Isabel Perón tuvo seis ministros de Economía (Gelbard, Gómez Morales, Rodrigo, Bonanni, Cafiero y Mondelli), a un promedio de uno cada tres meses. Tres meses después de asumir despidió a Gelbard (amenazado por la Triple A y a quien la dictadura le quitaría la nacionalidad argentina), que había manejado la economía con los presidentes Cámpora, Lastiri y Perón, y nombró en su lugar al candidato del sector sindical, Alfredo Gómez Morales.
Alfredo Gómez Morales dejó de lado la política desarrollista de Gelbard, basada en el diálogo social y el fortalecimiento del mercado interno, y aplicó una política ortodoxa que no obtuvo resultados, reduciendo en nueve meses de gestión las reservas a la mitad, más que duplicando la inflación que se ubicó en un 80% anual y aumentando notablemente el déficit fiscal. El fin del Pacto Social reabrió las paritarias para negociaciones colectivas sectoriales, suspendidas desde 1973.
El fracaso de Gómez Morales, permitió que el ala de extrema derecha liderada por López Rega impusiera a su candidato: Celestino Rodrigo. Rodrigo asumió el 2 de junio de 1975 y a los dos días de asumir anunció una política de shock diseñada por el viceministro Ricardo Zinn, economista ligado a José Alfredo Martínez de Hoz y a las nuevas corrientes neoliberales, que ocuparía un puesto importante en el equipo económico de la dictadura de Videla, donde sería el autor del eslogan "Achicar el Estado es agrandar la Nación".
El shock fue conocido con el nombre de Rodrigazo y disponía una devaluación del peso del 160% y un aumento de las tarifas y los combustibles de hasta el 180%.
Su objetivo era adelantar los precios a los salarios, para licuar las deudas de las empresas, para luego estabilizar y liberar la economía para la entrada del capital extranjero.
El plan económico establecía también un tope del 40% para los aumentos salariales acordados en paritarias de negociación colectiva. Para los sindicatos, que habían acordado con las cámaras patronales aumentos salariales que promediaban el doble del tope, el Rodrigazo era una declaración de guerra.
Frente a la decisión de la presidenta de no homologar los convenios colectivos, la CGT declaró por 48 horas, para el 7 y 8 de julio, la primera huelga general realizada contra un gobierno peronista.
La masividad y contundencia del paro obligó a la presidenta a homologar los convenios colectivos y causó el colapso de todo el grupo de López Rega, que huyó del país. Dos días después renunciaban Rodrigo y Zinn.
Luego de Gómez Morales y Rodrigo la economía entró en recesión y el país quedó al borde del default de su deuda externa, razón por la cual el gobierno se vio obligado a realizar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el primero realizado por un gobierno peronista. Isabel nombró ministro a Pedro José Bonanni, pero su decisión de convocar a los empresarios y marginar a los sindicatos de las consultas para elaborar un nuevo plan económico, precipitó su renuncia a solo tres semanas de designado.
El 11 de agosto asumió como ministro Antonio Cafiero quien no consiguió modificar el rumbo catastrófico que estaba tomando la economía, agravado por las operaciones que realizaban ya desembozadamente los grupos golpistas. Para fin de año el déficit público llegó al 12,4% y todos los indicadores sociales se deterioraban aceleradamente. El 3 de febrero de 1976 fue reemplazado por Emilio Mondelli bajo cuya gestión la Argentina tuvo el primer brote hiperinflacionario de su historia, en marzo, cuando el aumento de precios llegó al 54% mensual y el grupo golpista tomaba el poder para imponer una dictadura que combinaría el terrorismo de Estado sistemático, con el primer plan económico neoliberal.
Alfredo Gómez Morales el 21 de octubre de 1974 fue nombrado Ministro de Economía de la Nación. Su antecesor, José Ber Gelbard, había llevado adelante un plan de aumento de los salarios en términos reales, para fortalecer el mercado interno. Diversas razones, entre ellas la desconfianza de los empresarios para invertir a largo plazo, había debilitado la estabilidad de su política económica, y la creciente influencia de José López Rega en el gobierno de María Estela Martínez de Perón determinó el desplazamiento de Ber Gelbard.
Ricardo Zinn como el autor intelectual de estas medidas de sinceramiento brutal de la economía.Los precios de los artículos de consumo fueron remarcados de inmediato en proporción a esas subas. Los salarios, con un ajuste general del 46 por ciento, quedaron rezagados, pero se desató un nivel de conflictividad y de inflación que ya no se detendría. El objetivo declarado era controlar el déficit fiscal y el desequilibrio de la balanza de pagos. El no confesado: provocar una fabulosa transferencia de ingresos a favor de los bloques dominantes (los que pueden decidir los precios de los productos que venden) y un descalabro final del gobierno constitucional. Al menos, estos dos últimos objetivos fueron logrados. El CEA celebró el plan. Fue reconocido como el autor intelectual del “Rodrigazo”, que aumentó entre 50% y 180% el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y el transporte, los combustibles y desató una remarcación de precios que arruinó a miles de industriales y redujo a una tercera parte el poder adquisitivo de los salarios.