Alejandro Aguado el mecenas de San Martín

Alejandro Aguado era un político, militar y banquero navarro, nacido en Corella descendiente de una distinguida familia judía. Durante la invasión francesa ocupó el puesto de coronel, y fue ayudante de Soult. Una vez caído el imperio se trasladó a Francia donde fundó una casa de banca que llegó a ser una de las más importantes.

La vida de Alejandro María Aguado fue novelesca y fascinante. Natural de Sevilla, era seis o siete años menor que José de San Martín, del que llegó a ser su mejor e íntimo amigo. Comenzó sus estudios en Sevilla recibiendo una base matemática superior a la corriente y después abrazó la carrera militar por vocación, ya que la fortuna de sus padres lo tenían cubierto de necesidades. Ingresó en el ejército real en 1799 siendo joven, rico y alegre, en contraste con San Martín, que era de carácter reservado y serio; sin embargo, coincidían en aspectos como la honradez de intenciones , rectitud y transparencia de conducta, si el Libertador pudo ser maestro de Aguado en el campo de batalla, éste fue el de San Martín en sus correrías juveniles y las fiestas mundanas.
Debido a esa íntima y fraterna amistad, fue uno de los pocos que gozó del tuteo del Padre de la Patria. Aguado empezó su carrera comercial como proveedor del ejército napoleónico en Andalucía. En 1813 salió de España y se quedó en disponibilidad con arreglo a una ley de Napoleón.
Hizo su primera fortuna, introduciendo productos franceses a América y llevando de aquí, productos americanos y andaluces a Francia. Además de esta actividad se inició en el negocio bancario. Fue un gran mecenas del siglo XIX, que apoyó las artes plásticas y la música como pocos.

El notable hombre de negocios, nombró en su testamento a San Martín, por quien tenía tan particular devoción, apoderado general de sus negocios, y albacea y tutor de sus hijos menores. En 1832, José de San Martín enfermo y sin recursos fue auxiliado por Aguado, ante las deudas que peruanos, chilenos y el Estado argentino tenía con el prócer, que finalmente fueron mal pagadas y a destiempo, tras muchas gestiones.

Bartolomé Mitre lo testimonia escribiendo: '... su destino, según sus propias palabras, era ir a morir a un hospital. Un amigo compañero de armas suyo en la guerra de la Península, un español, el opulento banquero Aguado, vino en su auxilio y le salvó la vida, sacándolo de la miseria. Le hizo adquirir la pequeña residencia de campo de Grand Bourg, a orillas del río Sena ...".
Una calle lateral del Instituto Sanmartiniano de la ciudad de Buenos Aires, lleva el nombre del que fue amigo del Libertador, como símbolo de esta histórica amistad.

Alejandro Aguado, el amigo de José de San Martín

Alejandro Aguado, el amigo de José de San Martín
En 1834, el banquero Aguado, facilitó la compra de la casa de Grand Bourg, a que se refiere Sarmiento, y allí se retiró San Martín en condición más holgada. El matrimonio Balcarce partió para Buenos Aires y estuvo ausente más de dos años, pero volvió después a Francia para habitar la casa de Grand Bourg. En 1838, Mercedes tenía dos hijas pequeñas. Florencio Balcarce, el poeta, hermano de Mariano, que se hallaba ese año en París, describe así, en carta íntima, la vida de la familia.



Participó de la Logia Integridad de Cádiz, a la que posteriormente se incorporara José de San Martín. La muerte de Aguado contada por San Martín en una carta remitida desde Grand Bourg, le expresa a Tomás Guido: "Mi salud se repara de día en día a beneficio de los aires del campo y de la sociedad de la familia del señor Aguado, antiguo compañero de armas del mismo Regimiento de España y seguro amigo, cuya familia vive al lado de la casita de campo que habito". Lamentablemente, esta fructífera relación personal se vio truncada en 1842 por la súbita muerte de Aguado. En un viaje de inspección a sus minas de carbón en Asturias, fue sorprendido por una terrible tormenta de nieve.

Muchas veces, no se ve el trasfondo de la historia, y generalmente se escribe solo la parte novelesca. El caso de nuestro Gran Capitan, es uno de tantos… Cuando emigra a Francia, lo hace con unos pocos pesos, esperando que el Estado Argentino, Chile y Peru le paguen lo prometido.. No existian cuentas cifradas en Suiza o las Islas Caiman. Nuestro héroe máximo, como tambien Juan Manuel de Rosas, pasaron penurias económicas muy importates, que a la postre fueron mitigadas por amigos o parientes, hasta conseguir el pago estipulado de tan importantes servicios. Un Judio Sefaradi Converso, español, fue el que permitió vivir sus últimos años con cierta dignidad a Don José,y la historia,poco se acuerda de él.. Y conste, que solo mediaba una intima amistad entre los dos, se cuenta, que era el unico hombre al que el Libertador tuteaba..

En este aniversario del fallecimiento de San Martin, un humilde homenaje al que reemplazó las obligaciones de nuestra patria en los últimos años de su vida-

Aguado y José de San Martín

Aguado había nombrado en la década de 1830 a su amigo el general argentino José de San Martín, -compañero de armas en el ejército español, previamente a su pase al ejército napoleónico- su albacea testamentario y tutor de sus hijos, haciéndolo además heredero de todas sus alhajas y condecoraciones personales. El artífice de la independencia de Argentina, Chile y Perú, retirado de la vida política de las naciones americanas, y autoexiliado en Europa, se encargó de la compleja misión de ejecutar el testamento y repartir la inmensa fortuna, que se estimaba en más de sesenta millones de francos, vendiendo las minas y posesiones y la colección de obras de arte que eran la admiración de toda Europa, y que hoy se exponen en importantes museos del mundo.

En septiembre de 1842 José de San Martín le escribió al general Guillermo Miller:

Mi suerte se halla mejorada, y esta mejora es debida al amigo que acabo de perder, al señor Aguado, el que, aun después de su muerte, ha querido demostrarme los sentimientos de la sincera amistad que me profesaba, poniéndome a cubierto de la indigencia.