Una vez expulsado Belgrano de la provincia del Paraguay, el gobernador Velasco consideró que se podía poner en práctica el plan de ocupar Corrientes sugerido por Pedro Gracia en septiembre de 1810.
El 7 de abril de 1811, una flotilla al mando de Jaime Ferrer, que ya había participado de la liberación de los buques en octubre de 1810, ancló frente a la ciudad de Corrientes. La intención declarada era liberar nuevamente los buques detenidos por orden de la junta de Buenos Aires pero el segundo objetivo era proteger el paso de tres buques con armas que el virrey Elío enviaba desde Montevideo y, si las circunstancias fueran favorables, ocupar la ciudad para mantener abierta esa vía de comunicación en forma permanente. Tres factores jugaban a favor de esto último:
El teniente gobernador Elías Galván no tenía muchas opciones:
[...]frente al Paraguay no le restaba sino defenderse con astucia o baladronadas y proposiciones cómicas. Por eso en su célebre oficio a Ferrer le había dicho: "Que tenía consigna del general Belgrano de mantener cordialidad con el Paraguay, consigna que se halla convenida ya con los tratados celebrados en el campo de batalla de Tacuarí [...] y ya ratificada por la [...] Junta de Buenos Aires. Le pido que se retire con sus buques ya que no tenemos orden de batirnos [...]".(Vázquez, 1998, p. 158-159)
Manuel Atanasio Cabañas fue un militar y hacendado paraguayo que tuvo una participación fundamental en el rechazo de Expedición Libertadora enviada por el gobierno revolucionario de Buenos Aires en 1810 y en la gestación del movimiento independentista de ese país., peleo en las batallas de Paraguari y Tacuari , siendo el organizador táctico de las mismas
Aunque Galván cedió al requerimiento de Ferrer de liberar los buques paraguayos, este no se retiró pues debía esperar a los barcos que venían de Montevideo. En los siguientes días, además del único barco paraguayo detenido, y para evitar sorpresas, Ferrer exigió la entrega de algunas naves correntinas. El 17 de abril, cuando llegaron los tres barcos más otros tres capturados en el camino, Ferrer exigió a Galván, en el término de dos horas, que se declarase aliado de la Provincia del Paraguay y reconociera al Consejo de Regencia y al virrey Elío.
Ferrer tenía ya diez buques mayores y menores armados, cuatro mercantes más los tres de Montevideo. Sus tropas eran de 300 hombres.
Galván intentó resistir en Las Lomas (cerca de la actual Laguna Seca, en Corrientes) pero sus fuerzas, escasas y mal armadas, se dispersaron no bien las fuerzas de Ferrer pudieron conseguir caballos. Galván se retiró hasta La Bajada, donde le dijeron que no tenían recursos para ayudarlo. En Corrientes quedó el regidor del cabildo local Ángel Fernández Blanco para que se entendiera con los paraguayos. El 19 de abril de 1811 el cabildo de Corrientes aceptó el ultimátum y Ferrer ocupó la ciudad. Días después se retiró aguas arriba dejando una guarnición a cargo de Blas José de Rojas, quien asumió como Teniente de gobernador y Capitán general el 28 de abril. Con ese motivo lanzó una proclama contra la "turbulenta" y "facinerosa" Junta de Buenos Aires y su política de levas:
"Paraguayos somos; no esperemos que unos salteadores enemigos de nuestro idolatrado Fernando nos imponga con ardides un yugo vergonzoso, para ir después a costa de nuestra sangre a aumentar su ambición y sus conquistas en Montevideo y Provincias del Perú". Proclama de Blas José de Rojas en (Cardozo, 1963, p. 19/20)
Debe destacarse que estos conceptos provenían de un oficial que había combatido en Tacuarí y que además compartía con Fulgencio Yegros un alto grado de confianza e identificación con sus ideas según consta en las notas intercambiadas entre ambos.
A mediados de mayo de 1811 se produjo en Asunción el alzamiento militar que impuso al gobernador Bernardo de Velasco dos consocios para que gobernaran con él. Al conocerse este hecho, Rojas, que era uno los principales conspiradores y que ya venía trabajando con Fernández Blanco, apresó a unos 100 españoles y se apoderó de 13 barcos. En un bando del 30 de mayo, impulsado por el doctor Francia, el gobierno de Asunción, anticipando lo que sería después su política frente a la junta de Buenos Aires, ordenó evacuar Corrientes y reponer las autoridades y la subordinación existentes antes de la ocupación.
Habiendo tenido el actual gobierno por objeto de sus primeras atenciones y cuidados el conservar la tranquilidad interior y la paz, unión y buena armonía con la ciudad de Buenos Aires y las demás del continente, siempre que pueda efectuarse de un modo digno y compatible con el decoro y libertad de esta antigua, vasta y respetable provincia de la Asunción, ha juzgado conducente a tan importante fin el evacuar y dejar libre la ciudad de Corrientes ocupada por nuestras armas, considerando que el pueblo ilustrado de Buenos Aires y todo el mundo imperial, a vista de un ejemplo singular de moderación y generosidad después de las victorias conseguidas por las armas de la provincia, se convencerá mejor de la sinceridad de nuestras intenciones y de que el pueblo valeroso del Paraguay, desplegando la energía de sus fuerzas, nada más a deseado sino el que se respete su libertad. Bando del 30 de mayo de 1811 en (El paraguayo independiente, 1859, p. 6-7, tomo I)
El 6 de junio de 1811, luego de recoger las armas en poder de la población y de imponer a los europeos residentes una contribución de 2000 pesos, Rojas entregó el mando a Fernández Blanco. Elías Galván retornó a la ciudad y asumió sus funciones el 16 de junio de 1811.
En las proposiciones del 10 de marzo de 1811, Belgrano había solicitado a Cabañas la libertad de los prisioneros capturados en Paraguarí y Tacuarí, la de su ayudante Ignacio Warnes y los partidarios de la Junta confinados en el Fuerte Borbón. Cabañas respondió:
[...] en cuanto a lo que pide [...] tendrá todo buen suceso siempre que se sepulte toda invasión particular y general entre las dos provincias, cuyo proceder no dudo suavizará la justicia que algunos merecen.(Instituto Belgraniano Central,, p. 486, tomo III, vol.1)
Conjuntamente con la flotilla que al mando de Ferrer se dirigía a Corrientes, Velasco despachó a Montevideo un barco conducido por Francisco Fornell, al mando del sargento mayor Carlos Genovés. Llevaba seis oficiales y 195 soldados prisioneros, incluyendo a Warnes, Saraza y al capitán de dragones Francisco Castellanos. Machain fue embarcado en la Villa de Pilar. Los prisioneros fueron canjeados meses después por una gestión a iniciativa de Machain y Warnes ante el virrey Elío.