Situación del ejército del Norte

Al año de triunfos y de expansión que siguió a mayo de 1810, la situación en 1811-12 no era favorable a la revolución en el terreno militar, ni en tierra ni menos aún en las aguas de sus ríos. En 1812 sucedió un período crítico, con la guerra en dos frentes, en el norte y en la Banda Oriental, sin mandos experimentados, sin ejércitos organizados, sin armamentos ni dinero para adquirirlos.

La situación militar

Los realistas habían afirmado su dominio en territorio del virreinato después del desastre de Huaqui y se disponían a mantenerse en Chile y en Quito con el envío de fuertes expediciones; además Montevideo seguía en su poder y el gobierno patriota consideró forzoso levantar el sitio a fines de 1811 para contrarrestar la amenaza portuguesa y disponer de fuerzas para reparar el derrumbamiento del norte. Entre tanto el Paraguay optó por aislarse de los realistas y de los patriotas.

No se había alterado el plan inicial de la revolución: extenderla a todo el virreinato y luego al continente suramericano. Pero después de Huaqui se estuvo constreñidos a medir las propias fuerzas y a recurrir al arma de la diplomacia, haciendo la paz con Montevideo para concentrar recursos con qué contener el avance realista en el norte. Los portugueses al mando del general Diego de Souza, con 5.000 hombres y 36 piezas de artillería, amenazaban el flanco oriental del virreinato.

Fue paralizado este peligro por vías diplomáticas, pero Montevideo constituía siempre una amenaza por su dominio de las aguas marítimas y fluviales; contra esa amenaza se levantaban las baterías "Libertad" e "Independencia" en Rosario bajo la dirección de Belgrano y de Ángel Monasterio.

El ejército del Norte había quedado fuera de combate, casi inerme, desmoralizado, con sus restos diezmados por el paludismo.

Soldado patriota de las unidades del Alto Perú en 1812