Los sargentos de Tambo Nuevo

Fue en esas circuns­tancias cuando tuvo lugar la acción audaz conocida por la acción de los tres sargentos de Tambo Nuevo. 

La comisión

El teniente Aráoz de Lamadrid había comisionado a tres dragones de su grupo para que reconocieran el terreno. Los tres soldados tropezaron con una guardia de infantería durante la noche en un rancho; se componía de un sargento, dos cabos y ocho soldados. 

En lugar de retirarse ante la superioridad de los realistas, resolvieron los tres dragones atacar por sorpresa a esa guardia-, con tan buen resultado que todos fueron desarmados y maniatados; de los once prisioneros, se escapó el sargento dejándose caer en la oscuridad por un derrumbadero; dos de los prisioneros habían jurado en Salta no volver a tomar las armas contra la patria y fueron fusilados por la espalda. Los tres soldados fueron promovidos a sargentos en premio a la hazaña realizada y pasaron a la historia como los tres sargentos de Tambo Nuevo, designación del lugar de la acción.

Tres Sargentos

El 1º de octubre de 1813. Tras el repliegue, Belgrano reorganiza sus tropas, enviando una partida de caballería para reconocer y ubicar a los realistas. Su comandante es el futuro Gral. Gregorio Lamadrid con tres soldados y el indio baqueano Reynaga. El 25 de octubre, se encuentran con una guardia de infantería enemiga, que vigilaba el camino. Los patriotas después de haber divisado a los realistas, organizan un plan de ataque al "Puesto Tambo Nuevo" donde se hallaba la guardia al acecho. Sorprendieron al centinela, los intimaron a rendirse y los llevaron prisioneros ante Belgrano.

Consecuencias

La incursión tuvo el efecto inesperado de obligar a los realistas a levantar su asedio a Potosí. Castro, convencido de que su escuadrón estaba siendo acechado por una fuerza combinada de 200 soldados, decidió retirarse a Condo, cuartel general de Pezuela. Su retirada permitió a las tropas del general Díaz Vélez reunirse con el ejército de Belgrano en Macha.

La caballería de Lamadrid, una vez despejado el camino de enemigos, alcanzó el sitio donde había tenido lugar la Batalla de Vilcapugio, donde halló los cuerpos sin vida de varios camaradas, a los que dio cristiana sepultura. En ese lugar erigió dos picas, donde clavó las cabezas de los realistas ejecutados por Belgrano. Un cartel fue colocado en las picas con la leyenda por perjuro