Fueron enviados diversos agentes para convencer a posibles opositores a Velasco y sus acólitos:
Misión del capitán salteño Juan Francisco Arias. El 2 de agosto de 1810 la Junta dio poder e instrucciones a Arias. Debía aclarar a figuras importantes del Paraguay que los objetivos de la Junta eran mantener íntegros los derechos del Rey y salvar estos territorios de la "suerte corrida por la desgraciada España". Debía advertir que "los jefes españoles"(sic) preferirían sujetarse a cualquier potencia extranjera antes que ver a los "naturales" en goce de sus derechos. El 14 de septiembre, desde Corrientes, Arias adelantó su misión enviando muchos ejemplares de la Gaceta de Buenos Aires y cartas al coronel José Antonio Zavala y Delgadillo y al joven comandante Fulgencio Yegros. En ellas se refirió al tema de la "legalidad": "aún en caso de no ser legitima la instalación de la Excelentísima Junta, tanto más durará esta [ilegalidad] cuanto [más] dure la contumacia de las Provincias convocadas al Congreso [...]". Esta misión fracasó porque coincidió con el rescate de los barcos detenidos en Corrientes por la flotilla paraguaya al mando precisamente de Zavala y la captura de los pasos sobre el Paraná realizado por Fulgencio Yegros, ambos destinatarios de las cartas. El mensajero enviado por Arias fue apresado por Yegros y los papeles fueron remitidos al gobernador interino Gracia. Arias, que había llegado hasta la villa del Pilar, debió volver rápidamente a Corrientes.
Misión de Juan Francisco Agüero. El doctor Agüero era un abogado paraguayo que ejercía funciones en Asunción y Buenos Aires. Fue nombrado el 27 de septiembre, días después de decidirse la expedición militar a cargo de Belgrano y como punta de lanza de esa operación. Sus instrucciones decían:"Que les recomiende [a los paraguayos] las ventajas de nuestra unión [con Buenos Aires], y los males a que el Paraguay quedará expuesto si continúa dividido, pues aislado y sin comercio, sufrirá una ruina sin otro término que caer en la dominación de los portugueses que se aprovecharan de su indefección". A.G.N.A., A.G.B.A., XXXVIII. Grandes fueron las esperanzas de Belgrano en el viaje de Agüero hacia Asunción. Llevaba cartas suyas para el coronel Gracia y para el teniente coronel Cerda en las que persuadía, ofrecía premios y amenazas: "Si con tinta y papel hemos de vencer me parece que la victoria podemos contarla segura" comunicó a la Junta. Agüero fue detenido a su llegada a Asunción posiblemente denunciado por los mismos destinatarios de las cartas.
En un oficio fechado el 2 de octubre de 1810, Belgrano solicitó a Elías Galván de Corrientes que enviara emisarios al Paraguay.
El 18 de diciembre, Cálcena y Echeverría, intendente del ejército de Belgrano, escribió a Tomás Mármol manifestando que venia a redimir a la provincia del Paraguay donde él y su esposa tenían parientes (era tío de Manuel Atanasio Cabañas, el segundo jefe de Velasco) y amigos. Le comunicaba que en pocos días pasarían a "castigar a quienes negaron y se apartaron de nuestra amada patria". Mármol no respondió y envió rápidamente esa nota a Velasco.
En octubre de 1810 Belgrano envió desde Curuzú Cuatiá a su edecán, el paraguayo José Espínola y Peña, hacia Misiones. Este cruzó el Paraná y llegó disfrazado hasta un pueblo misionero donde su suegro era administrador, para recabar información militar y política.
El coronel Rocamora, que estaba legalmente subordinado a Velasco que era gobernador militar y político de las Misiones, se adhirió rápida y "espontáneamente" a la Junta el 18 de junio y comenzó a aplicar las resoluciones que se enviaron desde Buenos Aires. Finalmente, y ante sus insistentes pedidos, el 16 de septiembre, la Junta ordenó su total separación de la provincia del Paraguay.
Cuando la Junta comprobó que las medidas en la "versión suave" de su supremacía capitalina no lograba resultados, cambió el discurso y sus actos. El 13 de agosto de 1810 manifestó abiertamente que la ruptura del vínculo de dependencia de los "pueblos subalternos" de la capital era de "suma importancia en el orden político y el crimen de sus autores" aumentaría "la entidad de la violencia de las leyes, por los gravísimos males a que queda expuesta la sociedad".25 Seis días después, el 19 de agosto, la junta de Buenos Aires respondió la nota del 27 de julio en la que el congreso paraguayo no reconocía la superioridad de Buenos Aires y comunicaba su adhesión al Consejo de Regencia. La respuesta de la Junta fue dirigida a Velasco, al Cabildo y al obispo de Asunción obviando mencionar que la decisión provenía de un congreso. La misma decía:
"La Junta requiere a Vuestra Señoría, por última vez, que se una a la Capital, que deje obrar al pueblo libremente, que reconozca la dependencia [...]. Si Vuestra Merced persiste en su pertinacia será responsable ante Dios y el Rey de los males que se preparan". Junta de Buenos Aires a Velasco en (Chaves, 1959, p. 45)
Los "males" se referían a medidas adicionales a las que ya se habían tomado a esa fecha, entre otras, el bloqueo de los ríos.