Jorge Rafael Videla ingresó al Colegio Militar de la Nación el 3 de marzo de 1942 y se graduó el 21 de diciembre de 1944 recibiendo el grado de subteniente de Infantería. Fue el 6.º de la promoción 73.ª sobre un total de 196 cadetes.[cita requerida] Cursó en la Escuela Superior de Guerra entre los años 1952 y 1954 y se licenció con el título de oficial de Estado Mayor. Formó parte de la Secretaría de Defensa entre 1958 y 1960, y dirigió la Academia Militar hasta 1962. En 1971 fue ascendido a general de brigada y nombrado por Alejandro Agustín Lanusse director del Colegio Militar de la Nación. A fines de 1973, el comandante Leandro Anaya lo nombró jefe del Estado Mayor del Ejército y el 27 de agosto de 1975, la presidenta María Estela Martínez de Perón lo nombró comandante en jefe del Ejército.
La llegada de Videla a jefe del Ejército fue dada a conocer por Antonio Cafiero:
El comandante del Ejército Nuna Laplane es cuestionado, por otros generales y perdió tal autoridad que hubo que reemplazarlo. Lo lógico hubiera sido el que estaba abajo del orden de antigüedad, pero este había producido el levantamiento en Campo de Mayo. Entonces yo le dije a la señora —Isabelita— que esa persona no podía ocupar el cargo […] El que seguía en el orden de la lista era Jorge Rafael Videla, de quien recibo información de que era apolítico, un hombre absolutamente profesional y que de ninguna manera podría encabezar un golpe.
El 13 de octubre de 1975, tuvo lugar una cena entre los tres comandantes de las Fuerzas Armadas argentinas para definir los ascensos militares del año 1976. En esa reunión los comandantes de la Armada y el Ejército decidieron que en 1976 se debía derrocar al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, lo que generó una muy fuerte discusión con Fautario, quien se oponía a cualquier intento de desestabilizar al gobierno constitucional. El factor determinante aparentemente habría sido el Ataque al Regimiento de Infantería de Monte de la Provincia de Formosa el domingo 5 de octubre de 1975.
El 17 de octubre, mientras los gremios celebraban el día de lealtada camino a Plaza de mayo se producia una reunion que determinaría el futuro del país,dentro del yate Itatí, en del delta del Paraná, Héctor Fautario concurrió a la invitación que le había enviado Emilio Massera para reunirse ellos dos junto a Jorge Videla. En esa reunión el comandante de la Armada fue la voz cantante. Massera le dijo a Fautario que revisara su posición (de no plegarse a un futuro golpe de Estado) ya que el país se encontraba frente a problemas tales como «la subversión, los gremios que pasaron a dominar el gobierno, que no controla la situación».
Fautario nuevamente se negó a acceder a la propuesta afirmando que los militares no estaban preparados para gobernar, y que todos los anteriores regímenes militares en Argentina habían tenido que salir «por la puerta trasera». Acto seguido, Videla arremetió nuevamente, afirmando que la situación iba a ser diferente, ya que el próximo gobierno militar que se iba a hacer cargo del país iba a ser encabezado por una Junta Militar de Gobierno, y que cada una de las armas tendría un 33,3 % de importancia en las decisiones que se llevarían a cabo. Fautario fue contundente: «A mí no me enrosqués la víbora. El Ejército, como siempre, se va a quedar con la principal porción; después, vendrá la Marina, y a nosotros, a la Fuerza Aérea, nos quedarán las migajas.» Massera intervino en la discusión y le pidió nuevamente a Fautario que repensara su posición al respecto y también le comunicó al jefe de la aeronáutica que la decisión estaba tomada y que las Fuerzas Armadas de Argentina se harían cargo del país a partir del 24 de marzo de 1976 por medio de un golpe de Estado. Otra vez, Héctor Luis Fautario fue contundente, dijo: «No tengo nada que pensar. Mi posición sigue siendo negativa.»
La decisión de derrocar a la primera mandataria en la fecha antes citada se debía principalmente a que tanto la Armada como el Ejército debían comenzar con el adiestramiento de los nuevos conscriptos que se sumaban a las filas para cumplir con el servicio militar obligatorio en 1976, y también porque debían anticiparse al inicio de la campaña electoral.
En esa reunión Emilio Eduardo Massera y Jorge Rafael Videla siguieron tratando, sin éxito, de convencer a Héctor Luis Fautario: Massera arremetió otra vez diciéndole a Fautario que «los políticos no se querían hacer cargo de la situación» y que el país se encontraba en caída libre. Fautario le responde que en 1977 iba a haber elecciones y que probablemente el peronismo sería derrotado. Sin embargo los demás comandantes no pensaban lo mismo y la reunión terminaría sin acuerdo.
Levantamiento de Capellini
El jueves 18 de diciembre de 1975 tuvo lugar una sublevación dentro de la Fuerza Aérea Argentina. Un sector de la aviación de tendencia ultranacionalista encabezado por el brigadier mayor Orlando Jesús Capellini se pronunció pidiendo el pase a retiro del brigadier general Héctor Fautario y la renuncia de María Estela Martínez de Perón. En la rebelión fueron detenidos en el aeroparque Fautario junto a otros brigadieres mayores y brigadieres y trasladados a la VII Brigada Aérea de Morón. Héctor Fautario fue enviado al Taller Regional Quilmes, donde lo encerraron en una habitación sin custodia.
En el lugar donde había sido encerrado Fautario no estaba bajo ninguna custodia, por lo que salió en busca de ayuda. Un mayor lo auxilió y lo trasladó en auto hasta el edificio Cóndor, donde llegó cerca de las doce del mediodía. Su presencia sorprendió al ministro de Defensa Tomás Vottero, quien se había acercado al edificio para nombrar como comandante de la Fuerza Aérea Argentina al por entonces brigadier Orlando Ramón Agosti. Ante esa situación Fautario lo increpó a Vottero por lo que estaba haciendo y le dijo que ya estaba en marcha un golpe de Estado. Luego, partió hacia Olivos para intentar hablar con la presidente, pero no lo recibió.15 Frustrado, el brigadier general Héctor Fautario le envió entonces un mensaje a través del edecán de la Aeronáutica: «Cuídese, Señora, porque a usted la van a echar en marzo.»
El gobierno pensaba que el retiro de Héctor Fautario iba a terminar con la sublevación, ya que creía que esta era producto de una disputa interna en la aeronáutica. Pero la rebelión no había sido sofocada y continuaba.
Sin embargo, el levantamiento comenzó a resquebrajarse luego de una declaración realizada por el comandante del Ejército:
La crisis planteada en el seno de la Fuerza Aérea se proyecta al plano institucional y al plano nacional. En cuanto al primero, el Ejército es prescindente, por cuanto entiende que debe resolverse dentro de aquella institución. En lo que respecta al plano nacional, el suscripto no comparte la solución propuesta.
Teniente general Jorge Rafael Videla, 18 de diciembre de 1975
El pronunciamiento liderado por el brigadier mayor Jesús Orlando Capellini se prolongó hasta el 22 de diciembre luego de que aviones de la misma Fuerza Aérea Argentina bombardearan la VII Brigada Aérea de Morón. Sin embargo, el factor decisivo fue la mediación del vicario castrense de las Fuerzas Armadas, Adolfo Tortolo, quien consiguió que los sublevados dieran marcha atrás con sus pretensiones.
De todas formas, los oficiales aeronáuticos insurrectos lograron uno de sus objetivos: la remoción y pase a retiro del brigadier general Héctor Luis Fautario y su segundo, el brigadier mayor José María Klix. El mismo día que comenzó el levantamiento (el 18 de diciembre) fue nombrado titular de la Fuerza Aérea Argentina el brigadier Orlando Ramón Agosti, quien fue nombrado comandante de la Fuerza Aérea Argentina y ascendido al rango de brigadier general.
El 24 de marzo de 1976 encabezó, junto a Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, el golpe de Estado que derrocó a la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón, disgregó a los partidos políticos, persiguió a los opositores y cerró las sesiones del Congreso Nacional, dando comienzo al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Durante su administración, una disputa fronteriza con Chile estuvo a punto de provocar un conflicto armado. El Gobierno Militar canceló la Operación Soberanía por motivo de intervención oportuna del papa Juan Pablo II.
Jorge Rafael Videla , había reemplazado al general Alberto Numa Laplane el 27 de Agosto de 1975, Eduardo Emilio Massera a la derecha a cargo de la Armada, ambos fueron recibidos por la presidenta el 12 de septiembre de 1975.
El 17 de octubre, dentro del yate Itatí, en del delta del Paraná, Héctor Fautario concurrió a la invitación que le había enviado Emilio Massera para reunirse ellos dos junto a Jorge Videla. En esa reunión el comandante de la Armada fue la voz cantante. Massera le dijo a Fautario que revisara su posición (de no plegarse a un futuro golpe de Estado) ya que el país se encontraba frente a problemas tales como «la subversión, los gremios que pasaron a dominar el gobierno, que no controla la situación». Fautario nuevamente se negó a acceder a la propuesta afirmando que los militares no estaban preparados para gobernar, y que todos los anteriores regímenes militares en Argentina habían tenido que salir «por la puerta trasera».
Los oficiales aeronáuticos insurrectos lograron uno de sus objetivos: la remoción y pase a retiro del brigadier general Héctor Luis Fautario y su segundo, el brigadier mayor José María Klix. El mismo día que comenzó el levantamiento (el 18 de diciembre) fue nombrado titular de la Fuerza Aérea Argentina el brigadier Orlando Ramón Agosti, quien fue nombrado comandante de la Fuerza Aérea Argentina y ascendido al rango de brigadier general , tres meses harian el golpe.
Durante la madrugada del 24 de marzo de 1976, la presidenta fue sacada en helicóptero de la Casa de Gobierno. Luego , fue arrestada y trasladada a la provincia de Neuquén . En su reemplazo asumió una junta militar integrada por Videla, Massera y el brigadier de la fuerza aerea Orlando Agosti,
Jorge Rafael Videla una militar con pocas luces se convertiria en el dictador del golpe de Estado contra el gobierno constitucional. Esta dictadura dejaría 30000 desaparecidos , una guerra , represión y desocupación en masa.
El golpe se empezó a preparar el 12 de diciembre de 1975, cuando el brigadier Orlando Capellini hizo el primer pronunciamiento fallido. El intento fracasó porque todavía no se habían terminado de consolidar las jefaturas de las Fuerzas Armadas detrás del mismo objetivo. Pero su acción mostró que, entre los altos oficiales, las condiciones estaban maduras. Las incógnitas que despertaba entre las cúpulas militares acerca de cuál sería la reacción social fueron despejadas cuando los estratos medios de la sociedad reflejaron que no se opondrían a un golpe. Así fue interpretada, al menos, la indiferencia o simpatía que despertó el alzamiento de Capellini.
Mientras tanto, el periodismo siguió insistiendo en que era necesario poner orden, fin a la corrupción y facilitar el advenimiento de un gobierno menos incapaz que el de "Isabelita". El radicalismo, que por boca de su principal dirigente expresó que, si existía un golpe era por culpa del gobierno, no estuvo dispuesto a preparar a la población para que se defendiera. Al contrario, fortaleció el objetivo de los militares. El jefe del partido radical, Ricardo Balbín, fue claro cuando respondió "no tengo soluciones" al reclamársele una alternativa frente al golpe.
Durante los primeros dos meses de 1976, estas características se acentuaron y prepararon el escenario del golpe militar. En el Congreso se multiplicaron los pedidos de renuncia de la Presidenta como forma de solución de la crisis, durante el 9 de febrero. El 18 de febrero María Estela Martínez de Perón informó que no renunciaría y el 20 de febrero se convocó a elecciones presidenciales para el 12 de diciembre. Alea jacta est. El golpe fue preparado con anticipación por las fuerzas armadas. Dos días antes del 24 de marzo, por ejemplo, ya se realizaban movimientos militares con la excusa de combatir la subversión ocupando lugares estratégicos.
El 24 de marzo de 1976 comenzó su preparación con mucha anticipación. Para entonces, la Argentina era el único país del Cono Sur que mantenía un régimen democrático, en tanto que todos los países vecinos estaban gobernados por dictaduras militares (Banzer en Bolivia, Geisel en Brasil, Augusto Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay y Bordaberry en Uruguay), sostenidas por Estados Unidos en el contexto de la Doctrina de la Seguridad Nacional.