Nacio el 21 de octubre de 1771, era hijo de un Brigadier y nieto de un Veedor Real del Fuerte de Buenos Aires, siendo un niño, aún no cumplidos sus 10 años, quiso ser militar, y el 23 de marzo de 1784, ingreso en calidad de "cadete" en la carrera de las armas.
Estos "cadetes" ( según exigían las Ordenanzas de Carlos III, publicadas en 1768) debían de ser hijosdalgos conforme a las leyes del Reino, y asistidos y mantenidos por la Corona con honorable decencia.
Viajó luego a España, con su hermano Martín, y el 15 de enero de 1791 ambos muchachos ingresaron como Guardias Marinas, en la Compañía de Cartagena. El 28 de octubre de 1794, Hilarión obtuvo licencia absoluta para retirarse del servicio, lo cual cumplió el 10 de noviembre del mismo año.
Abandonada la marina y vuelto a Buenos Aires, el se incorpora al ejército como Subteniente de Dragones y, con posterioridad, siendo Teniente se le destinó al servicio de fronteras.
Revistaba como Capitán del regimiento Fijo de Infantería cuando se produjo la invasión inglesa de 1806 y desde Montevideo marchó con la columna reconquistadora y, tras los encarnizados combates callejeros de Buenos Aires, en su carácter de edecán de Liniers, fue comisionado por éste en dos oportunidades, para intimarle a Beresford la rendición ( actuando de intérprete en esas tratativas el armador y mercader bostoniano Guillermo White).
Beresford, oportunamente, agradecido por el caballeresco comportamiento de Hilarión, le regaló su sable y una hermosa silla de montar con su mandil y riendaje completo.
Los Quintana podían sentirse satisfechos, desagraviados: pues si el padre don José Ignacio había entregado las llaves y rendido la ciudad porteña al General invasor, este mismo jefe inglés (46 días mas tarde ) rendía su sable al joven Hilarión, hijo de aquel viejo Brigadier, y Buenos Aires quedaba reconquistada.
En 1807 vuelve nuestro intrépido Capitán a combatir contra los británicos, oponiéndose al ataque de Achmuty en Montevideo; tal como cinco meses después, a las órdenes de Juan Gutiérrez de la Concha y de Francisco Javier de Elío, defiende a Buenos Aires de la arremetida de Whitelocke.
Viaja luego a España llevando pliegos del Cabildo referentes a las desavenencias de Liniers con Goyeneche, destinadas a las autoridades del reino.
Mas como Madrid se halla ocupada por los franceses, no pasa el viajero de Sevilla, y de ahí se dirige a San Lúcar de Barrameda, donde embarca de vuelta para el Río de la Plata.
Producida la revolución de 1810, nuestro hombre la apoya decididamente. En 1811, ya es Sargento Mayor actúando en la formación de Pardos y Morenos que pasan a la Banda Oriental a reforzar los efectivos de Artigas.
Toma parte en el sitio de Montevideo y pelea en la batalla del Cerrito.
El Triunvirato lo asciende a Teniente Coronel; y con el Regimiento 6º de Infantería se opone en la provincia de Entre Ríos a las incursiones de los realistas enemigos y de los "anarquistas" de Artigas.
En 1814, con el grado de Coronel, asume la jefatura de la unidad de Cazadores del Ejército del Norte, y en Tucumán se le nombra Gobernador Intendente de esa provincia.
Es, a continuación, Gobernador interino de Salta, y después ejerce la presidencia del Tribunal de Recaudación de Potosí. Incorporado a las fuerzas de Rondeau que operaban en el Alto Perú, participa en la acción de Venta y Media y en el desastre de Sipe Sipe, donde casi pierde la vida y salva la de Necochea.
Con posterioridad lo destinan a Mendoza, al ejército de San Martín, cruza éste la cordillera y se bate en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú.
El 22 de abril de 1817 es designado Director interino de Chile, en ausencia de O'Higgins, el cual salió a campaña a las regiones chilenas del sur; pero Quintana renuncia a los tres meses, no sin antes haber declarado la independencia del país trasandino, creado su bandera y acuñado moneda nacional.
En 1819 pide la baja del ejército de los Andes con el grado de General regresa a Buenos Aires que se debate en la anarquía del "año 20".
Aquí alcanza, por instantes, el cargo de Gobernador delegado, a raíz del motín de los cívicos el 1 de octubre, en el que participa con el Coronel Pagola, Agrelo, Soler y Sarratea, para derrocar a Martín Rodríguez; motín que sofocó Juan Manuel de Rosas con sus "Colorados del Sur".
Hilarión, desbaratado, huye a Montevideo salvándose así del fusilamiento, su hermana María Concepción comparte su destierro en la vecina orilla.
A poco retorna el fugitivo a Buenos Aires, y en 1828 el Gobernador Dorrego lo envía a Misiones a cooperar militarmente con Fructuoso Rivera.
Vuelto de esta comisión, estalla en la ciudad porteña la revuelta del 1º de diciembre encabezada por Lavalle, quien fusila a Dorrego y desata la guerra civil.
El General Hilarión de la Quintana, a partir de entonces, se aleja por completo de la vida pública, y fallece, pobre y olvidado, el 1 de julio de 1841 en el Hospital de Hombres.