Nació en Buenos Aires. Hijo de inmigrantes, sus padres eran vascos, nacidos, el padre en Zalla, Vizcaya y la madre en Yanci, Navarra.
Su padre, Fermín Manuel Ortiz, estableció la estancia El Comercio sobre tierras que fueran de la antigua estancia San Juan. Su madre se llamaba Josefa Lizardi.
Ortiz se inscribió en la Universidad de Buenos Aires en la carrera de medicina, pero a consecuencia de una huelga el centro de estudios cerró momentáneamente, por lo que decidió cambiarse a derecho. Participó de la fallida Revolución de 1905, realizada por la Unión Cívica Radical, partido al que perteneció hasta 1925. En 1909 se graduó de la universidad con el título de abogado.
En 1912 contrae matrimonio con María Luisa Iribarne (1887-1940), hija de Francisco Iribarne y Benigna Catalina Daubert, y con quien tuvo a sus tres hijos: María Angélica 1914, Roberto Fermín 1915 y Jorge Luis 1918.
En 1920 fue electo diputado nacional. Formó parte del sector de la Unión Cívica Radical que cuestionó a Hipólito Yrigoyen por su verticalismo y fueron conocidos como antipersonalistas.
El presidente Marcelo T. de Alvear lo nombró Ministro de Obras Públicas en 1925, en donde rebajó las tarifas de los ferrocarriles operados por capitales británicos.
En 1925 se separó de la UCR para fundar junto a otros radicales la Unión Cívica Radical Antipersonalista. Entre 1925 y 1928, se desempeñó como Ministro de Obras Públicas del presidente Marcelo T. de Alvear.
Pese a su legalismo, Ortiz apoyó el golpe de Estado militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen en 1930, pero repudio el intento de Uriburu por hacer un gobierno “corporativista” (inspirado en el fascismo de Mussolini en Italia), argumentando que ese modelo no estaba funcionando en Europa. En 1931 contribuyó a formar la Concordancia, una coalición de los partidos Demócrata Nacional, Unión Cívica Radical Antipersonalista, y Socialista Independiente encabezada por el futuro presidente Agustín P. Justo, que sostuvo el régimen policial y fraudulento que gobernó hasta 1943, conocido con el nombre de década infame.
Como parte de ese régimen fue Ministro de Hacienda del General Justo desde 1935 a 1937. Ese año publicó “Ideario Democrático (A Través de la República)”, su plataforma política hacia los comicios nacionales.
Durante el discurso radial emitido por Radio del Estado, Ortiz estuvo acompañado de su esposa María Luisa, quién también habló por radio (algo inédito en la historia argentina).3 En las elecciones presidenciales de 1937, Ortiz fue acompañado por un compañero de fórmula del ala conservadora de la Concordancia: Ramón S. Castillo. Las elecciones fueron ganadas por la fórmula oficialista a través del fraude, como fue públicamente reconocido por propios y extraños.
Roberto Ortiz intentó impulsar sin resultado reformas que permitieran restablecer un régimen menos fraudulento. En este aspecto no dudó en intervenir la Provincia de Buenos Aires, gobernada por el célebre caudillo conservador Manuel Fresco, luego de las elecciones legislativas fraudulentas de febrero de 1940, impidiendo la asunción como gobernador de Buenos Aires de Alberto Barceló. Igual medida había adoptado al intervenir la Provincia de Catamarca luego de las elecciones de febrero de 1940, al denunciarse irregularidades electorales que beneficiaron a los conservadores.
Poco después de que asumiera como presidente, Ortiz enfermó seriamente de diabetes, enfermedad que luego lo dejaría completamente ciego. A raíz de este acontecimiento, debió solicitar licencia al frente del Poder Ejecutivo el 3 de julio de 1940, asumiendo el cargo el vicepresidente de la República Argentina Ramón S. Castillo.
El escándalo de la venta de tierras de El Palomar
Durante el periodo de su licencia médica al frente del Poder Ejecutivo estalló el escándalo por la venta de tierras del Palomar, a partir de la denuncia de una venta de terrenos destinados a la ampliación de la base militar ubicada en esa localidad de la Provincia de Buenos Aires.
Esta operación fue realizada por un intermediario, a precio sobrevaluado a fin de que los beneficios, una vez pagados los verdaderos propietarios, fueran repartidos entre funcionarios del Ministerio de Guerra. La suma había sido aprobada en el presupuesto del Ministerio de Guerra por el Congreso, previo pago de sumas de dinero a diputados radicales y al presidente de la Cámara de Diputados y de la Comisión de Presupuesto.
Esta denuncia fue fogoneada por el senador conservador, Benjamín Villafañe, y descubierta por el ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, quien actuaba movido por el rencor como consecuencia de la intervención decretada por Ortiz a su gobierno. La denuncia ponía en tela de juicio la política moralizadora de Ortiz, pues éste había firmado el decreto autorizando concretar la operación de compra de las tierras a petición del Ministro de Guerra, el general Carlos Márquez.
En abril de 1940 murió María Luisa Iribarne, esposa de Ortiz, y el primer mandatario estuvo recluido en su domicilio particular varias semanas. El fallecimiento de su mujer junto a la denuncia de la compra fraudulenta de tierras en El Palomar, terminó de afectar la moral y el ánimo del presidente y su salud.
La Comisión investigadora estuvo presidida por Alfredo Palacios, quien determinó la participación de los diputados involucrados y solicitó la formación de un juicio político al Ministro de Guerra, evitando solicitar el enjuiciamiento a Ortiz, que de realizarse provocaría una grave situación institucional, ante la posibilidad real de un retroceso en la política de lucha contra el fraude iniciada por el Presidente.
Inesperadamente, el Presidente Ortiz presentó su renuncia a la Presidencia de la Nación, el 22 de agosto de 1940, a modo de protesta por el voto del Senado al informe presentado por la Comisión Investigadora, cuestionando las sospechas del informe sobre su Ministro de Guerra, lo cual era considerado por Ortiz como un ataque a su persona. Esta decisión también fue una estrategia política destinada a desactivar el avance de la investigación parlamentaria, envalentonada por los legisladores conservadores más duros.
La Asamblea Legislativa rechazó la renuncia del Presidente Ortiz, el 24 de agosto de ese año, por 170 votos contra uno, luego de una campaña de apoyo a su favor realizada por la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y la Concordancia, quienes consideraron a Ortiz como inocente de la acusación de complicidad en este escándalo. Esta votación fue considerada por Ortiz como un “pronunciamiento nacional” a su favor, anunciando su voluntad de proceder a reasumir la presidencia cuando su salud mejorara, proyecto político que contaba con el apoyo de la Unión Cívica Radical, hasta entonces presidida por Marcelo Torcuato de Alvear, la cual había resultado favorecida con un gran número de bancas en el Congreso en las elecciones legislativas de 1940, gracias a la política de limpieza electoral impulsada por Ortiz.
Actuación en la Segunda Guerra Mundial
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 determinó que la Argentina se declarara neutral en el conflicto.
Sin embargo la lucha armada alcanzó las aguas del Río de la Plata, cuando en diciembre de 1939, el Acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee libró una batalla naval con buques británicos en las aguas del estuario.
Acorralado y con el buque dañado, el capitán Hans Langsdorff ordenó el hundimiento de su propia nave, mientras la tripulación fue internada en la Argentina, en medio de la conmoción de la opinión pública argentina y uruguaya, que se prolongó con el suicidio de Langsdorff en el Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires.
Una de las medidas más controvertidas de su mandato con relación al conflicto fue la circular secreta antisemita firmada en 1938 por el canciller también radical José María Cantilo, que ordenó “a cónsules argentinos en Europa negar visados a 'indeseables o expulsados', en alusión a ciudadanos judíos de ese continente”.
En el ámbito de la política internacional, coetánea al estallido de la Segunda Guerra Mundial mostró una actitud neutral, en el ámbito comercial tuvo un trato muy favorable con el Reino Unido, al cual concedió ventajas comerciales.
La salud del Presidente Ortiz empeoró progresivamente, quedando ciego completamente, por lo que presentó su renuncia definitiva al cargo de presidente 27 de junio de 1942.
Falleció el 15 de julio de ese año, asumiendo la presidencia Ramón S. Castillo, quien dejaría de lado las políticas reformistas de Ortiz y afianzaría el retorno de los conservadores a los puestos políticos claves de la administración.