Las causas del descubrimiento de américa son varias y estas podrían comenzar en 1453 cuando los turcos otomanos al mando del sultán Mehmet II conquistaron la ciudad de Bizancio, capital del Imperio Romano de Oriente, lo que produjo una enorme repercusión económica, ya que los europeos comerciaban con especias y lujos que traían de oriente.
Las causas del descubrimiento de américa zona varias y estas podrían comenzar en 1453 cuando los turcos otomanos al mando del sultán Mehmet II conquistaron la ciudad de Bizancio, capital del Imperio Romano de Oriente, lo que produjo una enorme repercusión económica, ya que los europeos comerciaban con especias y lujos que traían de oriente.
La ubicación de Bizancio es estratégica, ya que se encuentra entre el estrecho de los Dardanelos y el estrecho del Bósforo, que son los puntos que comunican el Mediterráneo con el Mar Negro y por lo tanto, Europa con Asia. El tener el control de esa zona significaba tener el poder de cobrar aranceles para el paso de mercancías.
En el siglo XV, si bien el control político seguía siendo de los bizantinos, el control comercial se hallaba en manos principalmente de los genoveses y venecianos. Pero cuando los turcos conquistaron Bizancio, dando fin al imperio y apoderándose del cruce comercial, aumentaron los aranceles y pusieron muchos obstáculos para el comercio, esto llevo a buscar nuevas rutas para llegar a oriente.
A lo anteriormente dicho se agregan los progresos de la navegación y la comprobación de nuevas teorías sobre la esfericidad de la tierra
El sultán Mehmed II llamado el Conquistador ,en 1452 Mehmed puso en marcha su antiguo plan de sitiar y tomar Constantinopla. Construyó una fortaleza en el verano de 1452 a las orillas del Bósforo, llamada Rumeli Hisarı. Con esta nueva fortaleza aislaría e impediría por completo la entrada de suministros a la ciudad de Constantinopla. El asedio comenzó el 6 de abril de 1453, con fuego de artillería y ataques de infantería, apoyada por las tropas de élite otomanas, los jenízaros. Mehmed dirigiría el asedio desde su tienda cerca de las puertas de San Romano. Los ataques dirigidos por el sultán duraron seis semanas, hasta que las tropas turcas entraron a primera hora de la mañana del martes 29 de mayo de 1453
Entre los inventos que señalan el comienzo de la Edad Moderna, la brújula fue, sin duda, la que revolucionó en mayor medida la técnica de la navegación. Con ella los marinos podían alejarse considerablemente de la costa, hasta perderla de vista, sin desconocer su situación.
La brújula fue usada ya por los navegantes italianos en el siglo XIII y montada en la rosa de los vientos en el siglo XIV. La latitud se averiguaba por medio del astrolabio, instrumento destinado a medir la altura de la estrella Polar sobre el horizonte del hemisferio norte. Se disponía ya de cartas de marea y de mapas (portulanos). Pero además de estas técnicas que proporcionaban cierta seguridad, aparte del incentivo de la fortuna y la fama, un capitán de aquella época necesitaba valor para decidirse a lanzar su frágil velero a lo largo de la inexplorada costa de África o a través del ignoto océano Atlántico.
Para que la exploración europea sea un éxito se logro una mejora en el diseño de los barcos, además se integraron conocimientos acumulados a través de los siglos y saber utilizar nuevos instrumentos de navegación como la brújula, el sextante, la sonda y el astrolabio.
Europa y Asia mantenían contactos comerciales desde tiempos remotos. Los principales productos asiáticos (especias, piedras preciosas, tejidos de seda y algodón) eran transportados por caravanas a través de desiertos hasta las costas del Mediterráneo y, desde allí, las flotas venecianas y genovesas los distribuían por el resto de Europa, pues no había una ruta marítima directa entre ambos continentes.
Cuando Constantinopla y otros puertos del Mediterráneo cayeron en poder de los turcos otomanos, los cristianos debieron buscar otras rutas para continuar su comercio con Oriente.
Portugal fue el primero y principal impulsor de la expansión europea, sobre todo a través del príncipe Enrique, apodado el Navegante, quien se dedicó a comprobar todas las teorías geográficas en boga, con la esperanza de alcanzar, por mar, territorios lejanos para difundir la religión católica, ensanchar sus territorios y aumentar sus recursos. Todos sus esfuerzos se vieron recompensados cuando los portugueses, recorriendo la costa de África, alcanzaron el cabo de Buena Esperanza y establecieron nuevamente el contacto con el Oriente.
Recién en el siglo XV, el Almagesto de Ptolomeo fue enriquecido con los aportes del Cardenal Pierre d’ Ailly y su obra de 1410 Imago Mundi. En ésta, se corrigieron algunos de los errores en que había incurrido Ptolomeo, lo cual convirtió a d’ Ailly en el principal geógrafo teórico de su tiempo. También hay que mencionar los trabajos de Alfayran, geógrafo musulmán, y de Martín Behaim, a quien se atribuye la elaboración del primer globo terráqueo en 1492.
Europa y Asia mantenían contactos comerciales desde tiempos remotos. Los principales productos asiáticos (especias, piedras preciosas, tejidos de seda y algodón) eran transportados por caravanas a través de desiertos hasta las costas del Mediterráneo y, desde allí, las flotas venecianas y genovesas los distribuían por el resto de Europa, pues no había una ruta marítima directa entre ambos continentes.
Cuando Constantinopla y otros puertos del Mediterráneo cayeron en poder de los turcos otomanos, los cristianos debieron buscar otras rutas para continuar su comercio con Oriente.
Portugal fue el primero y principal impulsor de la expansión europea, sobre todo a través del príncipe Enrique, apodado el Navegante, quien se dedicó a comprobar todas las teorías geográficas en boga, con la esperanza de alcanzar, por mar, territorios lejanos para difundir la religión católica, ensanchar sus territorios y aumentar sus recursos. Todos sus esfuerzos se vieron recompensados cuando los portugueses, recorriendo la costa de África, alcanzaron el cabo de Buena Esperanza y establecieron nuevamente el contacto con el Oriente.
Finalmente, la escuela náutica italiana otorga mucha importancia al florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli, de gran prestigio científico. Toscanelli trazó un mapa, indicando una distancia de 5.000 millas náuticas (9.000 kilómetros) entre China y Europa en vez de las 11.500 que son en realidad. Este error animó a gente como Fernão Martins o Cristóbal Colón a emprender la travesía por el Océano Atlántico.