Javier de Elio

El consejo de regencia que sustituyó a la Junta suprema de Sevilla, nombró a Javier de Elio nuevo virrey del Río de la Plata; por sus antecedentes y sus condiciones personales, no podía haber sido elegido con menos acierto.

Francisco Javier Elio

Militar y virrey del Río de la Plata entre 1810 y 1811, nacido en Pamplona en 1767. Se distinguió en las campañas militares de Orán y de Ceuta, y tomó parte en las operaciones del Rosellón. En 1805 fue enviado a América con el grado de coronel y sucedió a Ruiz Huidobro como gobernador de Montevideo. En 1808 sospechó de las relaciones de Liniers con los franceses, al recibir la visita del enviado napoleónico Sassenay, al que prendió cuando regresaba de Buenos Aires. El 21 de septiembre de 1808 hizo constituir en Montevideo una junta, a semejanza de las de la Península, pero leal a España y destinada a ser instrumento suyo. Cuando fracasó el movimiento del 1 de enero de 1809 disolvió la junta, considerándola inútil. En abril de 1810, Elfo regresó a España destituido por el nuevo virrey, Hidalgo de Cisneros. En 1811 volvió a América como virrey del Río de la Plata, ejerciendo este cargo solamente en Montevideo por estar insurreccionado todo el resto de su teórico virreinato, incluyendo la campaña de la Banda Oriental. Si bien se había pensado en destinarlo a Chile, tomó posesión del cargo el 19 de enero. A pesar de todos sus esfuerzos, no pudo frenar el proceso de la emancipación americana.

Su carácter, duro e inflexible, le hizo chocar con el Cabildo de Montevideo, al negarse a la creación de una Audiencia y rechazar un plan económico. Levantó el bloqueo de Buenos Aires, aunque el gobierno porteño le había negado el reconocimiento. La Regencia quiso enviarlo nuevamente a Chile, pero se negó a ello en junio de 1811. Decidido a combatir la insurgencia, reanudó las hostilidades contra la Junta de Buenos Aires declarándole la guerra el 13 de febrero. 

El 28 del mismo mes estalló la sublevación de Artigas, que ganó para su causa todo el territorio oriental, quedando la soberanía española reducida a Montevideo después de la batalla de Las Piedras, librada el 18 de mayo. Con el pretexto de pacificar el territorio, a fines de julio de 1811 penetraron en la Banda Oriental tropas portuguesas. La derrota de Huaqui obligó al gobierno de Buenos Aires a pactar con Elío para evitar su hostilidad, peligrosa en aquel momento, y el 20 de octubre de ese año se firmó un armisticio. Por dicho armisticio la Junta de Gobierno de Buenos Aires reconocía la autoridad de Fernando VII y aceptaba la soberanía española, evacuando la Banda Oriental. Este convenio desagradó a la infanta de Brasil, Carlota Joaquina, y a las Cortes. Artigas rehusó someterse a él y se retiró con todo el pueblo oriental a orillas del río Uruguay. Elío fue relevado por la Regencia y, el 18 de noviembre de 1811, dejó en el mando a Vigodet. 

Francisco Javier De Elío

Francisco Javier De Elío se enfrentó, como gobernador, a los conatos de revolución que se produjeron en el Río de la Plata.

Gaspar Vigodet.

Fue el último representante de Espa¬ña en el Río de la Plata, no ya como virrey, sino como capitán general. Se hallaba en Montevideo en octubre de 1810 y prestó servicios al gobernador Elio como gober¬nador y subinspector de tropas. Por orden del Consejo de regencia, se hizo cargo del mando de Montevideo el 18 de noviembre de 1811. Le tocó resistir el sitio de las fuerzas patriotas a la ciudad y al fin tuvo que entregar la plaza a Carlos de Alvear, el 20 de junio de 1814. Con él desapareció de las regiones del Plata, definitivamente, el dominio español.


De Elío en España

En 1812 regresó a España, donde tomó parte en la última fase de la guerra de la Independencia contra los franceses. El ejército de Elfo acompañó al rey Fernando VII en su viaje a Madrid, para apoyarlo contra los liberales en caso de resistencia. Nombrado capitán general de Valencia, desde su cargo se convirtió en caracterizado perseguidor de los liberales valencianos. Ordenó fusilamientos y reestableció la tortura. Sin embargo, al ser proclamada nuevamente la constitución de 1812, cumplió puntualmente la orden de poner en libertad a todos los presos políticos, y entre ellos al conde de Almodóvar, el cual le sucedió como capitán general. En 1822, se produjo un motín de artilleros en la ciudadela de Valencia y se acusó a Elío de haber sido su instigador; fue juzgado y condenado a morir de garrote. Restablecido en España el absolutismo de Fernando VII, la viuda de Elío fue recompensada por el rey, y su hijo mayor recibió el título de marqués de la Lealtad.