La tecnología moderna consume grandes cantidades de energía eléctrica. Esta es normalmente generada en una planta de energía que convierte otras clases de energía en energía eléctrica. Cada sistema tiene ventajas e inconvenientes, pero muchos de ellos plantean preocupaciones ambientales. Durante las etapas de producción, transporte y consumo de energía se producen acciones que dañan el medio ambiente, a veces con consecuencias completamente irreversibles.
Para producir energía, las personas hemos utilizado a lo largo de la historia diversos combustibles de los cuales se aprovechaba la energía química almacenada: madera, carbón, etc.
Si se prosigue con el ritmo actual, el petróleo no durará más allá de 50 años; el gas natural, un poco más de 60 años, y el carbón, unos 250 años (tomando como datos las reservas conocidas). La mayor parte de las materias primas citadas son extraídas de puntos muy alejados de los lugares de consumo y se han de transportar a grandes distancias. La energía se obtiene quemando esas materias o sus derivados. Todo ello está contribuyendo a que se produzcan graves daños al medio ambiente, como el efecto invernadero, la lluvia ácida, la contaminación atmosférica en las grandes ciudades, la contaminación marina por vertidos de petróleo al mar (accidentes de petroleros), etc.
Impacto durante la producción
En definitiva, el impacto durante la producción es considerable
Impacto durante el transporte
La energía debe transportarse desde los yacimientos o las centrales hasta los lugares de consumo. Este transporte conlleva cierto riesgo. Pensemos, por ejemplo, en los vertidos de enormes petroleros en el mar, que tienen consecuencias dramáticas para la flora y la fauna locales, provocando daños que tardan varias décadas en desaparecer.
En los últimos años, además, se está prestando especial atención a los posibles daños causados por los tendidos eléctricos en sus inmediaciones. Los campos electromagnéticos producidos por los tendidos de alta tensión pueden afectar a la salud de las personas.
Impacto durante el consumo
La consecuencia más apreciable del uso de la energía son los gases desprendidos durante una combustión. Por ejemplo, cuando el motor de un automóvil quema la gasolina o el gasóleo. La llegada de la energía eléctrica ha reducido el impacto ambiental producido durante el consumo, aunque también hay máquinas eléctricas que producen, por ejemplo, mucho ruido.
Además, en algunos países se estudia la posibilidad de avisar a los usuarios de teléfonos móviles de los riesgos para la salud que tiene un uso continuado de estos aparatos debido a las radiaciones electromagnéticas emitidas.