Desde Ancón, y luego desde Lima, San Martín envió una serie de campañas para incorporar al Protectorado al resto del Perú, pero algunos triunfos parciales no pudieron evitar que el Virrey se hiciera fuerte en la Sierra y fijara su capital en Cuzco; el Protector no tenía fuerzas para enfrentarlo con probabilidades ciertas de triunfar.
Durante su protectorado recibió una carta del general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Bolívar, para la campaña en el territorio de la Presidencia de Quito (actual Ecuador), en el que reclamaba la incorporación a la misma del batallón Numancia. que a poco de desembarcar San Martín en territorio peruano, se había pasado a sus filas.
San Martín se negó a perder la excelente unidad, y en su lugar envió una División Auxiliar al mando de Juan Lavalle que participarían en las batallas de Riobamba y Pichincha.
La situación de los realistas en Quito, si no desesperada, era dificilísima el general venezolano José Antonio de Sucre, que ilustró su nombre en la victoria de Ayacucho, había sido derrotado por los españoles en Huaqui. Para no ser aniquilado por completo y estar en condiciones para poder combatir con éxito a los realistas, pidió tropas a San Martín, quien mandó en su auxilio una división peruano-argentina, en la que figuraban, entre otras fuerzas, el batallón número 4, formado sobre la base del 8 de los Andes, glorioso resto de los libertos de Cuyo diezmados en Chacabuco y Maipú y un escuadrón de los históricos granaderos, mandados por Juan Lavalle.
Combate de Riobamba
Las fuerzas enviadas por el general San Martín en apoyo de las de Sucre se unieron a éstas y marcharon hacia Quito. Llegados a este punto, Sucre, alentado por este auxilio recibido, tomó la ofensiva y se dispuso a atacar a los realistas que lo esperaban en la villa de Río Bamba, al pie del Chimborazo. Pero antes de lanzarse, Sucre dispuso que Lavalle con sus granaderos y los dragones colombianos reconocieran la posición del enemigo.
Lavalle y sus 96 Granaderos de los Andes, atravesaron la Villa de Ríobamba (Ecuador) y al desembocar en una llanura, situada a la espalda del caserío, se encontraron con fuerzas realistas compuestas por tres escuadrones de caballería de ciento veinte hombres cada uno, que iniciaba un movimiento de avance en columnas paralelas. En esta formación penetró en un callejón, lo que la obligó a disminuir su frente, estrechando los intervalos.
Juan Lavalle comprendió la ventaja que le proporcionaba semejante maniobra y sin perder tiempo, cargó a fondo con sus noventa y seis soldados, derrotando a los realistas, a quienes acuchilló hasta el pie mismo de las posiciones ocupadas por sus infantes. Antes de que los vencidos pudieran reaccionar, retrocedieron los de Lavalle, engañando a los realistas, quienes, creyéndoles en retirada, se lanzaron en su persecución a gran galope, separándose así una gran distancia de sus masas de infantería.
Entonces, los granaderos, reforzados con treinta dragones colombianos, dieron la cara, sableando y derrotando por segunda vez a los escuadrones realistas.
Esta brillante acción inutilizó la caballería española por todo el resto de la campaña e hizo posible la victoria de Pichincha un mes después, en que Lavalle y sus granaderos volvieron a cubrirse de gloria. En el parte de la Batalla que elevó Lavalle al general San Martín, narrándole el suceso, le decía que era preciso nombrar al valiente sargento mayor Alejo Bruix, al teniente Francisco Olmos, a los sargentos Díaz y Vega y al granadero Lucero, como los de más mérito por su intrepidez. Juan Lavalle luego de este combate sería conocido como el "León de Riobamba"
Batalla de Pichincha
La batalla de Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán Pichincha, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito.
El encuentro, que ocurrió en el contexto de las guerras de independencia hispanoamericanas, enfrentó al ejército independentista bajo el mando del mariscal venezolano Antonio José de Sucre y al ejército realista comandado por el comandante Melchor Aymerich. La derrota de las fuerzas españolas condujo a la liberación de Quito y aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la que finalmente emergió la que hoy conocemos como República del Ecuador.
En esta batalla se destaco Félix de Olazábal que organizó un batallón de infantería de peruanos y ecuatorianos, con los que, a órdenes de Santa Cruz, hizo la campaña de Quito. Fue el jefe de infantería más destacado en la batalla de Pichincha, que decidió la caída de los realistas en el futuro Ecuador, por la rapidez con que ocupó las posiciones más altas que los realistas pretendían utilizar como base para la defensa. Fue ascendido a coronel por méritos de guerra.
En esta batalla como en la de Riobamba peleo el coronel Juan Lavalle al mando del Escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes de 96 jinetes,.