos mundos. Toda la obra está engalanada con flores: rosas lirios que representan a la virgen María, con palmeras y laureles que representan la libertad.
Es muy clara la figura de América del Sur con las islas Malvinas, y en el centro un corazón que representa al ejército de Belgrano.
Hay una enorme cantidad de escudos y figuras que representan la minería, los océanos Atlántico y Pacífico, barcos, águilas, cadenas, caballeros, llamas con sillas de montar cargadas con plata que representan a Potosí, monedas, sol, diversas inscripciones que hacen referencia a la lucha de un pueblo por su libertad.
Cierra la obra una borla real cincelada con cadenas en forma de flecos que le anuncia al mundo la libertad de los pueblos americanos.
Belgrano donó esta importante pieza de arte al Cabildo de Buenos Aires y con el tiempo pasó al Museo Histórico Nacional.
Tarja de Potosí