Virrey Nicolás de Arredondo

Participó en las guerras de Italia, donde ganó prestigio como militar llegando a ser funcionario real. Luego, fue enviado a América, donde desempeñó cargos políticos en Cuba.Posteriormente fue enviado al Río de la Plata, siendo gobernador de la Gobernación de La Plata, en el Alto Perú. Tras finalizar su mandato el virrey Nicolás del Campo fue designado por el rey como virrey del Río de la Plata en 1789.Sus obras principales fueron la continuación del empedrado de Buenos Aires, la capital virreinal, y la fortificación de la ciudad de Montevideo. Creó consejos vecinales y cuerpos de policías. Se manifestó también a favor de la creación del Consulado de Buenos Aires. Además mejoró las minas de plata, impulsó la ganadería y resolvió los conflictos entre estancieros y comerciantes. En 1794 consiguió que se instalara el Consulado Real, que funcionaba a modo de tribunal comercial, con el fin de evitar el contrabando y otras prácticas ilegales.


Virrey Nicolás de Arredondo

Nacido en España a mediados del siglo XVIII, continuó la obra de sus antecesores desde 1789 hasta 1794. La población de la ciudad y de la campaña de Buenos Aires había aumentado hasta unos 60.000 habitantes y a ese aumento se vinculó una delincuencia activa; una de sus primeras tareas fue la persecución del robo; para ello estableció el plan de los alcaldes de barrio y éstos hicieron intervenir a los vecinos de cada manzana en rondas nocturnas. Continuó el arreglo y la nivelación de las calles de la ciudad y la consolidación del suelo de las mismas; comenzó el empedrado de la plaza Mayor y el de la calle de las Torres, hoy calle Rivadavia; aplicó medidas de higiene edilicias; reglamentó la entrada de negros para evitar los que llegaban con enfermedades infectocontagiosas; con ese fin desembarcaban todos en Barracas y se los sometía allí a una inspección sanitaria.

Por sus disposiciones para normalizar y moralizar el comercio de cueros tuvo conflictos con comerciantes y hacendados; núcleos de particulares, sin ser hacendados, robaban ganado para quitarles el cuero y venderlo a los comerciantes exportadores; se agravó el abuso con la licencia de 1791 que autorizaba la importación de negros a cambio de cueros vacunos. Prohibió la entrada de cueros en las barracas si no venían marcados y con su guía correspondiente; la reglamentación de esa actividad redujo considerablemente el comercio de cueros; todo ganado vacuno, caballar o mular que se quería trasladar de un distrito a otro, debía ser contramarcado por los dueños, los cuales extenderían el certificado al comprador; también se prohibió la matanza de vacas para evitar así la rápida destrucción de la riqueza ganadera.

No solamente era Buenos Aires la puerta de entrada de esclavos negros para el país, sino también para Chile y Perú desde la disposición real de 1791 que concedía el comercio de negros a nacionales y extranjeros; pero entre los nacionales el único que se dedicaba a ese negocio era Tomás Antonio Romero, fuerte comerciante establecido en Buenos Aires, a quien autorizó el virrey para importar del Brasil una partida de tabaco, origen de ruidosas acusaciones y de censuras. Entre 1792 y 1795, fueron introducidos 2.689 negros, de los cuales 425 los trajo directamente Romero; los restantes procedían del Brasil y eran vendidos a los portugueses.

En 1793 declaró España la guerra a la Francia de la revolución y el virrey Arredondo hizo anunciar solemnemente al pueblo: 

"Que ninguna persona de cualquier jerarquía, estado, naturaleza o condición que fuere dé directamente ni indirectamente, abrigo, ni auxilio, a fuere, de Nación francesa, bajo pena de vida y de confiscación de sus bienes. Que todos los habitantes de estos dominios se dediquen a incomodar a los vasallos de Francia ... Que nadie introduzca libros, cartas u otros escritos sediciosos impropios, ni apoye directa, ni indirectamente, de palabra, ni por escrito, las ideas de los franceses, ni sus procedimientos en las ocurrencias presentes, bajo pena de la vida y de perdimiento de todos sus bienes, que serán aplicados por mitad al real fisco y al denunciante"...

En su tiempo se instaló el Consulado en Buenos Aires después de una larga cadena de expedientes que duró siete años.

Nicolas de Arredondo

Sus obras principales fueron la continuación del empedrado de Buenos Aires, la capital virreinal, y la fortificación de la ciudad de Montevideo. Creó consejos vecinales y cuerpos de policías. Se manifestó también a favor de la creación del Consulado de Buenos Aires. Además mejoró las minas de plata, impulsó la ganadería y resolvió los conflictos entre estancieros y comerciantes.