Nació en Bruselas y falleció en París. En Argentina trabajó como maestro; hasta 1951 vivió en Buenos Aires con su familia. Gracias a una beca del gobierno francés se instaló en París para cursar estudios; llevó a cabo traducciones de Poe y Yourcenar para poder sobrevivir. Cuando comenzó a escribir poesía, lo hizo bajo el seudónimo de Julio Denis y escribió Presencias, 1938. Fidel Castro le invitó a viajar a Cuba después del triunfo de la revolución; Cortázar siempre fue un fiel defensor de la revolución a través de numerosos artículos y conferencias. Conoció de cerca el triunfo sandinista en Nicaragua y escribió Nicaragua tan violentamente dulce, 1984. A finales de 1983 realizó un último viaje a su país de origen; en Buenos Aires fue recibido muy bien por sus compatriotas. Entre las obras de Cortázar merece la pena destacar: Los reyes, 1949, poema en prosa sobre el mito del Minotauro, donde el Minotauro representa al poeta. Durante los primeros años escribió cuentos a la manera de Borges, eje de la vida literaria de Buenos Aires, abrió las puertas a la ficción fantástica dejando de lado el realismo romántico. Aparecieron los relatos cortos titulados Bestiario en 1951, donde también dejará sentir la influencia de su maestro Poe, destacando los modismos que utilizan sus personajes y donde él habla de la clase media que fluye; por otra parte, lo fantástico irrumpe con fuerza en lo cotidiano como en: Historias de Cronopios y de Famas, 1962; Las armas secretas, 1964; Octaedro, 1974.
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La definitiva consagración del autor fue con su novela Rayuela, 1963, novela de múltiples lecturas; en ella experimentó con el lenguaje y es allí donde la instancia poética predomina sobre el lenguaje enunciativo; es un libro muy criticado y polémico, sin embargo ha sido traducido a todas las lenguas.
En la misma novela, Cortázar hizo una reflexión sobre la obra El libro de Manuel, 1973, acerca de la acción revolucionaria y los conflictos que plantea a nivel intelectual. 62: Modelo para armar, 1968, es una novela sentimental donde el lector juega un papel importante, ya que debe valerse de la imaginación para entrar de lleno en el libro. La técnica del collage la empleó en La vuelta al día en ochenta mundos, 1967 y Último round, 1969, donde rompió con los moldes establecidos; son textos de difícil clasificación por estar mezclados diversos géneros: los recortes periodísticos, la prosa, la poesía, el humor, la ternura y la ironía, entre otros. Escribió un cuento autobiográfico que tituló Un tal Lucas, 1979, y de temática fantástica, Queremos tanto a Glenda, 1981. En 1988, tras el fallecimiento del autor, se publicó El examen, obra considerada predecesora de Rayuela. |